Los Sacramentos (52): No solo aquí, ¡también allá!
Los muertos de ninguna manera están muertos. Al menos no lo están para Dios. Para Dios no existe una línea divisoria entre la vida terrenal y la eterna. Esto es lo que creen los cristianos, y esto es lo que dice la Biblia. Una visión general del obrar sacramental para los difuntos.
“Descendió a los infiernos” dice la Confesión de fe apostólica. Este “descenso a los infiernos” de Cristo (latín: descensus) se produjo por una única razón: llevar el Evangelio a quienes no pudieron creer en vida. A partir de esto, se desarrolló en la Iglesia primitiva un rito: “¿Qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué, pues, se bautizan por los muertos?” (1 Corintios 15:29).
Por los muertos en los vivos
Se trata de un pasaje exegético controvertido, pero eso no debe llevarnos a rechazarlo por completo. Algunos estudiosos bíblicos suponen que es una práctica gnóstica, es decir, una costumbre sectaria. Para otros, el pasaje es una prueba positiva de una práctica presenciada en Corinto que pertenece al mismo contexto teológico que el relato del descenso de Cristo al reino de los muertos. Los cristianos de Corinto practicaban el Bautismo de los muertos, siendo estos representados por personas vivas. La forma en que se describe teológicamente este Bautismo vicario es muy interesante: la idea básica es que se realiza “en representación” y, por lo tanto, la imputación salvífica es para el que no es partícipe del acto, más o menos de la misma manera que sigue existiendo hoy en día la oración “en representación”. El Catecismo nuevoapostólico está de acuerdo con esta interpretación.
Escondida y visible
Y puesto que la Iglesia de Cristo tiene un lado escondido, en el que se entrelazan este mundo y el más allá, y en cuya forma visible la actividad de los Apóstoles es de gran importancia, hoy los Apóstoles nuevoapostólicos administran los Sacramentos en su forma completa, es decir, también en el reino de los difuntos: “La correcta administración de los Sacramentos compete a los Apóstoles. Ellos recibieron de Cristo el encargo de hacer accesibles los Sacramentos de manera que responda a la realidad. Aun si no todos los Sacramentos son administrados por ellos o por quien ellos encomiendan hacerlo, los Sacramentos están relacionados con los Apóstoles” (Catecismo INA 8).
Aquí y allá
El Catecismo INA atestigua en 9.3 cuán estrechamente se refleja la doctrina de la Iglesia escondida y visible de Cristo en la vida de la comunidad nuevoapostólica: “Jesucristo es Señor sobre muertos y vivos; su Evangelio es igualmente válido para ambos. Está en la voluntad de Dios que todos los hombres sean salvos, esto significa que la voluntad salvífica de Dios es universal. La salvación es ofrecida por la prédica, el perdón de los pecados y los Sacramentos, los cuales también están dirigidos a los difuntos. Es válido para ellos como para los vivos, que la fe en Jesucristo es imprescindible para alcanzar la salvación. La redención acontece únicamente a través de Jesús”. Sin embargo, y este es un supuesto básico que se aplica a todos los Sacramentos, el obrar sacramental solo puede llevarse a cabo en el ámbito de lo visible. Los difuntos son así recordados vicariamente, y sin embargo el efecto de los Sacramentos como elementos esenciales de la transmisión de la salvación es el mismo para los vivos y para los muertos.
Tres veces al año
El Catecismo INA explica en 12.1.13 cómo se desarrolla litúrgicamente: “Tres veces por año, el primer domingo de marzo, julio y noviembre respectivamente, se realizan Servicios Divinos en ayuda para los difuntos. En los mismos, los cristianos nuevoapostólicos oran para que los difuntos no redimidos hallen salvación en Cristo”.
En los Servicios Divinos en ayuda para los difuntos, que son celebrados por el Apóstol Mayor y los Apóstoles de Distrito, dos portadores de ministerio reciben los Sacramentos en representación de los difuntos. Los Sacramentos se donan de la misma forma que se hace habitualmente. “En las demás comunidades, después del festejo de la Santa Cena se recuerda a los difuntos en una oración especial”.
En pocas palabras
- La razón para administrar los Sacramentos a los difuntos es la voluntad salvífica universal de Dios.
- El descenso de Jesús al reino de los muertos y su prédica del Evangelio es el punto de partida teológico de la práctica nuevoapostólica, al igual que la práctica aludida en 1 Corintios 15:29.
- La transmisión de los Sacramentos a los difuntos es una de las características exclusivas de la Iglesia Nueva Apostólica, junto con el ministerio de Apóstol y la esperanza del retorno inminente de Cristo. En este sentido, es necesario abordar esta doctrina de forma teológicamente responsable.
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