En aquel entonces, cuando los pastores en el campo escucharon el mensaje de Navidad, oyeron dos llamamientos: ¡con gran gozo y sin temor! El nacimiento del Hijo de Dios debería transmitir gozo a todas las personas y hacer perder el temor de cada individuo. ¿Nosotros oímos lo mismo?
“No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor”. Estas son las conocidas palabras de Lucas 2:10-11. ¡Quién no las conoce! En Navidad, los cristianos de todo el mundo recuerdan el nacimiento de Jesucristo. Dependiendo de donde vivan, celebran la Navidad en lo profundo del invierno o en pleno verano. Algunos viven en la abundancia, otros no tienen recursos. Algunos están rodeados por una gran familia, mientras que otros no tienen a nadie. Pero la alegría de la Navidad es para todos igual porque se basa en una fe común: Dios es amor y envió a su Hijo a la tierra para salvar a la humanidad.
Recordar lo esencial
Pero olvidar el temor no es tan fácil. Tomemos el año que está llegando a su fin: probablemente permanecerá grabado en la memoria colectiva de la humanidad como el año de la pandemia del coronavirus. Se lamentan muchos cientos de miles de muertos, muchos destinos individuales llenos de tristeza, muchos asientos vacíos. Uno puede volverse temeroso y ansioso. Pero el mensaje del ángel en Navidad tampoco se limita a la vida cotidiana: se trata de un gozo diferente, porque el temor del alma puede ser puesto a un lado. Los eventos que producen temor no deben hacernos olvidar lo esencial: ¡Cristo quiere redimir a los seres humanos de forma definitiva y para siempre! Todas las pruebas, por más difíciles y persistentes que puedan ser, no son importantes comparadas con la maravillosa herencia que Dios nos ha preparado.
El Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider, el máximo dirigente internacional de la Iglesia Nueva Apostólica, lo expresa de esta manera: “Lo que Dios nos da es siempre más grande que aquello de lo que nos priva”.
El retorno de Cristo no es un sueño
Lo que él y los Apóstoles de la Iglesia Nueva Apostólica proclaman una y otra vez en sus prédicas es el mensaje de la encarnación de Dios, que va acompañado por la gozosa esperanza de un futuro mejor. El retorno del Señor no es un sueño, ¡como tampoco su nacimiento fue el invento de unos judíos soñadores! Esto no solo suena bien, es el programa del cristiano creyente. Quien confía en Jesucristo, cree en Él y lo sigue, salvará su alma. La fe en el retorno de Cristo da fuerza, fortalece en circunstancias difíciles, transmite valor y mantiene a la comunidad del Señor firmemente unida en un espíritu, en una mente, en una esperanza.
Por favor, darlo a conocer…
“Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado. Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían. Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho”.
¡Los editores de nac.today desean una bendecida Navidad y buena salud!
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