Lo mejor viene al final

La historia del joven rico... ¿un relato antiguo? ¡En absoluto! Todo lo nuevo que hay detrás lo muestra un Servicio Divino reciente que tuvo lugar en Dinamarca: once lecciones de gran actualidad a partir de un conocido hecho bíblico.

Llega un joven, muy rico, y le pregunta a Jesús qué debe hacer para tener la vida eterna. “Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme”. El Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider predicó sobre Mateo 19:21 en Copenhague el 6 de febrero de 2022 y extrajo las siguientes lecciones:

La relación con Dios no puede separarse de la relación con el prójimo. Anteriormente, Jesús había enumerado al joven rico todos los mandamientos relativos a la relación con el prójimo. “El ser humano siempre piensa que si se porta bien con el amado Dios, entonces tendrá comunión con Dios. Jesús dice que no, que no funciona así. Si no eres justo con tu prójimo, no puedes agradar a Dios”.

El amor y el respeto son más importantes que las reglas y las tradiciones. “El joven rico había obedecido todas las leyes. Eso no fue suficiente para el Señor Jesús. No solo le interesaba la ley, sino la motivación para cumplirla. Por supuesto, incluso en la Iglesia tiene que haber reglas, un orden. Pero estas reglas nunca deben servir para ejercer un poder humano o para hacer una clasificación, estas son buenas y estas son malas. Analicemos siempre las reglas. ¿Por qué están dadas? ¿Por qué las sigo? ¿Están motivadas por el amor?”.

La riqueza conlleva responsabilidad hacia los indigentes. “Jesús no tenía nada contra los ricos. Jesús se limitó a decir: Si ya eres rico, también tienes una responsabilidad. Debes percibir el padecimiento de tu prójimo, su necesidad, y ayudarle lo mejor que puedas”.

El seguimiento requiere una firme determinación y una entrega total. “Cuando Jesús dijo ‘vende lo que tienes’, quiso mostrar al joven: Quien quiera seguir al Señor debe tomar una decisión muy clara y definitiva por el Señor. Quiere tener comunión con Dios. Eso es lo más importante”.

El seguimiento significa renunciar a todo lo que nos separa de Jesús. “El joven tenía que volverse pobre para poder tener comunión con Jesús. Tenía que dejar de lado todo lo que no estaba de acuerdo con el Señor Jesús. Se puede ver en la situación actual que las personas ya no soportan renunciar a nada. ‘¡Esto es mi derecho, esto es lo que merezco, esto es lo que quiero!’. Eso no encaja con el seguimiento a Jesucristo”.

El seguimiento significa renunciar a la seguridad y confiar absolutamente: “El joven rico tenía seguridad en su vida. Y entonces tenía que dejarlo todo. Esto es lo que el amado Dios nos pide también a nosotros: Deja tu seguridad y confía en Jesús. La mayor petición es: Cuando ya no entiendo nada, encomiendo mi espíritu en tus manos, pero, por favor, déjame quedarme contigo”.

El seguimiento significa responder al llamado de Cristo. “La salvación viene de Dios. Es una iniciativa de Dios, no del ser humano. Jesús ha llamado al ser humano. Solo puede tener comunión aquel al que Jesús ha llamado y que ha respondido a su llamado”.

No se trata solo de la propia salvación, sino de la de todos. “No solo has sido llamado para que te vaya bien y te salves, has sido llamado para prestar un servicio. No solo para que seas bendecido, sino para que contribuyas a la salvación de los demás”.

La verdadera bendición no es la multiplicación, sino la comunión con Dios. “Para el judío creyente, la riqueza era normal. Ese hombre había guardado los mandamientos, por eso Dios lo bendecía. Pero ahora Jesús dice: Esta no es la verdadera bendición. La verdadera bendición es la comunión con Dios. Seguimos al Señor, lo servimos, no para obtener una bendición terrenal, sino porque la comunión con Jesucristo es importante para nosotros”.

El seguimiento permite la comunión con Dios y con los seres humanos. “Quien sigue así al Señor Jesús y confía en Él tiene una vida interior equilibrada. Sabe que Dios está aquí, que me ayudará, sabe hacia dónde va el viaje. Tiene alegría, tiene paz, tiene seguridad. Puede regocijarse en la comunión de los que tienen el mismo sentir que Jesucristo”.

Al final, Jesús nos da su recompensa. “El Señor Jesús nos da mucho más que nuestro salario. Nos da su recompensa. No nos da lo que hemos ganado, sino lo que Él ha ganado con su sacrificio. Esa es la gloria de Dios. Ese es nuestro futuro”.

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Andreas Rother
23.02.2022
apóstol mayor, servicio Divino, Dinamarca