La vida es cambiante: dudas, preocupaciones y luego otra vez una fe firme y alegría. Pero hay una magnitud en la que podemos confiar permanentemente, dice el Apóstol Mayor Schneider.
Una palabra que el Apóstol Mayor Schneider anotó hace muchos años como joven Diácono y que ahora leyó por casualidad fue la base de su prédica del domingo 8 de noviembre de 2020 en Nürtingen (Alemania). En sus explicaciones se refirió a la relación de los creyentes con Jesucristo. La base fue la palabra de Proverbios 17:17: “En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia”.
Jesucristo es nuestro amigo
- Jesús nos ama y quiere nuestro bien: “Siempre nos quiere hacer el bien”, dijo el Apóstol Mayor Schneider.
- Jesús cultiva la comunión con nosotros: Jesús nos invita una y otra vez. “Ven a mi casa, ven a los Servicios Divinos. Ven, tengamos la Santa Cena juntos. Ven, quiero que vivas conmigo para siempre en mi reino”.
- Jesús nos abre su corazón: “Jesús dijo a sus discípulos: ‘Vosotros sois mis amigos, os doy a conocer todas las cosas que oí de mi Padre’. No os oculto nada”.
Y Jesús amó con constancia, dijo el Apóstol Mayor: “Jesús nos ama incluso cuando a veces lo olvidamos, incluso cuando lo dejamos sigue amándonos, nada cambia en su amor”.
Somos amigos de Jesucristo
- Amamos a Jesús y hacemos su voluntad: “Jesús dijo: ‘Mis amigos son los que hacen la voluntad del Padre o los que hacen mi voluntad’” (cf. Mateo 12:50). Y el Apóstol Mayor Schneider deja claro: “Hacemos su voluntad, lo servimos porque lo amamos, porque es nuestro amigo, esa es nuestra motivación”.
- Buscamos la comunión con Jesús: “Anhelamos estar con Él, en su casa, en la comunión de sus discípulos. Anhelamos estar con Él para siempre”.
- Le abrimos nuestro corazón: “Jesús es nuestro amigo al que podemos decir todo y al que le decimos todo; especialmente en la oración”.
No hay nada peor que cerrar el corazón por ira o decepción. “Simplemente cuéntale todo, incluso si quieres reprocharle algo”, dijo el Apóstol Mayor Schneider. “Mientras hables con Él, puede ayudarte y también lo hará”.
Somos hermanos y hermanas de Jesús
- Comparte nuestras alegrías y penas: “Cuando estemos necesitados, recordemos siempre que tengo un hermano mayor que comparte mi dolor”.
- Adoptó la condición de hombre como nosotros para redimirnos: “Jesús, por su mérito, su sacrificio en la cruz, se merece la gloria”.
- Tenemos el mismo Padre: “Hemos recibido la naturaleza y la vida de Dios a través del renacimiento de agua y Espíritu y, por lo tanto, somos hermanos y hermanas del Señor”.
- Somos coherederos con Cristo: “Jesús lo recibió todo del Padre. Y como somos sus hermanos y hermanas, lo comparte con nosotros. No dice: ‘Mira tú cómo lograrlo’. No, Él comparte su gloria”.
Y eso tiene continuidad, dijo el Apóstol Mayor Schneider sobre el amor de Jesús: “Tenemos un buen amigo que nos ama siempre. Él no cambiará. Aunque yo haga una tontería, aunque lo deje, Él me sigue amando”.
Los amigos de nuestro amigo también son nuestros amigos
- Nuestra comunidad se basa en el amor a Jesucristo: “No estamos juntos porque nos encontramos simpáticos. Estamos juntos porque somos amigos de Jesucristo. Y el amor de Jesucristo es lo que nos une”.
- Ayudamos a los hermanos y hermanas necesitados: “Estamos muy agradecidos de que los hermanos y hermanas estén dispuestos a hacer sacrificios para que también podamos apoyar a otras Iglesias regionales necesitadas”.
- Como Dirección de la Iglesia, ayudamos a las Iglesias regionales: “Agradezco a todos los donantes, agradezco a los directorios, a la asamblea nacional, a todos los que se involucran en esto, que siempre estén de acuerdo”, para que la Dirección internacional de la Iglesia pueda ayudar a las Iglesias regionales que no pueden mantenerse económicamente.
Y con respecto a los hermanos en la fe que ya no buscan la comunión, añadió el Apóstol Mayor Schneider: “Decimos las cosas en serio. Amamos a los hermanos. Nos amamos el uno al otro. Y si algún hermano o alguna hermana se pierde y ya no viene, eso nos duele. Los echamos de menos”.