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Deja que Cristo viva en tu corazón

abril 16, 2015

Author: Oliver Rütten

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Quejarse, enojarse, no ir al Servicio Divino … entonces el alegre mensaje de que ‘Cristo vive’ se vuelve no creíble. En su prédica de Pascua, el Apóstol Mayor Schneider habló de una revolución en tiempos de Jesús, así como de los cambios necesarios en nuestro tiempo.

El Servicio Divino de Pascua, el 5 de abril de 2015, fue oficiado por el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider en Metz/Francia. 1.085 jóvenes participaron del mismo. El Apóstol Mayor basó su prédica en Colosenses 1:27: «… a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria».

«Pascua es la fiesta de la alegría y la esperanza. Para entender correctamente la importancia de la fiesta de Pascua y la resurrección de Jesucristo, uno debe transportarse al contexto de ese tiempo», expresó el máximo dirigente de la Iglesia. Sólo así se puede llegar a comprender lo que Jesús representaba para sus discípulos y los creyentes de entonces. «En su religión, en su fe, los judíos tenían una idea determinada de Dios: Dios era el Dios estricto, el Juez supremo que vive en el cielo. Y entonces viene Jesús y les muestra un Dios completamente diferente. Les explica que Dios es su Padre, alguien con quien uno puede hablar, que es un Dios de amor, un Dios de paciencia, un Dios que está muy cerca, al que se puede tocar». Eso habrá sido una revolución, algo totalmente nuevo. «Así los discípulos de repente descubrieron a través de Jesús a otro Dios, el verdadero Dios: Dios es amor. Dios está cerca. Dios es indulgente. Él es paciente».

Jesús glorificó a Dios

Jesús era un ejemplo para los hombres. «Al cumplir su encargo, Jesús glorificó a su Padre y aseveró: ¡Veis, es posible!», explicó el Apóstol Mayor Schneider. «Él mostró con su ejemplo que en un mundo corrompido por el pecado uno puede ser y quedar puro. Jesús demostró que en un mundo injusto uno puede seguir siendo justo, que en un mundo intolerante uno puede practicar la tolerancia, que en un mundo abierto al juicio, la venganza y el odio, uno puede perdonar. Les mostró que en mundo lleno de mentira uno se puede quedar en la verdad.

Jesús anunció la gloria de Dios

«Jesús les dijo: No todo terminó cuando uno muere, sino que sigue. Un día podrán entrar en el reino de Dios, en la gloria eterna y morar junto con Dios. Él les abrió una perspectiva de futuro que hasta ese momento no conocían». La visión de los hombres de ese tiempo estaba muy limitada a lo material: «Pero Jesús les explicó: Es todo mucho mejor, uno puede llegar al reino de Dios, al reino de los cielos». Y luego Jesús fue detenido, torturado y finalmente lo mataron. «¿Qué significó eso?», preguntó el principal dirigente de la Iglesia y explicó los vaivenes de la cronología de los sucesos de aquel entonces: La muerte de Jesús también cambió la forma de ver de sus discípulos. De repente Dios era un Juez sin concesiones. El mal triunfó sobre el bien. «Egoísmo, dinero, mentiras, violencia y corrupción cumplieron un papel clave durante el tiempo de pasión», expresó el Apóstol Mayor. Se había perdido la esperanza.

Los discípulos están entusiasmados por la resurrección

«Y entonces vino Jesús, había resucitado. ¡Vivía! En ese momento los discípulos comprendieron: Él tenía razón, su Dios es el verdadero Dios. Dios es realmente un Dios de amor, un Dios de paciencia, que está cerca. El bien es más fuerte que el mal, la muerte no es el fin, hay un futuro grandioso, ¡el reino de Dios! Los discípulos estaban entusiasmados por saber que Cristo había resucitado», mencionó el Apóstol Mayor Schneider. «¿Y qué pasó con este fantástico mensaje? Los discípulos lo difundieron sobre la tierra. Ese mensaje siguió vivo porque Cristo de allí en más vivió en sus discípulos a través del Espíritu Santo».

Dejar vivir a Jesús en el corazón

«Todos los que fueron testigos de la resurrección, ya hace mucho que fallecieron», resumió el Apóstol Mayor Schneider y se refirió al encargo dado a los cristianos que viven actualmente: «No alcanza con ser bautizados y sellados. Debes dejar que Jesús viva en tu corazón. Debes vivir intensamente tu fe». El siervo máximo siguió explicando: «Dejar que Cristo viva en ti, también significa tomarse de vez en cuando el tiempo para leer en la Biblia lo que Jesús dijo». El Apóstol Mayor pidió encarecidamente: «¡Habla con Jesús, habla con Dios en la oración! ¡Ámalo de todo corazón! Dejar que Cristo viva en nosotros también significa dejarlo decidir, dejar que determine nuestros pasos, dejar que nos enseñe la dirección correcta que debemos seguir».

