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En foco 11/2025: ¿Tengo lo suficiente para hacer el bien?

15 07 2025

Autor: Peter Lambert

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A veces, nuestra propia contribución nos parece insignificante. Sin embargo, en las manos de Dios, incluso lo poco se convierte en una bendición. Y siempre hay algo que se puede dar en abundancia, como deja claro el Apóstol de Distrito Peter Lambert (África del Sur).

Cuando se decide un curso de acción, es normal considerar el costo de dicha acción. Uno se pregunta: ¿Tengo la capacidad y los recursos, materiales o de otro tipo, para hacerlo? Aunque hemos recibido colectivamente la exhortación de nuestro Apóstol Mayor de hacer el bien, se requiere una decisión personal para actuar en consecuencia. Al tomar esta decisión, es posible que no todos se sientan igualmente capaces de hacer el bien. Pueden surgir pensamientos como: No tengo tanto como los demás, ¿realmente tengo lo suficiente para hacer el bien? ¿Mi pequeña contribución marcará alguna diferencia? Considerando que entre las personas existe un acceso desigual a los recursos, estos pensamientos son comprensibles.

Sin embargo, cuando la exhortación a hacer el bien está inspirada por el Espíritu Santo, queremos verla desde una perspectiva divina. El relato de la alimentación de los cinco mil por Jesús (Juan 6:1-14) contribuye en gran medida a esta perspectiva:

  • Cuando Jesús vio acercarse a la gran multitud, habló de comprar comida para que comiesen. En ese momento, no tenía nada que darles, pero ya sentía una gran compasión por sus necesidades. Siguió mostrando compasión cuando le informaron de que la cantidad de comida disponible era totalmente insuficiente. Ante la escasez de recursos, ¡Jesús mostró una abundancia de compasión! No todos tenemos los mismos recursos, ni los mismos dones y talentos, pero todos podemos desarrollar una abundancia de compasión por las necesidades de nuestro prójimo, como lo hizo Jesús.
  • Jesús dio gracias por la comida antes de distribuirla. Aunque la comida no era suficiente para empezar, expresó su gratitud por ella. También aquí podemos aprender de nuestro Salvador: ante la escasez de recursos, ¡mostró una abundancia de gratitud! Todo lo que tenemos, ya sea poco o mucho, es solo por la gracia de Dios.
  • La comida fue proporcionada por un muchacho, que estaba dispuesto a dársela a Jesús a pesar de que era insuficiente. En las manos de Jesús, esa pequeña contribución se convirtió en una bendición para muchos. Todos tenemos limitaciones en cuanto a lo que podemos hacer por los demás, pero todos podemos responder positivamente a la exhortación inspirada por el Espíritu de hacer el bien. Podemos confiar en que nuestro Padre celestial bendecirá nuestras contribuciones según su voluntad.
  • Después de que Jesús alimentó a la multitud, ellos lo siguieron y Él les aconsejó que buscaran la comida que permanece para siempre (Juan 6:26-27). No permitió que el espectacular milagro de alimentar sus cuerpos oscureciera su verdadera misión, que era darles la vida eterna. Nuestra compasión por nuestro prójimo debe incluir sus necesidades temporales y espirituales. Como pueblo de Dios, no nos falta el pan de vida: ¡compartámoslo en abundancia!

En respuesta a la pregunta: ¿Tengo lo suficiente para hacer el bien?, podemos hacernos eco de las palabras del Apóstol Pablo: “Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra” (2 Corintios 9:8).

15 07 2025

Autor: Peter Lambert

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