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El doble Consolador

22 05 2025

Autor: Andreas Rother

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Consolador, ayudador, abogado: una palabra con muchas traducciones. Y ninguna de ellas es incorrecta. Pero, ¿de quién se trata realmente? ¿Hay incluso dos en la Biblia?

El “Consolador” ha desaparecido. Al menos eso es lo que podría pensar quien conozca la versión King James, la Biblia oficial de la Iglesia Nueva Apostólica en lengua inglesa hasta 2002. Porque en la versión New King James, que es la versión oficial desde entonces, solo se habla del “Ayudador”, por ejemplo, en Juan 16:7.

Algo similar, aunque diferente, ocurre en la Biblia francesa Segond. El “Consolador” de la revisión oficial de la Iglesia de 1979 se ha convertido en “Defensor” en la moderna Segond 21. Únicamente en la Biblia alemana de Lutero y en la Biblia española Reina Valera se ha mantenido la antigua denominación en las nuevas ediciones.

¿Cómo es posible que haya tales diferencias?

La cuestión del parákletos

Paraklētos” es la palabra que aparece en el texto original griego del Nuevo Testamento. Traducido literalmente, significa “el que es llamado”, o bien “el que es llamado para ayudar”. Fuera de la Biblia, solo se utilizaba en contextos jurídicos. Por lo tanto, ayudador, asistente, apoyo, abogado o defensor son traducciones bastante adecuadas.

Solo que “consolador” no encaja. Este término hace referencia más al contenido que a una traducción. Se designa al parákletos según el efecto que produce: consolar, pero no necesariamente consolar tal y como lo entendemos hoy en día, es decir, dirigirse a las personas para aliviar su dolor espiritual.

El significado original tenía otro enfoque: “fortalecer” y “animar”. Esto también se refleja claramente en la raíz latina de la palabra inglesa “comfort”: con-fortis = con/al lado de + fuerte/poderoso.

El parákletos es, por lo tanto, el que transmite valor y fuerza. La pregunta es: ¿qué se entiende exactamente con ello?

El Consolador 1.0

Parákletos aparece solo cinco veces en el Nuevo Testamento, cuatro de ellas en el Evangelio de Juan. La primera vez es en Juan 14:16, donde Jesús dice que Dios, el Padre, “os dará otro Consolador”. Un momento: ¿otro? ¿Y quién es el primero?

Cristo mismo es, por supuesto, el número uno: animó a los débiles (“¡No temas!”), consoló a los afligidos (“¡No llores!”) y defendió a los marginados (“Los que están sanos no tienen necesidad de médico”). Su sacrificio es el apoyo definitivo y su resurrección es el estímulo absoluto que transmite valor y fuerza.

El Consolador 2.0

Más adelante en el texto se nombra también al otro Consolador: “el Espíritu de verdad” (Juan 14:17 y 15:26), es decir, “el Espíritu Santo” (Juan 14:26). El mismo Jesús lo describe como maestro, testigo, amonestador y guía a la verdad. Es el espíritu de poder, de amor y de dominio propio.

Sin embargo, “si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros”, dice Jesús (Juan 16:7). ¿Por qué?

De “con nosotros” a “en nosotros”

Jesús fue el primer Ayudador en la tierra: personal, visible y también sanador en lo externo. El Espíritu Santo es el segundo Ayudador: invisible, que actúa solo en lo interno. Jesús, como ser humano, estaba limitado por el tiempo y el espacio. El Espíritu Santo, sin embargo, puede actuar en todos los creyentes al mismo tiempo y hace tangible la omnipresencia de Dios.

Con la ascensión de Cristo y el envío del Espíritu Santo en Pentecostés, comienza una nueva era en el plan de salvación de Dios: al “con vosotros” le sigue el “en vosotros”. A la era de la ley y la fase de la encarnación le sigue ahora el tiempo de la Iglesia y los Sacramentos.

Pero el primer parákletos no ha desaparecido. Por quinta y última vez, esta palabra aparece en 1 Juan 2:1: “Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”. El Ayudador y Asistente como Abogado y Defensor, ¡qué consuelo!


Foto: freshidea – stock.adobe.com

22 05 2025

Autor: Andreas Rother

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