Domingo 22 de mayo de 2022: Momentos importantes en Berlín. El Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider coloca en descanso al Apóstol de Distrito Wolfgang Nadolny, da el encargo a un nuevo Apóstol de Distrito, ordena a un nuevo Apóstol y fusiona la Iglesia regional de Berlín-Brandeburgo con la de Alemania del Norte y del Este.
El Apóstol de Distrito Nadolny conduce el gran distrito desde hace 17 años: “Surgen emociones, quizás también algunas preguntas, quizás incluso algunos temores”, dijo el director de la Iglesia en su introducción. Después de todo, uno no es simplemente un miembro de una organización, sino que su participación siempre es una cuestión de corazón. En este punto también tuvo una palabra de consuelo para la comunidad: “La historia no se detiene, Dios estuvo presente, estará presente en el futuro, estuvo en medio de nosotros, permanece en medio de nosotros”.
El texto bíblico para la prédica fue el de Juan 7:38-39: “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado”. El agua es una imagen de la vida, aclaró el Apóstol Mayor Schneider. El agua viva representa la salvación, la vida eterna, la comunión con Dios. Y la sed del alma describe la carencia que el alma siente cuando está alejada de Dios. “Aquí Jesucristo utiliza la imagen del agua para otra cosa, para hablar del Espíritu Santo”. La fe en Jesucristo es un requisito previo para recibir el don del Espíritu Santo.
La fe despliega sus efectos
Pero la fe en Jesucristo no es el único requisito para recibir el Espíritu Santo, sino también lo es para que se despliegue el efecto salvífico del Sacramento. Esto es válido para todos los Sacramentos. “Donde la fe en Jesucristo ya no es lo suficientemente firme, la eficacia del Espíritu Santo ya no se puede experimentar de manera que conforte, limpie, fortalezca, dé valor”.
Pero, ¿qué es exactamente esta fe? La fe en Jesucristo es ante todo no dudar de lo que no se ve, dicen las Escrituras. El Apóstol Mayor Schneider: “Las personas siempre han tenido problemas con esto, incluso en nuestra época: hay que creer y no dudar de lo que no se ve”. El hombre moderno ya no puede luchar con la discrepancia entre lo que se predica y lo que es real: “Lo que no ve, lo que no entiende, lo duda”. Los seres humanos ya no pueden creer porque lo que ven y perciben no se corresponde con lo que Dios les dice.
La fe muestra las consecuencias
El Catecismo define la fe de otra manera: la fe es un compromiso incondicional con Jesucristo, un impulso interior para dar forma a la vida según los mandamientos de Cristo. No se trata solo de no dudar de lo que no se ve, sino de un compromiso incondicional con Jesucristo. “El Espíritu Santo sigue estando, el don del Espíritu Santo sigue con nosotros, pero ya no puede desarrollarse adecuadamente porque la fe se ha debilitado”. Por lo tanto, dijo el Apóstol Mayor, la pregunta que hay que hacerse es qué podemos hacer al respecto.
“¡Necesitamos concentrarnos en lo que promueve la fe!”. El dirigente de la Iglesia citó como ejemplo las palabras de Pablo en la epístola a los Romanos: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17). La participación en la Santa Cena también refuerza el vínculo con Jesucristo. “Si uno deja de asistir deliberadamente y de forma permanente al Servicio Divino y se abstiene de participar en la Santa Cena, existe el peligro de que la fe disminuya y ya no se experimente la eficacia del Espíritu Santo”, dijo el Apóstol Mayor.
Este vínculo con Jesucristo hace que corra el agua viva, es decir, la salvación. Allí no hay escasez: “Haya coronavirus o no, haya guerra o no, haya ricos o pobres, haya una comunidad grande o pequeña, aquí y allá, en todas partes se puede experimentar la eficacia del Espíritu Santo”.
Productor y testimonio
Esto no solo es válido para el propio creyente. Al fin y al cabo, el Espíritu Santo es un Espíritu de testimonio: da testimonio de Jesucristo. El Espíritu Santo produce, y donde está activo, también es un testimonio de Jesucristo. El creyente puede convertirse en una bendición para los que lo rodean. Todavía hay muchas personas que tienen sed y sienten falta de amor. “Muchos no tienen paz ni confianza. Tienen miedo del futuro. Esto es sed espiritual. Podemos ayudarlos con nuestra fe“.