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El ministerio (5): El camino al tercer nivel

agosto 8, 2019

Autor: Andreas Rother

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¿Qué orden ministerial necesita la Iglesia? El Nuevo Testamento no brinda una respuesta clara más allá del apostolado. Lo que hoy es sobreentendido, se fue desarrollando recién en las siguientes generaciones.

Dos tipos de comunidades conoció esencialmente el período neotestamentario. Por un lado, las comunidades con raíz judía. Su conducción estaba a cargo de un consejo de Ancianos (griego: presbýteros) conforme al ejemplo de la asamblea de las sinagogas.

Por otro lado, las comunidades que funcionaban en las casas del entorno helenístico. El jefe de la familia era quien las conducía. Los dueños de casa se consultaban, cuando era necesario, en equipo y se los llamaba localmente –por ejemplo, en Filipos– Obispos (epískopos).

Pero ya en las cartas pastorales del Nuevo Testamento se observa un desarrollo que se mantuvo en los textos de los «Padres apostólicos». Entre ellos están la Didaché, el Pastor de Hermas, así como las epístolas de Clemente, Ignacio, Policarpo y Bernabé de los siglos I y II.

Se necesitan líderes

En pocas palabras, el Obispo pasó delante del Anciano ocupando el tercer nivel. Paulatinamente se fue haciendo cargo de la dirección de la Iglesia de toda la región, más allá del dirigente de comunidad y de los ayudantes de la comunidad (Diáconos).

Y sucedió así:

  • Los dirigentes de las comunidades de las casas no siempre estaban de acuerdo entre ellos. Ya Pablo informó al respecto. Así los Apóstoles instituyeron a algunos supervisores para velar por la unidad. Ellos también fueron llamados «epískopos», un término típico en aquellos tiempos para esas funciones concernientes a guardar el orden.
  • Cuanto más se distanciaba el cristianismo de sus raíces judías, tanto más se tuvo que delimitar de las alternativas y los ataques ideológicos. Entonces surgieron personas con capacidades especiales como personalidades dirigentes.
  • Después de la muerte de los primeros Apóstoles, había que mantener la continuidad de su enseñanza. Entonces se conformaron las correspondientes estructuras no solo con el surgimiento de funciones de conducción, sino también con la compilación de textos espirituales para el Nuevo Testamento.

La Iglesia se constituye

Estos comienzos se afianzaron en la próxima generación y bajo los Padres de la Iglesia en los siglos III y IV.

  • Tertuliano enseñó una distinción fundamental dentro de la comunidad, entre los portadores de ministerio («ordo») y el pueblo de la Iglesia («laicus»).
  • Hipólito definió la imposición de manos para la ordenación ya no como un encargo mundano, sino como un poder espiritual.
  • Y Cipriano solo vio garantizada la transmisión ininterrumplida de la doctrina de los Apóstoles en la ordenación de un clérigo por otro clérigo.

A estos fundamentos teológicos se agregaron reestructuraciones muy mundanas. Posteriormente al surgimiento del cristianismo como religión oficial, esta se pudo extender sin impedimentos. Las áreas de actividad de los Obispos crecieron rápidamente. Y estos transmitieron cada vez más obligaciones locales a los Presbyter, el rango sacerdotal.

De esta manera surgieron los tres niveles ministeriales, así como se encuentran todavía hoy en las Iglesias Católica, Ortodoxa y Evangélica. Sin embargo, ¿cómo llegó la Iglesia Nueva Apostólica a sus Evangelistas y Primeros Pastores? El próximo capítulo de esta serie se ocupará de ello.

Foto: Monster Ztudio – stock.adobe.com

agosto 8, 2019

Autor: Andreas Rother

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