La esperanza da paz y gozo. Esto se fundamenta en la fe. ¿Cómo funciona? Las instrucciones para ser felices, llegar a serlo y seguir estándolo tomadas de un Servicio Divino con el Apóstol Mayor.
“Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo”. Así decía el texto bíblico de Romanos 15:13 leído el 13 de diciembre de 2020. El Servicio Divino fue transmitido a la administración de la Iglesia en Zúrich (Suiza) para la Iglesia regional Berlín-Brandeburgo y los países que esta atiende.
Lo que el Apóstol Pablo dice aquí es más que un hermoso deseo, subrayó el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider: “Esta es la realidad divina. Dios quiere fortalecernos en la esperanza. Quiere darnos gozo y paz en nuestra fe”. Para lograrlo, Dios primero fortalece la fe a través de la prédica impulsada por el Espíritu. “Allí es donde empieza”.
Fortalecer la fe
“¿Qué fe es esta? Primero, la fe en Jesucristo”, en la encarnación del Hijo de Dios. “Esto no es una representación simbólica, es la realidad”. Luego la fe en el retorno de Cristo. “Esto tampoco es un símbolo. Es una realidad divina”. Y finalmente, la fe en la salvación final. “Esto va a ocurrir de esa manera. ¿Cuándo? ¿Cómo? No lo sé. Pero confiamos en Dios. Dijo que lo haría y lo hará”.
¿Y por qué necesita ser fortalecida la fe? “Porque es desafiada: no corresponde a lo visible, a lo que se puede experimentar. Incluso nuestra mente se resiste. Por eso el amado Dios tiene que fortalecer esta fe una y otra vez y decir: Pero es así”.
Liberados del temor
“La esperanza es hija de esta fe”, subrayó el director de la Iglesia. Esta esperanza es la “expectativa de la salvación, vinculada con una firme seguridad, una firme confianza: Esto es lo que sucederá”. Y “quien tiene esta firme seguridad tiene paz en su corazón. No tiene por qué temer al futuro. Sabe lo que viene”.
Esta esperanza no es un aplazamiento: “No se trata de pensar en el futuro ahora y olvidar el presente”. Todo lo contrario, porque “esta esperanza también proporciona gozo en el presente”.
El futuro a la vista
“Me temo que esa es la gran miseria en el mundo de hoy: se ha perdido la esperanza en la salvación y todos están tan obsesionados con el presente”. “Y cuando el presente no es atractivo y no se puede explicar ni entender en absoluto, se produce la falta de paz”. “Entonces se busca a alguien a quien culpar. Eso es tan típico de los seres humanos”. “La falta de paz aumenta cada vez más y hay discordia y todo tipo de cosas”.
La esperanza hace posible evitar esta trampa: “No importa lo que sea el presente, me preparo para el retorno del Señor. Quiero continuar siguiendo al Señor, permanecer en el amor a Dios y al prójimo”.
Experimentar el dar
“Quien tiene esta esperanza también es capaz de dar algo hoy, de prescindir de algo hoy, de prestar un servicio”, explicó el Apóstol Mayor. “Donde no existe esta esperanza, cada servicio es demasiado, cada gasto, cada dádiva son vistos como una inversión. ¿Qué obtengo a cambio? ¿Qué saco yo de esto? ¿Cómo seré compensado?”.
“Pero quien tiene esta esperanza, el amado Dios ya me ha dado tanto y me dará mucho más, puede ya experimentar esto hoy en el presente, aunque este no sea tan hermoso: Más bienaventurado es dar que recibir”.
Esta generosidad se alimenta de otra esperanza: “Esperamos la gracia de Dios. Nunca seré perfecto como Jesucristo. Pero si siempre me esfuerzo por hacer su voluntad, si me desarrollo en el seguimiento a Él, entonces Él me dará gracia. Y esa esperanza es tan reconfortante, que genera paz y gozo”.