141 días después del comienzo de la guerra, las comunidades nuevoapostólicas de Europa siguen muy implicadas en la guerra de Ucrania. Particulares, comunidades y organizaciones caritativas: hay muchas formas de ayudar.
En estos momentos escasean muchas cosas en Ucrania: artículos de higiene, alimentos para bebés, baterías, teléfonos móviles, mantas, sacos de dormir, vendas… todo se necesita urgentemente en estos momentos.
Llegar a tiempo al Servicio Divino tras 2.000 kilómetros
Por ello, los hermanos y hermanas en la fe de las comunidades Friburgo, Gaggenau, Gernsbach y Bad-Herrenalb-Loffenau (Alemania) adquirieron los bienes que se necesitaban urgentemente, los clasificaron por categorías y los empaquetaron en cajas etiquetadas. Algunos jóvenes los llevaron a la frontera eslovaca en dos furgonetas, donde los artículos de ayuda fueron recogidos.
El viernes por la tarde, se pusieron en marcha. Los jóvenes se turnaron para conducir los 2.000 kilómetros hasta la frontera eslovaca. Después de 16 horas finalmente alcanzaron su objetivo. No se tomaron un largo descanso, sino que regresaron lo más rápido posible. Y así pudieron llegar a tiempo al Servicio Divino en Friburgo el domingo por la mañana.
Amor al prójimo en acción
Cuando Patrick Kneisel y su esposa, del distrito de Offenbach (Alemania), se enteraron de las noticias sobre la guerra en Ucrania, al principio se sorprendieron. Y en seguida quisieron ayudar. Empezaron a recoger donaciones en especie con el plan de llevarlas a la frontera en una furgoneta. Informaron a los amigos, a los clubes deportivos y a las comunidades del distrito y así se fueron acumulando las donaciones en especie. Eran tantas que la casa de la familia Kneisel pronto estuvo llena de cajas. Los Kneisel pasaron cada minuto libre empaquetando, clasificando y etiquetando. De inmediato quedó claro que una furgoneta no era suficiente. Patrick Kneisel se puso en contacto con una empresa de transporte que aceptó llevar los suministros de ayuda a Polonia hasta la frontera ucraniana en un gran camión articulado. Patrick Kneisel también recorrió la distancia hasta Polonia para ayudar en la descarga y hacerse una idea de la situación, lo que lo hizo sentir humilde y agradecido de que tantos colaboraran.
Hacer palomas de la paz
Durante semanas, los niños de la comunidad Würzburg estuvieron preocupados por el tema de la guerra en Ucrania. Se encontraron con personas que tuvieron que abandonar su tierra natal a causa de la guerra y desde entonces estuvieron huyendo.
Por un lado, los maestros se propusieron trabajar el tema con los niños haciendo manualidades juntos, por otro lado, los resultados también debían venderse y la recaudación beneficiaría a las personas que tuvieron que huir. Así, el sábado 9 de abril, los niños se reunieron con sus maestros y algunos padres en la iglesia para pintar piedras juntos y hacer flores y palomas de la paz. Al día siguiente, los niños invitaron a café y torta y pidieron donaciones por las manualidades. La recaudación se destinó a la asociación caritativa “SOS Kinderdorf Nothilfe Ukraine”.
Proporcionar un hogar
Inmediatamente después del comienzo de la guerra, las primeras personas de Ucrania llegaron a Moldavia en busca de refugio. La Iglesia Nueva Apostólica local estuvo dispuesta a ayudar. Se pusieron a disposición las iglesias para el alojamiento y sus miembros organizaron aún más refugios o albergaron a los refugiados en sus casas.
La Iglesia Nueva Apostólica también está involucrada en Rumania. Hermanos y hermanas en la fe están ayudando a la Cruz Roja de forma voluntaria en la frontera para atender a los que llegan y distribuir suministros de ayuda.
Los dos países pertenecen estructuralmente a la Iglesia regional Suiza. Sus organizaciones caritativas NAK Diakonia y NAK Humanitas ayudan con medios financieros y conocimientos logísticos. Por ejemplo, dan dinero a las familias nuevoapostólicas de Rumania y Moldavia que trabajan para ayudar a la población de Ucrania y financian proyectos caritativos de organizaciones que ayudan directamente en forma local.
El idioma del amor
El amor conecta, sin importar el idioma que se hable. Esto lo pudieron sentir claramente los hermanos y hermanas de la comunidad Messkirch (Alemania) el 19 de junio. Desde hace algún tiempo, los hermanos y hermanas que huyeron de Mariupol (Ucrania) a causa de la guerra en Ucrania asisten a los Servicios Divinos en Messkirch. La pequeña Yelyzaveta debía haber sido bautizada en Mariupol, pero la guerra lo impidió. ¿Pero celebrar el Bautismo en Messkirch cuando ninguno de los familiares entiende realmente el alemán y ninguno de los portadores de ministerio entiende el ucraniano? La solución: el Anciano de Distrito Pawel Bich también huyó de Ucrania y encontró refugio cerca de Messkirch. Como habla alemán y ucraniano, el Apóstol de Distrito Michael Ehrich le pidió celebrar el Servicio Divino en dos idiomas y administrar el Sacramento del Santo Bautismo con Agua. Así que ese cálido domingo, la pequeña Yelyzaveta fue llevada al altar por su madre y su abuelo –su padre se encuentra cumpliendo su misión en la guerra– y llevada con oraciones por toda la comunidad.