Ser cristiano es un desafío, también, y precisamente, en el tiempo actual. Para cumplir este encargo, se necesitan, no por último, pausas para tomarse un descanso. Una receta como la que Jesús dio a sus discípulos.
«Todo aquel que está bautizado con agua, ha sido llamado para anunciar el Evangelio y servir al Señor». Lo recordó el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider en el Servicio Divino del 19 de marzo de 2017 en Wuppertal (Alemania). «Todo bautizado con Espíritu, además, fue elegido para un servicio especial, el de servir al Señor Jesucristo como sacerdote en el milenario reino de paz».
«Todos nosotros hemos recibido un encargo del Señor Jesús», afianzó el Director de la Iglesia: «Lo debemos seguir, lo debemos servir, debemos anunciar sus favores y su nombre. Este es un encargo enorme», mencionó. «Para poder lograrlo, sin falta necesitamos más fuerzas».
La fuerza necesita alimento y descanso
«Para eso necesitamos momentos de silencio, de reflexión y una alimentación sana», dijo el Apóstol Mayor en alusión al texto bíblico que sirvió de base al Servicio Divino: «Entonces los apóstoles se juntaron con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho, y lo que habían enseñado. Él les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun tenían tiempo para comer» (Marcos 6:30-31).
«¿Qué hicieron los discípulos?», iluminó el hecho relacionado con la alimentación de los cinco mil. «Ellos hablaron con Jesús, comieron e intercambiaron opiniones».
Hablar con Dios: tiempo para la oración
«Tomémonos tiempo para hablar con Dios». Aquí no se hace referencia a la oración cotidiana. «Hablo ahora muy conscientemente de la conversación totalmente personal e íntima con Dios, en la que no oramos por el prójimo, sino que se trata de nuestra alma y nuestra salvación. ¡Esto es imprescindible!»
De ella forman parte preguntas a Dios: «¿Cómo me ves? ¿Qué te parece, cómo estoy? ¿Qué esperas de mí?». Y también foman parte peticiones: «Son momentos de calma, en los que imploramos a Dios. Señor, quiero ser redimido, ¡quiero llegar a la meta! ¡Tú me tienes que ayudar!»
Alimentar el alma: tiempo para el Servicio Divino
«Esto muchas veces es hoy nuestro problema: pasan tantas cosas en nuestra vida que ya no podemos aprovechar los Servicios Divinos». Esto siempre depende de uno mismo. Pero cada uno puede hacer algo para sacar más fuerzas de la prédica: prepararse para el Servicio Divino y después, reflexionar sobre él.
«Leer en la Biblia forma parte de la preparación para el Servicio Divino», destacó el Apóstol Mayor Schneider. «Tomémonos tiempo alguna vez de leer todo un capítulo, todo un párrafo y reflexionar después: ¿Qué significará esto?»
«Elaboremos el Servicio Divino después de terminado», completó. «También en la conversación en casa, tomar un pensamiento y lo que acontece en ese momento iluminarlo a la luz del Espíritu Santo, desde la perspectiva de la fe. Eso ayuda».
Intercambiar pensamientos: tiempo para la visita de asistencia espiritual
«A veces tengo la impresión de que no se quiere que venga el Pastor. Se teme que controle nuestra vida. Esto es un asunto resuelto», dijo el Director de la Iglesia y dejó claro cómo entiende hoy este ofrecimiento: «Date alguna vez el gusto simplemente de estar sentado junto a tu asistente espiritual. Mantén con él una conversación totalmente personal sobre Dios, sobre tu fe, nuestro futuro, lo que sientas. Date alguna vez el gusto de una oración completamente personal».
«Pero no tenemos tiempo», con frecuencia es la reacción. «¿Realmente no? ¿No es engañarse a sí mismo?», preguntó el Apóstol Mayor. «Si juega el equipo de fútbol, uno encuentra el tiempo para mirarlo. Si sumo cuánto tiempo pasan las personas delante de su computadora y con los medios sociales…», acotó. «No tengo nada en contra. Sólo observo que no se trata tanto del tiempo, sino más bien del interés».
La conclusión: Jesús convoca a servirlo y anunciar su Evangelio. Para poder cumplir debidamente nuestro encargo, es de ayuda dedicar suficiente tiempo a la oración, al Servicio Divino y al intercambio de pensamientos espirituales. «Esta es una fuente de fuerzas. Esto lo necesitamos. Sobre ello Dios hará posar su bendición».