Dios se revela paso a paso. Esto va desde Dios, el Creador, seguido por Jesús, el hombre, hasta el obrar del Espíritu Santo. Y también se refiere a la correcta comprensión de las Sagradas Escrituras. Segunda parte de la orientación brindada por el Apóstol Mayor.
Para comprender el Antiguo Testamento, hay que leerlo a la luz del Nuevo Testamento. Lo dejó claro el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider en la parte espiritual de la última asamblea de Apóstoles de Distrito . El significado que tienen los enunciados del Antiguo Testamento para la fe y la doctrina queda determinado “por la concordancia de su contenido con aquello que enseña el Evangelio”.
“Al igual que los escritos del Antiguo Testamento, los del Nuevo Testamento fueron redactados por seres humanos. Inspirados por el Espíritu Santo, utilizaron sus palabras y conocimientos para contar la vida de Jesús y registrar las revelaciones del Espíritu Santo”, prosigue. Los autores “también tuvieron en cuenta la cultura de los destinatarios para estar seguros de que los entenderían”.
La comunicación varía, el contenido permanece
En consecuencia, “en los escritos del Nuevo Testamento, el mensaje del Evangelio es siempre el mismo, pero la forma de transmitirlo varía según el autor y el destinatario”.
Esto es especialmente cierto en “la forma en que se habla de la muerte de Jesucristo”. A veces las explicaciones evocan alternadamente el culto del sacrificio del Antiguo Testamento (sacrifico expiatorio), otras las costumbres bélicas (rescate de cautivos) y otras el derecho penal (expiación de la culpa).
Una interpretación literal de estos textos haría aparecer a Dios con la misma imagen que en el Antiguo Testamento, como un Dios castigador. Esto choca con el Nuevo Testamento: Jesucristo mismo “habla de un Dios de amor que no quiere castigar al pecador, sino que lo quiere salvar”.
Acto de amor en lugar de castigo
“Afortunadamente, el Espíritu Santo nos da la oportunidad de hablar de la muerte de Jesucristo sin enfatizar necesariamente la idea del castigo”, señaló el Apóstol Mayor.
- “El sacrificio de Jesucristo es ante todo un acto de amor”.
- «Los sufrimientos del hombre son consecuencia de su alejamiento de Dios».
- “En su amor, Dios quiere llevar al ser humano a la comunión consigo mismo”.
- Como hombre, Jesús “fue capaz de resistir las tentaciones, mantener la confianza en Dios y permanecer firme en su amor”.
- “En su amor, Cristo está dispuesto a compartir su victoria con los que creen en Él y lo siguen”.
Salvación en lugar del fin del mundo
El último libro de la Biblia también se malinterpreta con facilidad. “Leído superficialmente, el Apocalipsis habla del fin del mundo, de la ira de Dios y del castigo de los impíos”. Sin embargo, “el Espíritu Santo nos hace comprender que habla sobre todo de la victoria de Cristo sobre el mal y de su amor incondicional por la humanidad”.
“El propio Jesucristo anunció su retorno. Reveló al Apóstol Pablo los acontecimientos que acompañarían su retorno” (1 Tesalonicenses 4:15-17; 1 Corintios 15:51-52). Y el Apocalipsis de Juan “retoma y desarrolla las revelaciones de Jesús sobre el curso futuro del plan de redención”.
“El encargo de los Apóstoles es preparar a los creyentes para el retorno del Señor. Los que sean aceptados podrán entrar en su reino como primicias”. Pero, “¿qué será de los demás?”, preguntó el Apóstol Mayor Schneider. “El amor de Dios quiere que todos los seres humanos tengan acceso a su reino. Para ello, Jesucristo establecerá su reino de paz en la tierra. Recién cuando todos hayan podido decidirse libremente a favor o en contra de Jesucristo, Dios llevará su plan de redención a la consumación”.
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