Celebramos la Navidad y la Pascua. ¿Es más que una tradición? Conocemos los problemas y sus soluciones. ¿Quién necesita un Salvador? Sin embargo, solo hay un camino hacia la felicidad y la paz duraderas.
“Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo”. Esta es la palabra bíblica 1 Juan 4:14 en la que se basó el Servicio Divino del 11 de diciembre de 2022 en Wiesbaden (Alemania).
“La sensación disminuye”, dijo el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider. Y con esto se refería a la percepción, incluso entre los cristianos, de necesitar realmente a Jesucristo como Salvador. A algunos les va bien. Otros ven los problemas, pero la solución que encuentran es sin Dios. Y luego están aquellos para quienes este pensamiento es solo un consuelo para ingenuos y necesitados.
Sin embargo, “no se puede alcanzar la satisfacción perfecta y duradera en este mundo con bienes materiales y cosas terrenales”. Para ello, hay un solo camino.
El único camino
“Solo la puedes tener cuando estás en comunión con Dios”. Para alcanzarla, “también debes ser exactamente como Dios quiere que seas”, dejó claro el Apóstol Mayor. “Y aquí viene: No puedo hacerlo. ¡No puedo hacerlo solo! Necesito un Salvador”.
“Sí, necesitas un Salvador, y ese Salvador es Jesucristo”. El Hijo de Dios que vino a la tierra, venció el mal y abrió el acceso a Dios. “Este es tu Salvador. Con su ayuda, puedes llegar a ser lo que Dios quiere que seas, que estés completamente de acuerdo con la voluntad de Dios. Y entonces serás feliz”.
“Sí, Dios es amor. Sí, Dios quiere que todos los seres humanos sean salvos. Sí, Jesucristo es el Salvador para todo el mundo”. Pero, “Él trazó un camino y, si quieres salvarte, debes ir por ese camino”. Y eso significa: creer en Jesucristo y vivir según su ejemplo. “El Señor lo dejó muy claro”.
Ejemplo en ejemplos
“Permítanme nombrar tres puntos de la vida de Jesucristo, tres características”, esbozó el dirigente de la Iglesia:
- “Tenía una intensa vinculación con Dios”. Toda su vida, Jesús fue al templo o a la sinagoga para encontrarse con Dios. Y “siempre buscó la vinculación con Dios en la oración”.
- “Siempre se preocupó por hacer la voluntad del Padre. Luchó y estuvo dispuesto a dejarlo todo porque ser uno con el Padre era lo más importante para Él”.
- “No vino a gobernar, sino a servir”. Sirvió sin condiciones, sin esperar nada a cambio, sin considerar el éxito ni el fracaso.
“Sí, bueno, Jesucristo era perfecto, nosotros no somos perfectos. No podemos lograrlo”. La conclusión: “Aquí de nuevo necesitamos un Salvador, un Redentor”. Lo que el ser humano no puede hacer, Cristo lo completa con su gracia.
Preguntas serias a uno mismo
“Solo espera una cosa de ti: que hagas un esfuerzo sincero y serio para conseguirlo”, explicó el Apóstol Mayor. “Así que cada uno de nosotros –empezando por mí, y me lo tomo muy en serio– debemos hacernos siempre la pregunta: ¿Qué pasa conmigo?”.
- ¿Y la asistencia a los Servicios Divinos? “Puedes hacer lo que quieras. Tú decides. No tienes que rendir cuentas: ni a los que dirigen la Iglesia, ni al Apóstol Mayor, ni al dirigente de comunidad… pero sí a Jesucristo”.
- “¿Cuán serio soy en mi esfuerzo por ‘Hágase tu voluntad’, cuando durante años me aferro a una opinión, a un punto de vista, a una idea, sabiendo en lo más profundo de mí mismo que el Señor Jesús lo ve de otra manera, pero yo insisto?”.
- ¿Qué tan honesto eres con tu deseo de servir a Dios si –pido disculpas por decir esto tan francamente– no puedes ir a los Servicios Divinos para alabar, glorificar y adorar a Dios? Solo vienes cuando recibes algo o cuando necesitas algo. Pero puedes venir alguna vez y contribuir para que otros puedan experimentar el Servicio Divino”.
“El Salvador cumplirá su encargo”, concluyó el Apóstol Mayor Schneider. “Nuestro encargo consiste simplemente en garantizar que se pueda seguir ofreciendo la salvación, que se pueda seguir predicando el Evangelio. Y si no quieren oírlo hoy, que tengan la oportunidad de oírlo mañana o pasado mañana, pero el fuego debe seguir ardiendo. A eso hemos sido llamados: a servir”.