Tiempo de pasión. No es un tiempo de tristeza. Porque con su sacrificio Jesús allanó el camino hacia el reino de Dios. Lo que hay que hacer hoy para llegar allí, lo explicó el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider en un Servicio Divino.
El texto bíblico del 20 de marzo en Söllingen (Alemania) decía: “Gracia y paz sean a vosotros, de Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo, el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre” (Gálatas 1:3-4).
La pasión no es un tiempo de tristeza, aunque se trate del sufrimiento y la muerte de Jesús. “Es realmente un motivo de agradecimiento”, subraya el Apóstol Mayor. “El sufrimiento y la muerte de Jesucristo nos demostraron cuánto nos ama Dios”. Asimismo, es una advertencia para tomar en serio el mal.
El Salvador de entonces…
La palabra bíblica del Apóstol Pablo a los gálatas era un resumen muy breve del Evangelio. El Apóstol Mayor utilizó algunas palabras más para describir cómo Dios había creado al ser humano y esperaba de él que creyera y confiara en su palabra. Pero con la caída en el pecado, el mal entró en el mundo. Dios siguió amando a los seres humanos y envió a Jesucristo para salvarlos. Jesús fue el hombre que correspondió a la voluntad de Dios en todos los aspectos y, por lo tanto, pudo ser el primero en entrar en el reino de Dios, allanando así el camino para que se pudiera llegar allí.
… y de ahora
“Ahora la pregunta es: ¿Cómo es esto hoy?”. Así es como el Apóstol Mayor Schneider pasó a su interpretación del versículo bíblico para el tiempo actual. Hoy en día hay personas que no quieren oír nada sobre el mal o que incluso creen que el mal solo viene a los que han hecho algo malo. Sin embargo, de hecho, todas las personas tienen que sufrir el mal como resultado de la caída en el pecado. “Hasta que ocurre algo y uno mismo se enfrenta al mal. Hay una pandemia, hay guerras, hay injusticia, alguien se enferma, alguien muere. Y de repente uno se da cuenta: el mal realmente existe y golpea a las personas de forma arbitraria”.
La relación entre los seres humanos está perturbada, porque el mal también existe en las personas: “Siempre surgen malos pensamientos, hay reacciones equivocadas”. Nadie es perfecto ni puede vivir en paz y armonía con sus semejantes.
“Así que necesitamos a un Salvador, alguien que nos libere”, concluyó el Apóstol Mayor. “Y ahora viene lo hermoso: tenemos esta ayuda, tenemos al Salvador”. Es Jesucristo. Él lleva a los cristianos al reino de Dios.
Condiciones previas…
El presidente de la Iglesia explicó cómo se puede entrar en el reino de Dios:
- “Para entrar en el reino de Dios, debemos creer y confiar, pase lo que pase”.
- “Debemos darnos cuenta de que dependemos de Dios”.
- “Necesitamos absolutamente la gracia de Dios. Sin su gracia no podemos salvarnos”.
- “Busquemos la comunión con Dios, constantemente, debemos tener siempre vinculación con Él”.
- “Y amemos a nuestro prójimo como lo hizo Jesús”.
… y ayudas para hacerlo
Por supuesto, están las ayudas de Dios:
- Santo Bautismo con Agua: “Por el Bautismo, Dios nos redimió del pecado original y ahora tenemos acceso a Dios”.
- La Santa Cena: “Fortalece nuestra comunión con Dios, podemos experimentarlo una y otra vez”.
- Santo Sellamiento: “Y por el Santo Sellamiento Dios derramó su amor en nuestros corazones para que también tengamos la capacidad de amar a Dios y amar a nuestro prójimo”.
- Absolución: “Dios nos da continuamente el perdón de los pecados porque no somos perfectos”.
- Anuncio de la palabra: “En la palabra y en la prédica, fortalece la fe y la confianza”.
“Este es el mensaje y deberíamos difundirlo”, dijo el Apóstol Mayor Schneider y pidió a la comunidad que transmitiera el Evangelio: “No sirve de mucho predicar. Simplemente seamos un ejemplo. Especialmente en la situación actual, depende de cómo nos comportemos”. Como Jesucristo lo demostró con el ejemplo, así deberían los cristianos de hoy ser ejemplos de fe y confianza en Dios.
Las palabras finales del Apóstol Mayor: “Amamos a Dios y amamos a nuestro prójimo, pase lo que pase. Ese es el mensaje más fuerte que podemos transmitir. Y así es como podemos hacer tomar conciencia a los demás: Tenemos un Salvador, Él también está a tu disposición”.