Producir la muerte por petición, asistir para el suicidio, acompañar en el proceso de la muerte… La Iglesia Nueva Apostólica se pronuncia sobre dignidad humana, autodeterminación y medicina paliativa.
¿Puede el hombre poner fin a su vida que ha recibido como un regalo de Dios? ¿Viola, por ejemplo, el mandamiento «No matarás», cuando un enfermo terminal mismo o su familia rechaza la utilización de recursos para prolongación de la vida?
Dignidad humana y autodeterminación
Las sociedades modernas permiten al individuo una gran medida de libertad de decisión. Para el individuo, esta libertad representa también una mayor presión social para asumir la propia responsabilidad y expresar su voluntad. También los cristianos se ven confrontados directa o indirectamente con las diferentes posibilidades de la ayuda al morir y para morir. Según la concepción cristiana, lo que se exige como acto de dignidad humana o derecho del individuo, no debe oponerse a los mandamientos divinos.
La Iglesia Nueva Apostólica se pronuncia al respecto. En un documento explica términos técnicos, se refiere a las consecuencias de los avances médico-técnicos –hacia una esperanza de vida cada vez mayor– y también aborda puntos de vista éticos.
Cómo tratar la vida recibida de Dios
Desde la perspectiva cristiana, la vida es dada por Dios. El ser humano posee dignidad debido a la dedicación de Dios (fue hecho a imagen de Dios), independientemente de sus capacidades o su estado de salud. Como don de Dios, no se debe poner fin a la vida arbitrariamente. Sin embargo, esto no significa que se deban emplear todos los medios disponibles para la prolongación de la vida.
La posición de la Iglesia resumida
«Cada ser humano tiene derecho a una muerte digna. La eutanasia y la medicina paliativa conciernen a quienes están por morir, para los que no existe perspectiva de sanar o que se produzca una mejoría de su padecimiento. Desde el punto de vista cristiano sólo pueden significar una ayuda al morir y nunca una ayuda para morir. Se rechazan el matar por petición y la asistencia para el suicidio. El permitir la muerte mediante la no utilización de recursos de prolongación de la vida y la paliación de los dolores o la sedación en el proceso de la muerte para controlar los síntomas con un mínimo riesgo de acortamiento de la vida, no contradicen los principios de la fe cristiana. De acuerdo con la imagen cristiana del hombre, la atención con medicina paliativa es muy significativa. La asistencia de personas cercanas y el acompañamiento con asistencia espiritual en el sentir del Evangelio pueden mitigar miedos y movilizar fuerzas espirituales del alma. Las declaraciones anticipadas de voluntad pueden ayudar a atender a los moribundos de la manera que ellos desean».
Asistencia espiritual, imprescindible y sustentadora
Forma parte de la asistencia espiritual el aceptar al moribundo con gran sensibilidad, tal cual es, con todas sus opiniones y actitudes, consolarlo, pero también soportar el hecho de que al atravesar una enfermedad puede surgir una crisis de fe y que se esté disgustado con Dios.
La asistencia espiritual debe ser franca. Encubrir la situación o enfocar la atención sólo sobre la inmortalidad del alma resultan de poca ayuda. La asistencia espiritual procura transmitir que Dios se halla cercano justamente en las experiencias dolorosas pudiendo brindar especial fuerza al alma. Así también, el atravesar las más graves enfermedades incurables en ningún caso significa que Dios castiga o ha abandonado al individuo.
Fortaleza en la fe y asistencia divina
Por su confianza en Dios y con la esperanza de su asistencia y su cercanía, los cristianos también pueden experimentar consuelo y fuerzas justamente en situaciones difíciles. El conocimiento de nuestra vida eterna y de nuestro futuro junto a Dios puede mitigar el miedo de la despedida. La Sagrada Escritura menciona varios ejemplos, como Elías. Se le estaban terminando las fuerzas y jugaba con el pensamiento de poner fin a su vida. Hasta le pidió a Dios que lo dejase morir. Mas los caminos de Dios fueron otros: el ángel del Señor vino con alimento y fortalecimiento.
Statements on Euthanasia and Palliative Care
Foto: Oliver Rütten