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Epifanía, una fiesta (casi) desconocida

enero 6, 2025

Autor: Reinhard Kiefer

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La fecha perdió su estatus en favor del 25 de diciembre. Y tampoco tiene mucho que ver con los reyes, porque el 6 de enero tiene un significado propio que merece la pena considerar.

La fiesta de la Epifanía se celebra en muchas Iglesias el 6 de enero. Epifanía es una palabra griega que significa “aparición”. Se refiere a la aparición de Dios en Jesucristo.

Hasta mediados del siglo IV, el nacimiento de Jesús se conmemoraba el 6 de enero; en el periodo siguiente, esta fecha se sustituyó por el 25 de diciembre. En la Roma precristiana, ese día tenía lugar la fiesta del Sol Invictus –el Sol invicto–. 

Regreso al pasado

A partir de entonces, la fiesta de la Epifanía pasó a un segundo plano en la Iglesia Occidental, mientras que el 6 y 7 de enero siguió siendo el día en que se recordaba el nacimiento de Jesucristo en la Iglesia Oriental, es decir, en la Ortodoxa.  En la Comunidad Católica Apostólica y en la primitiva Iglesia Nueva Apostólica, los Servicios Divinos se celebraban el día de Epifanía o en las inmediaciones de esta fecha, de forma similar a la Iglesia Católica y a la mayoría de las Iglesias Protestantes.

Desde hace algunos años, la fiesta de la Epifanía también se ha vuelto a conmemorar en los Servicios Divinos nuevoapostólicos. Por un lado, sirve como reflexión sobre el acontecimiento navideño, la encarnación de Dios, y, por otro lado, la fiesta marca el final del tiempo de Navidad en el año litúrgico nuevoapostólico. 

¿Por qué los Reyes?

El nombre popular de la fiesta de la Epifanía es “Reyes Magos”. Se trata de un recuerdo de la visita de los Magos de Oriente al niño Jesús, que se menciona en Mateo 2:1-12. Los Reyes Magos son en realidad astrólogos. En la versión legendaria de esta historia bíblica, los astrólogos se convirtieron en reyes, sin duda para subrayar la importancia de su visita. 

Además, es probable que se hiciera referencia a Salmos 72, que habla del rey de Judá –imagen del Mesías– a quien rinden homenaje los reyes paganos: “Los reyes de Tarsis y de las costas traerán presentes; los reyes de Sabá y de Seba ofrecerán dones. Todos los reyes se postrarán delante de él; todas las naciones le servirán” (versículos 10 y 11).

Que los Reyes Magos sean tres, está inspirado en los presentes que traen al niño divino: oro, incienso y mirra.  Son preciosos, dignos de un rey y, por lo tanto, hacen referencia a la condición real y divina del niño. 

Jesús, la luz

La historia de los Magos de Oriente contiene aspectos importantes que hacen referencia a la naturaleza y la misión de Jesús, que se mencionan durante la fiesta de la Epifanía:

La luz desempeña un papel importante en el mensaje navideño. En el relato de la Navidad según Lucas, se cuenta que “la gloria del Señor los rodeó de resplandor” a los pastores que estaban en el campo (Lucas 2:9). La luz es un signo de la presencia de lo divino, la estrella que siguen los Reyes Magos los conduce a la aparición de Dios entre los seres humanos.

Los Reyes Magos no son judíos. Son gentiles que se han puesto en camino y preguntan en Judea: “¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle”. Estos Reyes nos recuerdan que el Hijo de Dios adoptó la condición de hombre no solo para Israel, sino para todas las naciones. Esta dedicación de personas de tradición no judía hacia el “Rey de los judíos” puede entenderse como el primer indicio de la posterior misión cristiana a los gentiles y de la conversión de muchos no judíos al Evangelio de Jesucristo.  

Lleno de Dios

La estrella conduce a los Reyes Magos hasta Jesús, entran en la casa y encuentran allí a María y al niño. El comportamiento de los Magos hacia el niño tiene un significado simbólico: “Y postrándose, lo adoraron” (Mateo 2:11).

En el contexto judío, solo se adora a Dios. La adoración de los Reyes Magos, que se postraron delante de Jesús y lo adoraron, expresa el reconocimiento de que Dios está presente en el niño. El niño Jesús –no recién el hombre Jesús– está lleno de Dios, es verdadero hombre y verdadero Dios.  

Cuando celebramos la Epifanía, confesamos: Jesucristo es “Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero” (Confesión de fe de Nicea-Constantinopla). Él es la presencia de Dios en el mundo y llama a personas de todas las naciones a seguirlo. 


Foto: Donald – stock.adobe.com

enero 6, 2025

Autor: Reinhard Kiefer

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