¿Cómo debe entenderse esta primogenitura tantas veces citada? El Apóstol Mayor lo dejó claro: No se trata de la exclusividad de un grupo de élite. Sino, una vez más, del llamamiento de servir a Dios y al prójimo.
En su viaje al área de Apóstol de Distrito Pacífico Oeste, el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider visitó a los hermanos en Australia, Japón y Corea del Sur. El 8 de agosto de 2023, la comunidad Adelaida (Australia) celebró el Servicio Divino con el máximo dirigente de la Iglesia internacional. En este Servicio Divino interpretó el texto bíblico de Santiago 1:18: “Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas”.
Los primeros no son mejores
En cuanto a la primogenitura, el Apóstol Mayor aclaró: “Si somos hijos de Dios, no es por nuestros méritos, no porque seamos mejores que los demás. No porque seamos más santos, más dotados o lo que sea. Es simplemente gracia, y no podemos explicar nuestra elección y nuestro llamamiento. Solo sabemos que no lo merecemos”. Sin embargo, es importante aceptar y seguir ese llamamiento: “Es un misterio, pero es importante que el Espíritu Santo pueda revelarnos y decirnos con qué propósito hemos sido llamados y elegidos”.
Ofrendar lo primero
A continuación, el Apóstol Mayor utilizó la imagen de la primera cosecha: “Según la ley judía, la ley de Moisés, los primeros frutos de la cosecha pertenecen a Dios. Los judíos tenían que separar la primera parte de la cosecha y traerla como ofrenda a Dios. No podían quedársela para ellos. Los primeros frutos –la primera parte, la primera cosecha– tenían que traerlos y ofrendarlos a Dios; esta parte estaba consagrada a Dios. Con estas ofrendas querían expresar su gratitud”.
Por una parte, esto significa que los dones, el tiempo y las fuerzas se ponen al servicio de Dios y del prójimo. Por otro lado, también es importante comprender que es el primer fruto el que debe ofrendarse. No lo que sobra. Existe el peligro de reducir la parte que realmente debería pertenecer a Dios.
Consagrados por Dios para servir
El Apóstol Mayor explicó el propósito de la elección de la siguiente manera: “Somos consagrados a Dios para servirlo y –como dijo Pablo– para ofrecer nuestra vida en sacrificio a Dios. Y eso es importante, que seamos siempre conscientes de que hemos sido elegidos y llamados para servir al Señor, para hacer nuestra contribución al plan y la Obra de Redención”.
Una vez más, el Apóstol Mayor Schneider subrayó que es importante comprender que uno no es diferente de otras personas. Lo único que hace especiales a las primicias es su misión: “Debo prepararme para el retorno de Cristo y formar parte del sacerdocio real en el reino de paz, porque estoy llamado a ser una bendición para muchos, muchos otros. Y pase lo que pase en mi vida, nunca debo olvidarme de ser consciente de ello”.
Pertenecer a Dios
Como primicias, también existe una estrecha pertenencia a Dios, dijo el Apóstol Mayor, refiriéndose a las palabras de Jesús: “Dios como mi Padre me los ha dado y nadie los arrebatará de la mano de mi Padre”. Sin embargo, todo depende de la voluntad de uno mismo, dijo el Apóstol Mayor: “Tú le perteneces a Él. Ningún espíritu, ninguna enfermedad, ningún accidente ni muerte alguna pueden arrebatarte de la mano del Señor mientras quieras permanecer con Él. Todo depende de nuestra voluntad”.
Esta decisión libre también constituye un poder especial, porque: “El diablo no puede hacer con nosotros lo que quiera. Nosotros decidimos sobre nuestra comunión, nuestra relación con Dios; esa es mi historia”.
Ahora ya somos parte de la cosecha
“Como hijos de Dios, nacemos de agua y del Espíritu Santo”. Estas primicias no representan todavía de manera perfecta a la nueva creación, sino que la representan de manera nueva: «Ya somos el primer fruto de la creación, nos hemos convertido en una nueva creación en Cristo por el Bautismo con Agua y Espíritu”. Además, el Apóstol Mayor subrayó que esta nueva creación, el fruto, ya debería ser visible hoy: “Deberíamos dar este primer fruto de amor, sabiduría, paz y dominio propio”.
Sin embargo, la comprensión de la primogenitura no es de exclusividad: “No somos los únicos que se salvarán. Es solo la parte de la cosecha que anuncia la mayor parte de la cosecha que vendrá. La mayor parte aún está por llegar”.