«¿Qué hacéis ahí parados mirando el infinito?». Esa fue la pregunta, traducida al lenguaje de hoy, que era casi una acusación. Y luego el llamamiento: «No os quedéis ahí sin hacer nada. Poneos a trabajar». Por qué la Ascensión es más relevante que nunca.
Bien, en la Biblia la elección de las palabras es algo diferente: «Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo?», escuchan los Apóstoles de los dos hombres que comúnmente son identificados como ángeles. «Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo» (Hechos 1:10-11).
Pero el mensaje es el mismo: No permanezcáis en el asombro o la tristeza, sino preparaos activamente para su retorno.
Activos como para llenar un libro entero
Y eso es exactamente lo que hicieron los Apóstoles, con tanto entusiasmo que la Biblia necesita un libro extra para contarlo. Solo por nombrar algunos ejemplos:
- Los discípulos se dejaron llenar del Espíritu Santo. Dieron testimonio, por ejemplo con una ardiente prédica en Pentecostés o la inquebrantable confesión ante el concilio: “No podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído”.
- Los primeros cristianos edificaron comunidades: completaron el círculo de los Apóstoles y nombraron a los que se encargarían de servir a los pobres, que más tarde fueron llamados Diáconos. Y vivieron el Evangelio, cultivaron la comunión, celebraron el partimiento del pan y practicaron la oración.
- Los Apóstoles curaron a enfermos, como el mendigo cojo en la puerta del templo, expresamente según el lema: «Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda”.
Programa de acción para hoy
Con estos ejemplos, la gente de hoy en día también recibe un ejemplo, un modelo. Y el mensaje es el siguiente: No te quedes pensando en un evento bíblico que no puedes entender, o preocupándote por cuándo vendrá Jesucristo nuevamente. En lugar de eso, ponte en marcha y haz algo para que las cosas avancen.
Lo que hay que hacer es lo que establecen los Hechos de los Apóstoles:
- Dejarse llenar del Espíritu Santo: El amor de Dios fue derramado en nuestros corazones a través de Él. Solo tenemos que dejarnos guiar y dejar que determine nuestro obrar. Entonces uno da el mejor testimonio que Jesús puede desear. Porque las obras dicen más que las palabras.
- Edificar la comunidad: Forma parte de esto estar activo en el servicio al prójimo. O romper las barreras que separan. Acercarse a la gente que está al margen. Y donde alguien apenas puede mover sus miembros, las manos aún pueden ser dobladas.
- Curar a enfermos: No es necesario hacer milagros, solo hay que dirigirse a las almas heridas y darles lo que tienes: consuelo y coraje provenientes de la fe en Jesús.
La Ascensión fue el final de la historia de Cristo en la tierra y el comienzo del cristianismo en la tierra. Antes de ella, sin embargo, Jesús había dado un respiro para los discípulos: hasta el derramamiento del Espíritu Santo. Y entonces todo empezaría.
Quedan diez días para Pentecostés. Tiempo suficiente para echar un vistazo personal a uno de los puntos del programa de acción de los primeros cristianos. Y entonces realmente todo se pone en marcha.
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