Un pionero en Berlín y Prusia Oriental

Ocho creyentes en una buhardilla: así fue el comienzo de las 20 comunidades actuales de Berlín. Muy relacionado con esto hay un nombre: Ernst Traugott Hallmann, cuya muerte se conmemora por centésima vez el 20 de marzo.

Ernst Traugott Hallmann nació el 21 de diciembre de 1854 en Altschönau a.d. Katzbach en Silesia, hoy Świerzawa (Polonia). A los 19 años conoció la fe nuevoapostólica a través del Apóstol Johann August Ludwig Böseke y poco después fue sellado por el mismo Apóstol.

Sus padres se vieron sorprendidos por esta decisión. No supieron qué hacer con la nueva fe de su hijo. Le negaron el acceso a la casa y su padre incluso quiso desheredarlo. Esta discordia duró 15 años, hasta que los padres accedieron a la fe de su hijo y se unieron a la Iglesia Nueva Apostólica.

La última camisa para su comunidad

Cuatro años después de su Sellamiento, Ernst Traugott Hallmann ya estaba activo como Pastor y fue trasladado a Berlín, donde celebraba los Servicios Divinos con ocho hermanos y hermanas en una pequeña buhardilla del barrio de Fischerkiez, en el viejo Berlín. Los hermanos y hermanas de su comunidad lo describen como un “siervo inspirado por el amor de Jesús”. Gracias a su trabajo, la comunidad de Berlín pudo crecer lenta pero constantemente. Pronto 30 hermanos y hermanas pertenecieron a ella y la buhardilla quedó pequeña.

Fue encontrado un nuevo edificio para la Iglesia, pero la situación económica causó dificultades. Así que el dirigente Hallmann se vio obligado una y otra vez a tomar medidas especiales. A menudo llevaba su buen abrigo a una casa de empeño para poder pagar a tiempo el alquiler del local de la Iglesia con el dinero prestado.

De Berlín a Königsberg

En 1893, Ernst Traugott Hallmann fue ordenado como Obispo para Berlín y Prusia Oriental. Su Apóstol de entonces, el posterior Apóstol Mayor Friederich Krebs, envió al Obispo a Königsberg. Los hermanos que vivían en la zona estaban muy dispersos y necesitaban una atención especial. En el primer trimestre del año, el Obispo Hallmann ya había reunido a un pequeño grupo de hermanos y hermanas, que fue creciendo poco a poco.

Hallmann solo podía llevar a cabo su tarea en Prusia Oriental haciendo grandes esfuerzos. A menudo tenía que caminar durante horas por la nieve y el hielo, por lo que solía estar completamente agotado. Pero los largos viajes en tren, de pie en la cuarta clase, también lo llevaron a sus límites físicos. Gracias a su gran empeño, las comunidades de este distrito crecieron constantemente, de modo que en 1897 pudo fundarse un distrito separado de Prusia Oriental.

El 19 de septiembre de 1897, el Apóstol Mayor Friedrich Krebs ordenó al Obispo Hallmann como Apóstol en Königsberg (hoy Kaliningrado). En los años siguientes, el número de cristianos nuevoapostólicos en su distrito de Apóstol aumentó, de modo que cuando volvió a Berlín en 1905 se habían establecido más de 30 comunidades. Los informes de la revista de la época, “El Heraldo”, describen los extraordinarios logros del Apóstol. Por ejemplo, el Apóstol selló 71 almas en dos Servicios Divinos en los feriados de Navidad de 1901. Según las estadísticas de 1902, en Prusia Oriental fueron selladas alrededor de 500 almas.

Y de vuelta a Berlín

El Apóstol Hallmann fue enviado de vuelta a Berlín por el Apóstol Mayor Krebs en enero de 1905, quedando el distrito de Prusia Oriental, que estaba bien administrado, en manos del recién ordenado Apóstol Wilhelm Oehlmann. Antes de que el Apóstol Hallmann pudiera comenzar su servicio en su nuevo –y antiguo– distrito, el Apóstol Mayor Krebs falleció. Sin embargo, su sucesor, el Apóstol Mayor Hermann Niehaus, siguió adelante con la decisión y entregó las 50 comunidades del distrito de Berlín a la dirección del Apóstol Hallmann. Durante los 17 años en los que el Apóstol Hallmann sirvió a los cristianos de Berlín, el distrito de Berlín también creció hasta alcanzar 146 comunidades con aproximadamente 20.000 miembros.

En los años anteriores a su fallecimiento, el Apóstol Hallmann tuvo graves problemas a causa de su asma, falleciendo a la edad de 68 años. En el Servicio Divino de duelo, el Apóstol Mayor Niehaus dijo: “Con el difunto, vi el comienzo de la Obra de Dios cuando aún era pequeña e insignificante; compartí con él alegrías y penas durante muchos años. Ahora la Obra ha crecido, y hoy podemos dar gracias a Dios por haber podido producir en él, así el querer como el hacer”.

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Simon Heiniger
21.03.2022
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