«En medio de semejante diversidad de culturas»
«Un hogar por un tiempo» es lo que ofrece la familia Eigenmann de la comunidad Vancouver (Canadá) a jóvenes nuevoapostólicos ya desde hace doce años. En nac.today informamos sobre sus experiencias.
Una casa de dos pisos en Coquitlam, en las periferias de Vancouver; a sólo una cuadra de un lago con una larga playa natural. Aquí viven Caren (39) y Marcel (45) Eigenmann con sus hijos Kylie (12) y Spencer (10).
En la parte de arriba de la casa, la familia instaló una habitación con su propio baño para recibir a huéspedes de lejos, en cierta forma, un miembro de la famlia por un tiempo. Aquí viven regularmente jóvenes nuevoapostólicos cuando están lejos de su patria para poder aprender y estudiar. La familia Eigenmann recibió en su hogar más de quince jóvenes huéspedes en los últimos doce años.
Una familia internacional
Caren y Marcel se conocen desde su juventud a pesar de que llegaron al mundo en diferentes continentes, separados por el Océano Atlántico: «Yo nací en Ciudad del Cabo, en Sudáfrica. Cuando tenía doce años, nos mudamos a Canadá», cuenta Caren. El Apartheid, la división de las razas, era cada vez peor en Sudáfrica. «Mis padres querían que mi hermana dos años menor y yo creciéramos en una sociedad que aceptara a todos».
Marcel nació en Calgary, en la provincia canadiense de Alberta. Pero su familia tampoco es originaria de Canadá: la madre de Marcel procede originariamente de Alemania y su padre de Suiza. Muchas veces pasó sus vacaciones de verano en Europa en lo de sus parientes.
Padres anfitriones a pedido
El impulso para comprometerse como familia anfitriona vino de la comunidad: «Uno de nuestros siervos se dirigió a nosotros con la solicitud de una alumna de Alemania. Julia estaba buscando una familia nuevoapostólica con la que pudiese vivir en Vancouver durante su práctica en el exterior». Caren y Marcel estuvieron de acuerdo y entonces Julia fue en el año 2005 su primera hija invitada.
Desde entonces la familia recibe regularmente a jóvenes nuevoapostólicos. La mayor parte vienen de Alemania o Suiza. Es importante para la familia que sus huéspedes compartan su fe y lo es también por motivos pragmáticos: «Estamos muy involucrados en nuestra comunidad. Entonces es más fácil incluir a los huéspedes que también son nuestros hermanos en la fe», explica la hermana Eigenmann. Su esposo dirige el coro, ella misma toca el órgano y la flauta en la orquesta, enseña en la escuela dominical y está encargada de la coordinación en su distrito.
En medio de la comunidad
Pasar mucho tiempo en el círculo de los hermanos y hermanas en la fe, eso ya es costumbre para Marcel y ella desde su infancia, sigue contando la hermana Eigenmann: «Nuestros padres fueron ambos dirigentes de comunidad». Eso transmiten Caren y Marcel también a sus hijos: involucrarse en la comunidad, tener una relación estrecha con los hermanos en la fe.
«Kylie toca la flauta y el piano y Spencer el violín en la orquesta de nuestra comunidad. Spencer también guía a los hermanos para la Santa Cena», relata Caren. En algunas comunidades de Canadá, los niños ayudan a guiar a los miembros de la comunidad para la Santa Cena. Para eso se paran junto a la correspondiente fila cuando es el momento de dirigirse hacia el altar.
Todavía nunca una mala experiencia
Para los huéspedes, la estrecha vinculación de la familia Eigenmann con la comunidad, así como la agenda de actividades completa jamás fue un problema. «Seguro que Dios puso su mano en lo que respecta a nuestros jóvenes huéspedes. Podemos decir con sinceridad que todavía nunca tuvimos una mala experiencia con los jóvenes que se alojaron en nuestro hogar. Fue maravilloso», cuenta la madre anfitriona.
Con uno de sus huéspedes la familia tiene una relación especial: «Reto viene de Suiza e hizo un curso de inglés y además trabajaba cuando en 2006 vivió con nosotros siendo alumno invitado. Después nos visitó al menos cinco veces más. En el ínterin conocimos a toda su familia e incluso a su esposa, porque entretanto se casó».
«Cada uno de nuestros jóvenes huéspedes tenía una personalidad única; eso lo apreciamos mucho. Es genial educar a nuestros hijos en medio de semejante diversidad de culturas», dice Caren mirando hacia atrás a los últimos doce años, alegrándose ya desde ahora por su próximo joven invitado.