Lo que comenzó como un único artículo, se convirtió en una serie de diez partes. Tan rica es la historia de la individualidad nuevoapostólica en torno a la Santa Cena. Como conclusión, los resultados de la investigación.
A la mitad…
… las dividía la comunidad en la Santa Cena por pura necesidad: en la Primera Guerra Mundial el vino era tan escaso que el cáliz a veces se llenaba la mitad con agua. Y en la crisis económica mundial incluso las hostias se tuvieron que cortar por la mitad, por ejemplo en el Servicio Divino con el Ayudante Apóstol Mayor Johann Gottfried Bischoff el 14 de octubre de 1923 en Braunschweig (Alemania).
Consideraciones higiénicas…
… fueron uno de los motivos por los cuales se renunció al uso del cáliz conjunto. La introducción de cálices individuales fue rechazada por el Apóstol Mayor Niehaus: «Así volverá otra vez la distinción de clases». Y el sumergir las hostias por medio de un tenedor o una pinza tampoco parecía practicable. Entonces la hostia ablandada tendría que «lamerse de la mano» y eso después de estrecharse las manos tantas veces.
Laborioso trabajo artesanal…
… implicaba la hostia combinada en su primera década. No todas las comunidades poseían el «Bickelmannschen Hostientupfer», el aparato que se usaba para hacer los toques de vino sobre las hostias. Así, en muchos lugares los sábados familias enteras se dedicaban a aplicar las gotitas de vino manualmente, ya sea con pipetas, jeringas o también con aparatos caseros realizados con corchos y palillos.
20 millones de marcos…
… costaba en Alemania una única hostia en el punto máximo de la inflación de los años 1920. 0,6 centavos de euro cuestan hoy la producción y el envío en Renania del Norte-Westfalia. Actualmente, la Iglesia regional que las produce pone a disposición las hostias en forma gratuita.
En carretón…
… remitía Helene Herterich, la primera jefa de la fábrica de hostias de la Iglesia en Bielefeld (Alemania), los paquetes para las comunidades, para lo cual los debía alcanzar hasta el correo. Hoy viene el servicio de paquetes a domicilio para buscar la carga. A veces hay series completas que son llevadas al exterior en camión o en avión cuando van a ultramar.
Los primeros clientes…
… de la fábrica de hostias se llamaron Paul Dach y Jacob Dietz. El primero era Apóstol de Distrito en Renania del Norte-Westfalia y se le envió la remesa el 16 de junio de 1931. El último era Apóstol de Distrito en Australia y le fue enviada el 21 de julio de 1931.
Unos 600 kilómetros de alto…
… tendría la pila si se pusieran una sobre otra todas las hostias producidas hasta ahora en Bielefeld (Alemania), Ciudad del Cabo (Sudáfrica), Lusaka (Zambia), Bengaluru (India) y Buenos Aires (Argentina). Esto respondería a 30 veces la diferencia entre el punto más alto y el punto más bajo de la corteza terrestre: del monte Everest a la fosa de las Marianas.
Prácticamente libres de alcohol…
… están las gotas sobre la hostia. Incluso si se le aplicara vino puro, este tendría tanto alcohol como el que contiene una cucharada de jugo de tomate por el proceso natural de fermentación. En efecto, el alcohol se volatiliza durante la producción: antes de aplicarlo, el vino se hierve durante doce horas para que las gotas tengan un color fuerte. Y la proporción que queda se evapora más adelante en el almacenamiento.
Depende del clima…
… cuántas hostias se encuentran exactamente en la caja estándar. Deben ser más o menos 1.600 unidades. Pero no se las cuenta, sino que se las pesa. Y la humedad actual del día incide en su peso. En realidad, las hostias se pueden conservar ilimitadamente. Pero la fábrica de hostias de Bielefeld recomienda usar el contenido de las cajas hasta dentro de medio año.
Las tres gotas de vino…
… no ocupan su lugar por casualidad. Originalmente las hostias tenían grabado un crucifijo. Y como gotas de sangre, las gotas de vino estaban ubicadas exactamente allí donde los brazos y las piernas de Jesús tocaban la cruz. En 1990 la fábrica de hostias de Alemania procedió a cambiarlo por los símbolos Alfa y Omega. Según Apocalipsis 22:13, representan al Cristo exaltado: «Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último».