Un fiel colaborador de la Iglesia… Esto suena como un buen título sobre la vida de Johann Rissik Kitching, quien fue responsable del destino de la Iglesia Nueva Apostólica en el sur de África durante muchos años. ¿Quién fue este hombre? Una reseña en honor a su centenario.
Johann Rissik Kitching nació el 29 de noviembre de 1920 en Knysna (Sudáfrica). La ciudad está situada en la Ruta de los Jardines en la Provincia del Cabo Occidental. Pero por más tranquila y llena de turistas que haya sido esa región, las condiciones de vida pueden ser difíciles cuando faltan las necesidades más básicas. El joven Rissik provenía de un entorno muy pobre. Su padre trabajaba en una plantación, otros cinco hermanos exigían mucho esfuerzo a sus padres. No es que el posterior Apóstol de Distrito se quejara de ello, sino todo lo contrario, en su infancia aprendió lo que lo distinguió a lo largo de su vida: la comprensión por las preocupaciones del prójimo y el sentirse bien por formar parte de una comunidad más amplia. Pensar por la familia también puede ser positivo para aprovecharlo en la vida de la Iglesia.
Experiencias significativas
Johann Rissik Kitching tenía 14 años cuando él y su familia se unieron a la Iglesia Nueva Apostólica. El entonces Apóstol Heinrich Franz Schlaphoff los selló en 1934. Este Servicio Divino debió ser una experiencia decisiva para la familia, ya que en el mismo Servicio Divino su padre recibió el ministerio de Pastor. Además del trabajo y la familia, ahora se agregaba la actividad en la Iglesia. Gracias a Dios las distancias eran cortas, porque los Servicios Divinos en la pequeña comunidad de Malmesbury –mientras tanto la familia se había mudado a esta ciudad ubicada un poco al norte de Ciudad del Cabo– se celebran ahora en la casa de la familia Kitching.
La responsabilidad llama a la puerta
De tal palo tal astilla. Poco a poco la responsabilidad llamó a la puerta de Rissik, de 22 años. En 1942 el hijo siguió al padre y también recibió el ministerio de Pastor. Surgió así una pequeña línea de sentido nuevoapostólico, que tiene un antes y un después: antes de él el padre, después de él su hijo. Ese mismo año el joven se casó con su esposa Aletta. Su hijo, que también fue bautizado como Johann Rissik, se convirtió en el sucesor de su padre en la Iglesia 38 años más tarde como Apóstol de Distrito en la Iglesia regional África del Sudeste con sede en Johannesburgo.
El 16 de agosto de 1964 fue un día importante: En Dortmund, el Obispo Johann Rissik Kitching recibió el ministerio de Apóstol de manos del Apóstol Mayor Walter Schmidt. Ese no iba a ser el único viaje a Dortmund. Diez años más tarde, el 13 de octubre de 1974, el Apóstol fue nombrado Apóstol de Distrito para la Iglesia regional Transvaal, como se conocía entonces. Incluía la responsabilidad de la asistencia espiritual y la administración de los entonces países y homelands de Bophuthatswana, Lesotho, Mozambique, Swazilandia, Transkei y Venda. Muchos grupos étnicos diferentes vivían allí con tantos idiomas, culturas y tradiciones. Pudo trabajar en esa tarea durante 14 años, hasta el 2 de octubre de 1988, cuando el Apóstol Mayor Richard Fehr lo colocó en descanso el Domingo de Agradecimiento en el salón Rembrandt de la capital sudafricana de Pretoria.
Servicio fiel, conducción segura
Seis años pudo vivir en descanso ministerial. Medio año antes de cumplir 74 años, el 18 de julio de 1994, el Apóstol de Distrito J. R. Kitching murió por un derrame cerebral. Las honras fúnebres fueron dirigidas por el entonces Apóstol de Distrito Klaus Saur en presencia de los Apóstoles de Distrito Ernst H. Graf y Duncan B. Mfune y varios Apóstoles sudafricanos cuatro días después en la iglesia de Dinwiddie. El texto bíblico para la bendición póstuma de 2 Timoteo 4:7-8 encajaba bien con la meta que tuvo en la vida el Apóstol de Distrito fallecido: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida”.
En su obituario, Richard Fehr, el Apóstol Mayor en actividad en ese momento, lo describió como un hombre que había estado estrechamente vinculado con el Apóstol Mayor. Había servido fielmente, había dado lo mejor y había preservado diligentemente la pureza de la doctrina de Jesús. “Fue una figura destacada en la fe que irradió calma y seguridad, y con su servicio hizo felices a las almas que le habían sido confiadas conduciéndolas con seguridad.
Últimos pensamientos
En su última prédica de 1988, el Apóstol de Distrito Kitching dijo entre otras cosas: “Qué gran y única recompensa nos espera por lo poco que hacemos aquí. Digo conscientemente: lo poco. Qué son 17 años en el distrito Transvaal; qué son 50 o 60 años en la tierra comparados con la eternidad […] Quiero ser digno en el día del Señor y deseo que vosotros también lo seáis, para que entonces podamos vivir en la casa del Padre para siempre”.
Una de sus frases transmitidas hasta hoy, fue la que pronunció en un Servicio Divino para la juventud en julio de 1981: “Querida juventud, ¿cómo madura un fruto? De adentro hacia afuera, no de afuera hacia adentro”.
Foto: NAC International