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Fe, amor y esperanza (obra, trabajo y constancia)

marzo 8, 2023

Autor: Simon Heiniger

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“Es un programa emocionante, ¿verdad?”. Así es como el Apóstol Mayor Schneider finalizó su ultimo oficio en Fellbach, Alemania. Y, ¿los puntos en este programa? Son la obra de la fe, el trabajo del amor y la constancia en la esperanza.

Basó este Servicio Divino del 15 de enero de 2023 en 1 Tesalonicenses 1:2-3: “Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones, acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo” (1 Tesalonicenses 1:2-3).

Contexto bíblico

Pablo permaneció en Tesalónica por unas semanas para predicar el Evangelio y establecer allí una iglesia. Tuvo tanto éxito que algunas de las mujeres más influyentes se convencieron y unieron a la Iglesia. Esto, a su vez, enfureció a los judíos. Fueron al mercado y contrataron a algunos matones para deshacerse de Pablo. Sin embargo, no pudieron encontrarlo porque se había escondido y luego huyó de Tesalónica.

«Sin embargo, la comunidad crecía en la fe. Los miembros no sólo permanecieron fieles, sino que crecieron en la fe y se desarrolló en Tesalónica una comunidad verdadera y fiel. Y es por eso que Pablo está agradecido», explica el Apóstol Mayor Schneider. «Él habla de la obra de la fe. Obra de fe, trabajo de amor y constancia en la esperanza».

Nuestra obra de fe

“¿Qué es esta fe?”, preguntó el Apóstol Mayor. “Esta fe es, por supuesto, la fe en Jesucristo” le recordó a la comunidad. “Creemos en Dios tal y como Jesucristo nos lo representó: el Dios del amor, de la gracia y de la misericordia”. Continuó diciendo que quienes creen en Jesucristo creen en la resurrección. “De otro modo”, continuó: “todo el asunto no tiene ningún sentido”.

No obstante, esto también tiene efectos bien concretos. La fe, continuó, va de la mano de una profesión de fe. “Creemos en el trino Dios, en la misión de los Apóstoles, en el ministerio, en los Sacramentos”. La obra de la fe significa ahora que esta fe se pone en práctica de una manera concreta: «Creo en ella y actúo de acuerdo con ella».

Nuestro trabajo de amor

El amor que Pablo menciona es una referencia a la naturaleza de Dios, explicó el Apóstol Mayor Schneider. “Se refiere a la relación que existe entre Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Y esta es la comunión a la que Dios quiere incorporarnos por amor». A través del renacimiento por el agua y el Espíritu, este amor ya ha sido derramado en nuestros corazones. Un corazón en el que puede desplegarse este amor anhela la comunión con Dios y entonces este amor comienza a trabajar.

“¿En qué consiste este amor?” preguntó el Apóstol Mayor. Hacemos un esfuerzo para desechar todo lo que pueda impedirnos tener una comunión perfecta con Dios. Continuó diciendo que esta clase de trabajo requiere un esfuerzo continuo. Y luego explicó que cuanto más descubramos y reconozcamos a Jesucristo y cuanto más sepamos de Él, más nos daremos cuenta de que ciertas cosas son inadecuadas e inapropiadas… ciertas percepciones, características, lo que ustedes quieran. Este amor también nos impulsa a desear que nuestro prójimo pueda tener comunión con Dios: «Deseamos que los demás encuentren su camino hacia Dios y les ayudamos a seguirlo. Consolémoslos, fortalezcámoslos, ayudémoslos y recemos por ellos». Por lo tanto, no basta con asegurarnos de que nosotros mismos recibamos bendiciones o podamos experimentar un Servicio Divino. El amor nos impulsa a abrirle la misma oportunidad a nuestro prójimo. Sin esperar nada a cambio, e independientemente del éxito o el fracaso.

“El trabajo no es solo una lucha y un esfuerzo permanente, es también algo que produce cansancio”, dijo el Apóstol Mayor Schneider. El trabajo de amor cansa automáticamente. El Apóstol Mayor dijo que es un desafío para las personas trabajar constantemente en sí mismas. Cuando lo hacemos, nos damos cuenta de que «todavía estamos lejos del ejemplo de nuestro Señor y Maestro Jesucristo en el servicio al prójimo, sobre todo cuando no tenemos éxito o si no hay ningún tipo de reacción o retorno. Con el tiempo, esto es cansador. Los que aman de verdad se cansan en el proceso». Los que de verdad quieren amar como Jesucristo no pueden hacerlo por sí mismos. «Sólo pueden hacerlo con la ayuda de Dios, y ésta la reciben a través de la palabra en la prédica, la Santa Cena y la comunión».

Nuestra constancia en la esperanza

Por último, y no por ello menos importante, la esperanza es la hija de la fe y el amor, dijo el Apóstol Mayor. “Creemos en que Dios quiere tener comunión con nosotros y lo anhelamos”. Esta esperanza siempre apunta al futuro, agregó. “Y cuando las cosas están particularmente mal, recordemos que estamos orientados hacia el futuro. Esperanza es tener confianza y seguridad en que recibiremos más que todo lo que hemos perdido aquí».

La esperanza también apunta hacia la gracia, sabiendo que no podemos alcanzarla por nosotros mismos. Sin embargo, según Pablo, esta esperanza también requiere de constancia. El Apóstol Mayor describió esto en su prédica de la siguiente forma: “Esta esperanza nos da la capacidad de seguir creyendo, de seguir trabajando, de seguir sirviendo y de seguir amando a pesar de todas las dificultades y pruebas. Eso es constancia”.

La esperanza y la alegría van de la mano. Por lo tanto, la esperanza es la espera gozosa de lo que se anhela, con la confianza de conseguirlo. “Siempre tenemos motivos para alegrarnos, incluso en los peores momentos, porque sabemos que pronto vendrá nuestro Señor, la resurrección es inminente».

marzo 8, 2023

Autor: Simon Heiniger

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