
Desde la disputa sobre la naturaleza de Jesús hasta la Confesión de fe central de los cristianos: esto es lo que ha esbozado la serie de nac.today. Para concluir, aquí un resumen de los contenidos y la oportunidad de profundizar en ellos.
Los orígenes de la Confesión de Nicea-Constantinopla se remontan al concilio de Nicea (325) y al primer concilio de Constantinopla (381). En esta Confesión de fe se expresan en palabras concisas y vinculantes, los fundamentos esenciales de la fe cristiana, tal como se atestiguan en el Antiguo y el Nuevo Testamento.
En relación unos con otros
La Confesión expresa que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son el único y verdadero Dios. Las personas divinas se determinan por su relación mutua: el Padre es el engendrador, el Hijo es el engendrado, el Espíritu Santo es la emanación del Padre y del Hijo. Las obras de la Trinidad interior (Trinidad inmanente) son, por tanto, distinguibles o divisibles.
Mientras que en el caso de la Trinidad económica, es decir, el obrar del Dios trino, rige el principio de que las obras de la Trinidad no pueden dividirse externamente, no obstante, aquí también se ponen de manifiesto algunos puntos centrales (apropiaciones): el Padre es confesado como Creador, el Hijo como Redentor encarnado y el Espíritu Santo como Creador de lo nuevo. Esto deja claro que el obrar trinitario interno y el del Dios trino no pueden separarse por completo externamente. El Hijo se hizo hombre, no el Padre y tampoco el Espíritu Santo. En definitiva, la encarnación de Dios en Jesucristo representa el camino para reconocer al Dios trino.
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se revelan en la historia. Son adorados por igual.
Iglesia, Sacramento y futuro
Otro objeto de la Confesión es la Iglesia, descrita como una, santa, universal y apostólica. El hecho de que la Iglesia sea una, santa, universal y apostólica expresa aspectos esenciales que caracterizan a la Iglesia, que también se tratan en el Catecismo INA 6.4.1 bajo el título “Los rasgos característicos de la Iglesia”.
La Confesión de Nicea-Constantinopla subraya la importancia del Bautismo con Agua como acto fundamental para ser cristiano, en el que se experimenta el perdón de los pecados. El perdón del pecado original es de decisiva importancia porque sustituye el alejamiento de Dios por la cercanía a Dios.
La Confesión contiene también afirmaciones escatológicas esenciales: habla del retorno de Cristo, de la resurrección de los muertos y de la vida eterna en el mundo venidero, la nueva creación.
Plenamente vinculante
Junto con la Confesión apostólica y la Confesión nuevoapostólica, la Confesión de Nicea-Constantinopla es uno de los textos confesionales vinculantes de la Iglesia Nueva Apostólica.
Se puede profundizar en la historia previa, los fundamentos, el desarrollo, los efectos y el contenido de la Confesión de fe descargando la elaboración aquí:
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