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Con Jesús en las buenas y en las malas

16 07 2025

Autor: Sophie Berg

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Pobreza, ingratitud, rechazo: Jesús conoce las luchas de los creyentes, porque Él mismo las ha vivido. Y por eso puede ayudar a todos los que siguen sus pasos y perseveran.

“Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas. Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí”. El Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider predicó sobre Lucas 22:28-29 el 6 de abril de 2025 en Bruselas, Bélgica.

Las pruebas de Jesús

¿De qué pruebas habla Jesús aquí? “De hecho, Jesús se enfrentó a pruebas durante toda su vida, desde el momento en que comenzó su misión. Las pruebas son todas las fuerzas que se pusieron en marcha, todos los espíritus que trabajaban para impedirle cumplir su misión”.

Dudas sobre su filiación divina: “¿Quién te crees que eres? Basta ya, te conocemos, eres el hijo del carpintero, el hijo de María”, decían los contemporáneos de Jesús.

Presión del entorno: “Hiciera lo que hiciera, siempre lo hacía mal”. Especialmente cuando no respetaba las normas del día de reposo y se relacionaba con pecadores.

Pobreza: Jesús “dependía completamente de lo que la gente le daba. Estaba muy contento de que hubiera mujeres que lo apoyaran económicamente, estaba contento de que hubiera personas que le dieran alojamiento”.

Ingratitud: Por ejemplo, curó a los diez leprosos “y ellos no fueron capaces de darle las gracias”. El dirigente de la Iglesia agrega: “Pienso que eso afectó mucho a Jesús”.

Incomprensión: Jesús “les habló de la fe, y ellos dijeron: ‘No, no, no, queremos señales, queremos milagros. No queremos creer, queremos ver’”. Esta incomprensión de sus contemporáneos marcó mucho a Jesús y lo entristeció profundamente: “No habéis entendido”.

Abandono: Doce discípulos permanecieron al lado de Jesús, pero muchos otros lo abandonaron. “Porque estaban decepcionados, porque no entendían lo que decía sobre su cuerpo y su sangre, no entendían lo que quería”, explica el Apóstol Mayor. Eso le dolió mucho.

Hostilidad: Jesús estaba incómodo y era diferente a los demás. “En Nazaret quisieron despeñarlo por un precipicio” y “las autoridades religiosas querían matarlo”. Jean-LucSchneider explica: “Es difícil vivir en tales condiciones, sabiendo que siempre hay gente que quiere matarte, hagas lo que hagas”.

En todas estas pruebas que Jesús sufrió, sus discípulos no se apartaron de su lado. “No os habéis ido, habéis permanecido conmigo, no siempre lo habéis entendido todo, pero os habéis mostrado dispuestos”.

Pruebas y seguimiento: entonces y ahora

Al igual que entonces, actualmente también hay muchas pruebas que “quieren separarnos de Dios”. Pero “como Jesús pasó por estas pruebas, puede comprendernos y ayudarnos”. Hoy en día, las pruebas pueden ser:

  • Dudas sobre la elección divina: “¿Quién te crees que eres para creer que formarás parte de la novia del Señor, que eres un hijo de Dios, que serás rey y sacerdote?”.
  • Presión externa: “¡Quédate tranquilo, relájate! Deja de creer que eres mejor que los demás y que no puedes hacer lo que hacen los demás. Haz lo mismo que los demás”.
  • Ingratitud: “No tiene sentido hacer el bien, nadie te lo agradecerá”.
  • Renunciamiento: “Nuestra prioridad es hacer el bien y, por eso, no siempre tenemos lo que tienen los demás. También aceptamos siempre un cierto renunciamiento al decir: ‘No, eso no lo hago’”.
  • Incomprensión: “Hoy en día se quiere reducir la fe cristiana a una serie de recetas: si haces esto, si eres bueno, serás rico, serás feliz, no enfermarás. Nosotros tenemos otra interpretación del Evangelio”.
  • Hostilidad: En el mundo “se promueven otros valores distintos al respeto mutuo, el perdón, la reconciliación, la bondad y la tolerancia”. También en la Iglesia cristiana “suceden muchas cosas que no deberían suceder, que son inaceptables desde todos los puntos de vista. Pero eso hace que las personas desarrollen una especie de hostilidad hacia cualquier forma de Iglesia”.
  • Abandono: El número de personas que acuden a los Servicios Divinos sigue disminuyendo. Puede causar inseguridad que las comunidades estén cada vez más vacías.

Jesús “no nos pide que hagamos todo lo que Él hizo, simplemente nos pide hoy: a pesar de todo, permaneced fieles, permaneced fieles a Jesús, seguidlo”, apeló el Apóstol Mayor: “Y entonces podrás contar con Él y hará por ti lo que tú no puedes hacer. Él ha vencido el mal y comparte su victoria contigo”.

16 07 2025

Autor: Sophie Berg

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