En noviembre, el viejo año litúrgico llega a su fin y comienza uno nuevo. Los Servicios Divinos se centran intensamente en la esperanza del retorno de Cristo, intentando dar un pequeño vistazo a la gloria de Dios.
Dios ayuda a todos en todas partes
El pasaje bíblico que el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider utilizó el año pasado en la misma ocasión es la base del Servicio Divino en ayuda para los difuntos del 6 de noviembre: “Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra” (Salmos 121:1-2). Tanto los vivos como los muertos necesitan ayuda. Y Dios quiere y puede ayudar tanto a los vivos como a los muertos. Jesús venció a la muerte, que ya no es un obstáculo para la salvación. Si los vivos y los muertos alzan los ojos a Jesús, es decir, si creen en Él, oyen su palabra y reciben los Sacramentos, entonces todos pueden experimentar la ayuda de Dios y alcanzar la comunión eterna con Él.
Prepararse para cuando venga el Señor
“Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis” (Mateo 24:44). El texto bíblico del segundo Servicio Divino dominical no pretende enseñar a tener miedo, sino hacer tomar conciencia de que Jesucristo puede venir en cualquier momento, sean cuales fueren las circunstancias en el estado y la sociedad. El Servicio Divino quiere preparar a los creyentes para el retorno de Cristo. Esto incluye creer en Jesús, arrepentirse de los pecados y actuar de acuerdo con la voluntad y la naturaleza de Cristo. Además, los cristianos nuevoapostólicos creen que han sido elegidos para servir como el sacerdocio real en el reino de paz. La preparación para ello es orar por la Iglesia de Cristo, servir a Jesús y confesarlo.
Cuando el Espíritu Santo revela misterios
El tercer domingo de noviembre también es el último del año litúrgico. El Servicio Divino se tratará de los misterios: “Él respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado. Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado” (Mateo 13:11-12). El Espíritu Santo revela los misterios, es decir, las verdades divinas a los creyentes. Les revela el maravilloso futuro que los espera: una eternidad con Dios. Para que este misterio pueda seguir siendo revelado, Jesús dio a su Iglesia Apóstoles a los que dio la autoridad y el encargo de proclamar su voluntad y de interpretar correctamente la Biblia. Y los Apóstoles recuerdan a la comunidad una y otra vez que Jesucristo está en medio de la comunidad en cada Servicio Divino. También en este.
Ensanchad las puertas
El Servicio Divino del cuarto domingo de noviembre, primer Adviento, gira en torno a abrir. Con el texto bíblico: “Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla” (Salmos 24:7-8) los creyentes miran al futuro, a la venida de Jesús. Para recibir a Jesús, uno puede prepararse ensanchando su corazón y su mente. El Servicio Divino ofrece información sobre cómo hacerlo: agradeciendo a Dios y aprendiendo a amar como ama Jesús. ¡Vale la pena! El Servicio Divino también dará una visión del futuro con Dios: ¡ni siquiera nos podemos imaginar qué hermoso será!
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