Los Sacramentos (23): La mesa del Señor tendida con abundancia
El Nuevo Testamento dice muy poco sobre el “cómo”, y mucho más sobre el “por qué” y el “para qué”. Cómo interpreta la Biblia la Santa Cena. Una visión general por medio de las palabras de quien la instituyó, Jesucristo.
“Esto es mi cuerpo…”
El término griego “soma” significa no solo el cuerpo, sino toda la persona. La frase anterior describe qué constituye Jesús: “Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio”. Es un resumen de la historia de su vida: Él acepta el cuerpo, que es partido y dado a la muerte. La Santa Cena celebra la encarnación de Dios.
El cuerpo de Cristo es también la Iglesia de aquellos que son bautizados en Él. Se trata de comunión, no solo de reunirse, sino de encontrarse unos con otros para estar juntos. El Apóstol Pablo lo deja claro cuando les habla a los corintios sobre los abusos que cometen al no prestar atención unos a otros en la cena. La Santa Cena celebra la comunión íntima con la comunidad y su Señor.
“… que por vosotros es dado”
A veces dice “dar”, otras veces “entregado” o incluso “traicionado”: Cuando Jesús da a los discípulos una perspectiva de su futuro, o Judas Iscariote es calificado de traidor, el texto básico habla de “paradidomi” que denota la forma agudizada de “dar”. La Santa Cena celebra la entrega total de Jesucristo.
“Esto es mi sangre…”
Marcos y Mateo citan aquí las palabras de Moisés cuando en el Monte Sinaí roció al pueblo con la sangre de los animales de sacrificio como señal del pacto de Dios con Israel. Pablo y Lucas, por otro lado, hablan de un nuevo pacto, como lo anunció el profeta Jeremías. De cualquier manera, la Santa Cena celebra el pacto de Dios con la humanidad.
“… que por vosotros se derrama…”
Y otra vez el “por vosotros”. Jesús no actúa para su propio beneficio, sino al servicio de la humanidad. Esto se refiere a la profecía de Isaías sobre el sufrimiento del siervo de Dios en representación de los demás, que puso su “vida en expiación por el pecado”. La Santa Cena celebra el sacrificio de Jesucristo.
“… para remisión de los pecados”
Esto solo se encuentra tan claramente en Mateo. Pero la sangre del sacrificio expiatorio y el sufrimiento del siervo de Dios no dejan lugar a dudas de que los otros tres testigos bíblicos también se refieren a esto: La Santa Cena celebra el acto de redención de Jesucristo.
“Haced esto en memoria de mí”
Solo Pablo y Lucas transmiten el mandato de que se repita. Pero según los Hechos de los Apóstoles, la primitiva comunidad de Jerusalén ya perseveraba en el partimiento del pan, la forma temprana del festejo de la Cena del Señor. La Santa Cena celebra el pasado con Jesucristo.
“Así, pues, todas las veces… la muerte del Señor anunciáis…”
Anunciar (“katangello”) no es un recuerdo silencioso e introvertido, sino una proclamación a viva voz. Y no ocurre en el pasado, sino con cada repetición, una y otra vez en el aquí y ahora. La Santa Cena celebra la confesión a Jesucristo y su presencia.
“… hasta que él venga”
Solo Pablo conoce la referencia al retorno de Cristo. Pero los tres Evangelistas van un poco más allá e incluso ponen sus ojos en el futuro reino de Dios con la llamada declaración de renunciamiento (del “fruto de la vid”). La Santa Cena celebra el futuro con Jesucristo.
“El que come mi carne y bebe mi sangre…”
El Evangelio de Juan no informa sobre la última cena como tal. Pero en ningún otro lugar se hace tan drásticamente claro lo indispensable que es la Santa Cena: Solo el que “mastica” su carne, como dice la traducción literal, “tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”. La Santa Cena celebra la salvación eterna en Jesucristo.
Aquí ya se sugiere el concepto de “Sacramento” que los Padres de la Iglesia formularon recién más tarde. Previamente, el festejo de la Cena del Señor dio lugar a los Servicios Divinos cristianos. Los próximos episodios de esta serie tratarán sobre esto.