Los ladrillos viajaron 40 kilómetros: desde Hamburgo-Borgfelde hasta Doosthof. Fueron los primeros ladrillos en pertenecer a la Iglesia Nueva Apostólica. Casi 80 años después, estos ladrillos históricos siguen adornando el edificio de la iglesia.
Doosthof es en realidad una ruta entre las localidades de Bargstedt y Ahlerstedt. Una ruta, unas cuantas casas unifamiliares, una iglesia… entremedio hay campos y bosques. “No hay nada allí, pero creció una comunidad”, informa con orgullo su actual dirigente, Detlef Oehlers.
¿Loco o lleno de fe?
La comunidad nuevoapostólica de Doosthof creció durante la Primera Guerra Mundial. El agricultor Claus Bargsten de Doosthof tuvo que ir a la guerra. Su esposa, Anna, pronto temió que Claus se hubiera enfermado mentalmente. Porque él, que tenía poca fe, de repente le escribía en sus cartas que había encontrado a su Salvador y que había tenido contacto con Apóstoles. Sin embargo, pronto pudo saber que su esposo estaba tan lleno de vida como siempre y que había conocido la Iglesia Nueva Apostólica a través de su amigo de las trincheras, el Pastor Wilhelm Krause.
Después de la guerra, Claus Bargsten convenció a más y más personas en Doosthof y sus alrededores de su nueva fe, por lo que el 12 de agosto de 1922 se pudo fundar la comunidad Doosthof. El Pastor Gustav Engel, de Farven, a 15 kilómetros de distancia, fue el primer dirigente de la comunidad Doosthof desde enero de 1923.
Piedra a piedra
Ese mismo mes se incendió la casa de la familia Bargsten. Claus y Anna aprovecharon la ocasión para crear un lugar de reunión con capacidad para 100 personas en el nuevo edificio.
Este lugar de reunión en la casa de Claus Bargsten, que entretanto había fallecido, quedó pequeño en 1946. Por ello, fue comprado un terreno en el bosque, donde los hermanos y hermanas talaron los árboles y prepararon la madera para la construcción del techo.
Las piedras para el edificio vinieron de Hamburgo. Semana tras semana, los jóvenes de Doosthof viajaron a la gran ciudad para desenterrar y limpiar los ladrillos de la iglesia de Hamburgo-Borgfelde, completamente destruida en la Segunda Guerra Mundial. La iglesia adquirida por el Apóstol Friedrich Wachmann fue el primer edificio de la Iglesia Nueva Apostólica, que en aquel entonces todavía se llamaba “Comunidad Apostólica”. Era conocida como la “Capilla de Roggenbrod” y había sido víctima de una lluvia de bombas durante la Segunda Guerra Mundial. Pero sus piedras iban a tener una nueva vida.
A cambio de avena forrajera, carros tirados por caballos llevaron las piedras desde la capilla de Roggenbrod hasta una estación de mercancías, donde los jóvenes las amontonaban en los vagones. En Bargstedt, a tres kilómetros de Doosthof, los hermanos volvían a descargar las piedras y las llevaban a la obra de la iglesia con un tractor agrícola. Allí, los miembros de la iglesia construyeron un edificio con los más de 100.000 ladrillos que habían recogido. Se les permitió procesar la madera gratuitamente con las máquinas de un aserradero cercano.
Todos contribuyeron con sus habilidades y destrezas, y poco a poco fueron construyendo el edificio de la iglesia. El Apóstol de Distrito Karl Weinmann celebró la inauguración de la iglesia en Doosthof el 9 de octubre de 1949. A lo largo de los años mantuvo una relación muy especial con la comunidad: le gustaba utilizar el piso del anexo de la iglesia como su domicilio de fin de semana y lo llamaba cariñosamente “el descanso de Karl”.
Entre lo tradicional y lo moderno
Más adelante se hicieron varias renovaciones, contando ahora la iglesia con más salones, mobiliario moderno e instalaciones técnicas para ver transmisiones por vídeo y sonido. Durante la última reforma de 2021, se creó utilizando la vivienda adyacente un nuevo salón polivalente con mampostería abierta, del que los hermanos y hermanas en la fe están muy orgullosos. Los hermanos organizaron un contenedor de construcción para los niños de Doosthof. “Así son los hermanos de Doosthof. Todos colaboran”, explica el dirigente.
La comunidad abierta es muy activa: hay varios coros y grupos instrumentales y muchas salidas y reuniones. A la comunidad también le gusta reunirse con hermanos y hermanas en la fe de todo el mundo. Por ejemplo, mantiene contactos con Noruega. El Apóstol Tan Bian Sing, de Indonesia, que celebró un Servicio Divino en Doosthof en 1958, fue uno de los invitados que recibieron.
Este año la comunidad celebrará su centenario. Ya enviaron una película con la invitación al Servicio Divino festivo al Apóstol Mayor, y ahora esperan que acceda a celebrar el Servicio Divino del aniversario en Doosthof.