Todos tienen una segunda oportunidad en la “Casa de la Gracia”. Con afecto, conversaciones y terapia, el programa apoyado por NAK-karitativ ayuda a ex presos a encontrar el camino para salir de la cárcel y volver a la sociedad.
Cuando Noam (nombre ficticio) llega a la cárcel, todavía es joven y está lleno de ira y pensamientos de venganza. Luego del asesinato de su primo, él y tres miembros de su familia mataron a un hombre del clan al que culpan de la muerte de su primo. Tras años en prisión, ya no tiene ningún contacto con su familia, y se siente solo y abandonado.
Una casa donde uno no es juzgado
Comienza una terapia en la “Casa de la Gracia” de Haifa (Israel). Allí acepta las experiencias traumáticas que vivió de niño y aprende a empatizar con su víctima y a expresar sus sentimientos. Ha cambiado: “Un hombre se libera cuando decide tomar las riendas del código cultural que me dicta cómo debo actuar”, dice hoy. “Fue inesperado para todos, pero hoy entiendo que un hombre se libera a sí mismo y también a su familia de la pérdida”.
Noam no es el único ex preso que ha recibido una segunda oportunidad en la “Casa de la Gracia”. Desde 1982, el programa de reinserción ha ayudado a más de 1.000 presos liberados a rehacer sus vidas sin reincidir y a encontrar de nuevo su lugar en la sociedad.
Necesidades en tiempos de guerra
NAK-karitativ, la organización de ayuda de la Iglesia Nueva Apostólica, apoya el programa desde 2017. “Todos merecen amor, un hogar y un entorno en el que puedan experimentar calidez y seguridad”, afirma la directora general, Tatjana Augustin. “Todos merecen cuidados y el derecho a formar parte de la comunidad”.
Los recientes conflictos armados en la zona demuestran a NAK-karitativ lo importante que es el compromiso y el apoyo financiero de la organización humanitaria: hay que almacenar suministros y se necesita aún más apoyo socio-pedagógico y terapéutico. Al mismo tiempo, hay menos puestos de trabajo para los que finalizan el programa.
Acompañar a la libertad
Los presos liberados pueden pasar hasta un año y nueve meses en la “Casa de la Gracia”. Durante la fase introductoria, conocen su nuevo entorno y se familiarizan con el programa. Durante la rehabilitación activa, participan en diversas terapias de grupo e individuales, talleres, programas de formación y excursiones. Están constantemente supervisados por el personal del programa, que controla sus progresos y adapta el programa a las necesidades y retos de los participantes.
También encuentran apoyo para la transición de la “Casa de la Gracia” a la sociedad: se ayuda a los antiguos reclusos a ponerse en contacto con posibles empleadores y con su círculo de familiares y conocidos. Muchos de los antiguos residentes, que ya llevan una vida independiente en la sociedad, están a su disposición como mentores capacitados para ayudarlos a encontrar un trabajo, una vivienda y un entorno estable.
Forjar una nueva vida
Entretanto, el programa ha sido reconocido por el Estado. Menos del 40% de los ex reclusos que han pasado un tiempo en la “Casa de la Gracia” reinciden.
No es fácil para Noam salir del programa. Por miedo a represalias, no se le permite entrar en el pueblo donde vive la familia de su víctima hasta 2025. Sin embargo, está decidido a reconstruir su vida y enmendar los errores del pasado.