Transmitir el misterio de la vida eterna

“Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús”. El Apóstol Pablo explicó con estas palabras de 2 Corintios 4:5 cuál debe ser la tarea de los Apóstoles. El Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider lo dejó claro al comienzo del Servicio Divino del 26 de marzo de 2023 en Cotonú (Benín).

Llamados para enseñar

Jesús llamó a sus Apóstoles, personas como cualquier otra, y les dio el poder de realizar milagros. Así debían dar testimonio de la presencia de Dios en la tierra. Cuando Jesús con su resurrección dio pruebas de su filiación divina, los milagros dejaron de ser necesarios. El encargo de Jesús a los Apóstoles fue entonces: “Anunciad el perdón de los pecados, id a todas las naciones y haced discípulos en ellas. Bautizadlos y enseñadles que guarden todas las cosas que os he mandado”. Esto también se aplica a los Apóstoles de hoy.

Qué enseña Jesús

“La misión de los Apóstoles es predicar lo que dice Jesucristo”, explicó el Apóstol Mayor. “¿Y qué nos enseña Jesucristo?”. El dirigente de la Iglesia internacional enumeró:

• “En primer lugar, Jesucristo nos enseña que Dios quiere darnos la vida eterna. El objetivo de Dios es llevarnos a su reino donde podremos estar con Él para siempre”. Jesús lo dejó claro: “No he venido a resolver los problemas del mundo ni a eliminar el mal. No he venido a dar un trato preferencial a los que me siguen. He venido a mostraros lo que debéis hacer para escapar del mal y entrar en mi reino”.
• “La segunda enseñanza de Jesús es que para alcanzar la vida eterna, hay que agradar a Dios y no a los seres humanos”. El Apóstol Mayor dio un ejemplo concreto: “Para agradar a Dios no hay que construir iglesias grandes y lujosas. Les garantizo que al amado Dios no le importa si tenemos iglesias ricas o pobres. Le importa lo que ocurre en la comunidad, no el edificio”.
• Jesús también enseña: “Puedes agradar a Dios haciendo su voluntad”. Pero nadie es capaz de ser perfectamente obediente, justificándose así ante Dios por sus buenas obras. “La única manera de salvarse es por la fe en Jesucristo y por la gracia”, dijo el Apóstol Mayor. “Y para ser perdonados, debemos arrepentirnos, admitir el pecado, reconocer que somos imperfectos, reconocer que dependemos totalmente de Él”.
• “Seguir a Jesús no es solo estar donde Él está para oír su palabra y recibir su ayuda. Seguir a Jesús significa seguir su ejemplo, hacer lo que Él hizo. Seguir su ejemplo significa ser como Él”. Los Sacramentos ayudan a parecerse más a Jesús.
• El último punto: “Para alcanzar la vida eterna, debemos amar a Dios como Jesús lo amó”, dijo el Apóstol Mayor. “Jesús explicó lo que significa amar a Dios. Y es muy sencillo: dijo que para amar a Dios hay que amar al prójimo. Tu amor a Dios nunca será mayor que tu amor al prójimo”. En otras palabras, “debemos amar a Dios amando a nuestro prójimo”.

Jesús, el número uno

Un portador de ministerio no debe predicar de sí mismo, dejó claro el Apóstol Mayor. “Los Apóstoles no están aquí para predicar su opinión, sus ideas o sobre su persona”. También para los demás portadores de ministerio es válido: “A la comunidad no le interesan vuestras opiniones e historias”. Lo único que cuenta es el Evangelio.

Para concluir, el director de la Iglesia internacional aclaró que los Apóstoles sirven a la Iglesia, pero solo tienen un Maestro. “Servimos a la Iglesia para la salvación de las almas y nuestro jefe, nuestro Señor, es Jesucristo”. Solo Él dice lo que hay que hacer. Y también es el único que puede juzgar. “No es tarea de los Apóstoles, de los portadores de ministerio, juzgar a los creyentes”.

La conclusión del Apóstol Mayor: “Esforcémonos por creer en Jesús, por ser como Él y por amar al prójimo. Entonces Jesús nos concederá su gracia y podremos entrar en su reino”.