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Aferrarse a la vida con cada respiración

enero 19, 2022

Author: Katrin Löwen

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Durante cinco semanas, Werner Buthe estuvo en un coma inducido. Cinco semanas llenas de la esperanza y de miedo. Ahora que vuelve a estar entre los vivos, nada es como antes para el paciente de Covid de Frankfurt, Alemania.

Son las 4:55 a.m. del miércoles 14 de julio de 2021. Werner Buthe utiliza su teléfono celular con sus últimas fuerzas. Se enciende el contestador automático. Su esposa puede oírlo respirar con dificultad mientras susurra: “Siempre te he amado. Lo siento”. Luego, hay silencio—cinco largas semanas.

Werner Buthe entró en coma. Fue conectado a un sistema de soporte vital, llamado oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO). Esta máquina bombea sangre fuera del cuerpo, elimina el dióxido de carbono y vuelve a bombear sangre llena de oxígeno al cuerpo. No muchas personas que tienen que estar conectadas a una máquina de esta clase sobreviven.

Todo comenzó de forma relativamente leve

Werner Buthe no es un desconocido en el mundo nuevoapostolico. Se dedica a la gestión de eventos y muchos hermanos y hermanas en Alemania lo conocen como moderador de grupos de redes sociales. A finales de junio, se engripó, eso pensó. Dos pruebas rápidas de antígenos dieron negativo, pero su estado empeoró, por lo que fue a ver a su médico. Éste le diagnosticó Covid-19, lo que se confirmó posteriormente en el hospital con una prueba PCR. Desconfiaba de las vacunas y seguía esperando una actualización de las mismas para atacar la variante Delta del virus. Hoy se arrepiente: “Casi me cuesta la vida”.

Y todo fue empeorando

Día a día, su dificultad para respirar empeoraba. Cada vez se le suministraba más oxígeno automáticamente. Los pitidos en la máquina indicaban si el nivel de oxígeno era demasiado bajo. Él debía hacer una determinada técnica de respiración. Aún recuerda esos pitidos. “Eran momentos en los que temí morir”. El 14 de julio, el tratamiento ya no funcionaba como para mantenerlo consciente. Su pulso se desplomó. “Y entonces me asfixié”. Perdió el conocimiento y fue conectado a un respirador. “Mi último pensamiento fue: amado Dios, ¿te veré en unos minutos o debo regresar por algo?”.

Temiendo por la vida de su esposo

Cada día, su familia llamaba al hospital. “No hay cambios”, era la respuesta del personal hospitalario. Todo lo que podían hacer era orar. Su esposa, que también había contraído Covid, estaba en cuarentena y por el momento debía lidiar sola con el temor por la vida de su esposo. Werner recibió muchos deseos de recuperación en las redes sociales mientras estaba en el hospital, también desde su comunidad. “Nunca tuve la sensación de estar solo”.

Finalmente, al cabo de tres semanas en un coma inducido, Werner pudo respirar por sí mismo y fue desconectado de la ECMO. Pasaron otras dos semanas antes de que finalmente despertara. “Amado Señor, gracias. Increíble”, fue el suspiro que envió al Cielo. Para él, el tiempo que pasó en coma fue sólo un momento, para su familia pareció una eternidad.

De vuelta a la vida

Cuando Werner Buthe finalmente volvió en sí luego de cinco semanas, debió aprender todo de vuelta. Sus músculos se habían atrofiado tanto que ni siquiera podía sentarse en el borde de su cama. “No tenía fuerzas en mis brazos, en mis piernas, manos o dedos. Nada”, describe la sensación de total impotencia. No podía agarrar ni sujetar nada. Ni siquiera podía ducharse o ir al baño. Tampoco podía comunicarse porque ni su lengua ni sus manos y pies hacían lo que debían hacer. Se alimentaba a través de una sonda estomacal y tenía un catéter y pañales. Pero no se permitió ningún sentimiento de vergüenza: quería vivir.

Werner Buthe estaba luchando por volver a lo que él llama su segunda vida. “Primero aprendí a sentarme en el borde de la cama. Luego, con la ayuda de un terapeuta, logré mantenerme en pie por unos segundos. Deliraba de felicidad,” dice.

“En total, estuve hospitalizado durante tres meses y medio, en tres hospitales diferentes, en seis salas distintas. En una oportunidad, hasta estuve en cuidados paliativos por unos días porque no había lugar en la unidad de terapia intensiva”.

Una nueva vida

La lucha valió la pena. Sus pulmones se recuperaron casi por completo. Ahora, él está luchando con el Covid largo. Werner, un antiguo ciclista, está cansado con frecuencia y por las noches tiene dolores en casi todo su cuerpo. Pero ha aprendido algo por sí mismo. «La desesperación está lejos de ser desesperada. Hay esperanza hasta el final. El tiempo que me queda es finito».

Werner quiere hacer algo con este tiempo. Porque su vuelta a la vida significa: “Dios ha dicho: ´Aún te necesito´”. Él está seguro de ello. Sin embargo, dice: “No estoy seguro para qué”. Intenta averiguarlo caminando por su nueva vida con los ojos abiertos y observando si alguien necesita ayuda.

Por iniciativa del Hospital Universitario de Fráncfort, para el que su caso era todo menos rutinario, Werner Buthe ha empezado a hacer algo. El personal sanitario le ha pedido que hable de su historia, de su largo camino hacia su recuperación. Todo comenzó con un reportaje para la televisión regional. Un programa de noticias acompañó a Werner Buthe hasta el lugar donde había escapado por poco de la muerte.

Captura de pantalla: Hessischer Rundfunk

enero 19, 2022

Author: Katrin Löwen

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