Poco lugar para la esperanza en el mundo

Y luego el Apóstol Mayor describe el paralelismo con nuestra época: «Tan raro como parezca, pero más uno se ocupa del mundo de hoy, más semejanzas descubre con el mundo de los discípulos de ese entonces. Hoy Dios está muerto, ausente para muchas personas. Y después de todo, si existiera, ¿cómo puede permitir todas esas atrocidades sobre la tierra? Dios está muerto y enterrado. Otros, en cambio, sostienen que Dios existe, pero que de ninguna manera es nuestro Dios: Él es un Dios inexorable, intolerante, que pide que se mate a sus enemigos, que se mate a todos los que no piensan como nosotros. Este Dios está cada vez más presente en el sentir de los seres humanos. Otros, por su parte, anhelan tener un Dios estricto, que dé reglas. Entonces las cosas al menos serían blancas o negras, buenas o malas, y si hay algo malo, entonces tiene que haber castigo. Eso sería bueno, un Dios que hace que haya orden».

«Muchas personas están desesperadas porque tienen la impresión de que el mal definitivamente ha triunfado. En el mundo reinan el egoísmo, el dinero, la mentira, el soborno. Aquí no quiero hacer un discurso político, pero seamos realistas, miremos una vez las noticias, eso ya alcanza. Miremos lo que sucede en los diferentes países, ya no queda espacio para la discusión. Objetivamente hay que confesar que es verdad: El mundo está regido por la ley del más fuerte, del dinero, de los intereses personales, de la mentira. Muchas personas perdieron la esperanza y dudan de la naturaleza humana porque creen que se ha perdido la batalla, que el mal ha obtenido la victoria. Y en lo que se refiere al futuro, muchos creyentes sólo esperan el fin del mundo, otros ya no esperan nada o como máximo la muerte».

Anunciar el alegre mensaje

«El mundo necesita cristianos, el mundo necesita cristianos nuevapostólicos, el mundo te necesita a ti y a mí para transmitir este mensaje: No, Dios no está muerto, no, el mal no triunfa, ¡sí, hay un futuro!», apeló el máximo dirigente internacional de la Iglesia. Pero este alegre mensaje debe ser vivido. El Apóstol Mayor Schneider exhortó a no hablar simplemente del alegre mensaje.

  • «Si afirmo que Cristo vive, que Él habla conmigo, que Él se manifiesta, que puedo tener comunión con Él en el festejo de la Santa Cena, pero al mismo tiempo digo que cansa ir el domingo por la mañana al Servicio Divino, entonces mi mensaje no es muy creíble».
  • «¡Cristo vive, Él me ayuda! Si es así, ¡sé agradecido y demuéstralo! Si me quejo eternamente, nadie me va a creer que Cristo me ha ayudado».
  • «Cristo vive, me puedo encontrar con Él en la comunión fraternal. Pero si tú siempre te enojas, te sientes ofendido y te quedas ofuscado en tu rincón, entonces tampoco serás creíble».

Cambio en la relación con el prójimo

Volviendo una vez más a las circunstancias de este tiempo, el jefe de la Iglesia explicó: «El mundo está desesperado porque piensa que el mal es más fuerte que el bien. Demostremos lo contrario. A sus contemporáneos Jesús les demostró que en el mundo, así como está hoy, se pude ser justo en un mundo injusto, tolerante en un mundo intolerante, se puede amar en un mundo egoísta y se puede perdonar al más grande culpable. Esto también significa que tenemos la firme convicción de que Jesús quiere dejar entrar en la nueva creación a cualquier persona que se nos presenta. Y esto cambia nuestra relación con el prójimo, si somos conscientes de que también a él Jesús quiere dejarlo entrar en la nueva creación. Entonces de inmediato lo veo de otra manera».

«Cristo necesita nuestro testimonio», expresó el Apóstol Mayor Schneider al final de su prédica. «¡Cristo vive! Mostrémoslo a nuestros contemporáneos, mostrémosles cómo es Dios, demostrémosles que Dios hoy está activo, que uno se puede encontrar con Él en la Iglesia, en la comunión fraternal».

abril 16, 2015

Author: Oliver Rütten

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