¡Todo lo viejo ya no vale! El mensaje de Dios rompe con las tradiciones y nos desafía: quien se atreve, reconoce lo radicalmente nuevo del Evangelio.
Más de mil creyentes llenaron la iglesia de Margaret Avenue cuando el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider celebró el Servicio Divino en Kitchener (Ontario, Canadá) el 19 de octubre de 2025. Lo acompañaron Apóstoles de Distrito y Apóstoles de varios países. El motivo fue el pase a descanso del Apóstol de Distrito Mark Woll y su Ayudante Frank Dzur, así como el encargo al nuevo Apóstol de Distrito Arnaud Martig.
Desde el principio, el dirigente de la Iglesia dejó claro de qué se trata realmente: no se trata de ministerios o ceremonias, sino de la relación personal de cada individuo con Dios. El Servicio Divino, subrayó, es “para ti, tu salvación, tu relación con Dios”. Dios habla hoy a cada uno y le da la fuerza para permanecer fiel y prepararse para el retorno de Cristo.
“¡Lo que traigo es completamente nuevo!”
El Apóstol Mayor Schneider predicó sobre el texto bíblico de Marcos 2:22 y explicó que Jesús respondió a las críticas de los judíos en una discusión con ellos. Le reprochaban a Él y a sus discípulos que desobedecieran las tradiciones. Jesús respondió: “¡Lo que traigo es completamente nuevo!”. Con ello, el Señor dejó claro que su mensaje no encajaba en las viejas formas, sino que abría un camino radicalmente nuevo. Para los oyentes de entonces, eso era difícil de comprender: una revolución espiritual que sacudía las ideas existentes.
Lo nuevo se manifestaba sobre todo en la interpretación de Dios: “Dios es nuestro rey”, esa era la tradición, el pensamiento de Israel. Dios era considerado un rey severo que promulgaba leyes y castigaba las infracciones. Jesús, sin embargo, reveló a un Dios misericordioso, un Padre amoroso que perdona y ama a los pecadores. Este descubrimiento lo cambió todo, dijo el Apóstol Mayor. Del mismo modo, Jesús redefinió la justicia: lo que cuenta no es el cumplimiento externo de la ley, sino la actitud interior. “Incluso si haces todo eso, no puedes ganarte la salvación. Serás salvo por gracia”.
Una bendición que pone al mundo al revés
Jesús también dio un giro radical al concepto de bendición. Mientras que en épocas anteriores muchos asociaban la bendición con la riqueza, la paz y la salud, Jesús dijo: “Bienaventurados los pobres, bienaventurados los que lloran, bienaventurados los que padecen persecución”. El Apóstol Mayor Schneider destacó que la verdadera bendición se refiere a la vida eterna, no a la prosperidad terrenal. Jesús desvió la mirada de las ideas materiales hacia los valores celestiales. Solo quien se niega a sí mismo y sigue a Cristo puede llegar a ser “una nueva criatura”, un ser humano renovado por la fe.
Lo nuevo del Evangelio, dijo el dirigente de la Iglesia, resulta demasiado exigente para muchos cristianos, tanto entonces como ahora. Ya Pablo exhortó: “Por favor, no volváis al yugo del pasado… permaneced en el Evangelio”. También hoy existe el peligro de volver a caer en viejos patrones y reducir la fe a recompensas terrenales. La fe exige coherencia y transformación interior, no adaptación a la comodidad o a las expectativas sociales.
Al final de su prédica, el Apóstol Mayor Schneider resumió: ser cristiano significa dejarse renovar continuamente. “Cuanto más nos asemejamos a Cristo, más fácil nos resulta ser uno en Cristo a pesar de nuestras diferencias”. Esta unidad, dijo el Apóstol Mayor, es a la vez objetivo y misión: personas de diferentes orígenes, culturas y características deben dejarse unir por Cristo. Solo quien esté dispuesto a dejarse transformar podrá formar parte de este nuevo pueblo de Dios.
Vestidos nuevos, vida nueva
En su aporte a la prédica, el Ayudante Apóstol Mayor Helge Mutschler habló de un gran día para la Obra de Dios en Canadá. Sin embargo, el Servicio Divino no solo era un aniversario, sino también un signo de fe viva: “Es un momento maravilloso estar aquí, sentir esta atmósfera impresionante y mirarnos a los ojos”. El Ayudante Apóstol Mayor recordó que el mundo, tanto entonces como ahora, está marcado por el egoísmo, la injusticia y la indiferencia hacia los débiles. Por eso, el obrar de Dios es aún más sorprendente: “Él vino del cielo… y se humilló a sí mismo hasta la cruz”. Con ello, Cristo mostró un mundo completamente nuevo: el mundo del amor, la justicia y la cercanía a los débiles.
Basándose en Colosenses 3:12, animó a los creyentes a hacer visible este amor divino. “Sed misericordiosos, benignos, humildes, mansos y pacientes”, dijo citando al Apóstol Pablo. Estos “vestidos” espirituales son las características de una nueva creación en Cristo. Además, los creyentes no solo deben salir llenos de la Iglesia, sino también transformados. El nuevo camino, según el Ayudante Apóstol Mayor, es sencillo, pero decisivo: una actitud de unión con Dios y con el prójimo.









