Todos nos enfrentamos al sufrimiento de un modo u otro. Pero, ¿cómo afrontarlo? Muchas son las preguntas, pocas las respuestas. Pero hay una fuente de consuelo y fortaleza: un modelo a seguir en el camino del sufrimiento.
“Puestos ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”. Esta fue la solución de Hebreos 12:2, que el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider desglosó en el Servicio Divino del 12 de marzo de 2023 en Nueva York (EE. UU.).
“Todos tenemos que luchar con el sufrimiento”. Muchos tendrían que experimentar ellos mismos dolor, penurias y dificultades. Y otros fueron testigos de las necesidades a su alrededor. “En cierta manera, compartimos el sufrimiento de los demás”.
Entonces surgen preguntas: “¿Por qué este sufrimiento? ¿Por qué no interviene Dios? ¿Qué debo hacer?”. “El Espíritu Santo no responderá a todas estas preguntas”. No obstante, da un consejo: “Mira a Jesús y recuerda lo que Él sufrió”.
Cómo entender el sufrimiento
¿Y qué enseña el sufrimiento de Cristo? En primer lugar, cómo debe entenderse el sufrimiento…
- en absoluto como un castigo: “Jesús era perfecto, sin ningún pecado. No había razón para castigarlo”.
- no necesariamente como consecuencia de una conducta equivocada: “Esto explica una serie de problemas de este mundo”. Pero no explica un terremoto, por ejemplo: “Ningún ser humano es la causa del movimiento de las placas tectónicas”.
- no necesariamente como prueba para alcanzar la madurez: “Puede ser una explicación. Pero no encaja con que un niño muera de cáncer”.
“No hay respuesta, no hay una buena respuesta, no hay una respuesta universal al sufrimiento”. Nadie puede entender a Dios, ni siquiera el hombre Jesús: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”. Al final, solo se puede confiar en Dios, como hizo Jesús: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”.
Cómo responder al sufrimiento
Pero el sufrimiento de Cristo muestra cómo se puede responder al sufrimiento:
- Con amor: para tener comunión con los seres humanos, el Hijo de Dios renunció a su gloria y compartió el destino de los seres humanos. “¿A qué quiero renunciar para tener comunión con Dios?”.
- Frente a Dios: Jesús dio más importancia a la comunión con su Padre que a su sufrimiento. “No te concentres en tu sufrimiento. Concéntrate en tu objetivo. No dejes que ese sufrimiento, por grande que sea, controle tu vida”.
- Frente al prójimo: “Cuando tenemos que pasar por tiempos difíciles, especialmente en ese momento tenemos la misión de mostrar cómo debemos comportarnos. En ese momento puedes ser una bendición especial para muchos”.
Nada puede impedir la consumación
“Vivimos en un tiempo en el que se podría pensar que la Obra de Redención ya no tiene tanto éxito”. Entonces, “¿abandonó Jesús a su Iglesia?”. La respuesta: “No, no, no, no. Él permanecerá con su Iglesia, permanecerá con sus Apóstoles hasta el final”. Porque “lo que cuenta no es lo que podemos ver con nuestros ojos, lo que podemos experimentar como seres humanos en el mundo visible. Lo que cuenta es la palabra de Jesucristo, y Él prometió: ‘Yo estaré con vosotros hasta el fin’”.
“Estas son solamente algunas reflexiones sobre lo que podemos aprender del sufrimiento de Cristo”, concluyó el Apóstol Mayor, “No es solo una historia triste. También es una fuente de consuelo, sabiduría y alegría. Porque sabemos que nada ni nadie puede impedir que Jesucristo lleve su Obra a la consumación. Esa es nuestra fe. Esa es nuestra convicción”.