“El duelo es la solución, no el problema”

El duelo necesita espacio. Y los que están de duelo necesitan acompañamiento. Qué se puede hacer y sobre todo cómo. La entrevista con Brit Gardemeier, vocera de la “Mesa redonda de acompañamiento en el duelo” de la Iglesia regional Alemania del Norte y del Este, permite comprenderlo.

A fines del año pasado usted asumió la función de asesora de “Acompañamiento en el duelo” en su Iglesia regional. ¿Se dedica también profesionalmente a este ámbito?

Sí, tengo un consultorio en el que trabajo bajo la tríada “música – acompañamiento en el duelo – psicoterapia”. Soy asesora de duelo certificada por la Asociación Federal de Acompañamiento en el Duelo de Alemania y, como tal, me ocupo principalmente de las familias, con especial atención a los padres huérfanos y a los hermanos en duelo.

¿Qué la impulsa a implicarse también en este ámbito en la Iglesia?

Apoyo a mi Iglesia y a mi fe. El acompañamiento en el duelo, especialmente en torno al tema de los “hijos fallecidos”, es un asunto que me toca muy de cerca, tanto profesionalmente como en nuestra Iglesia. Como asesora, me dedico al acompañamiento en el duelo y, al mismo tiempo, experimento en mi consultorio que el tema de la “muerte” a menudo sigue siendo un tema marginal en la sociedad. Por ello, me preocupa crear una mayor conciencia pública y ayudar a quienes están de duelo.

¿Qué es el duelo?

Una definición que valoro mucho es: “El duelo es la reacción natural ante la pérdida de una persona (o animal o cosa) con la que existía una relación significativa. El duelo es la solución, no el problema”.

El duelo no es algo estático, sino un proceso individual multifacético, que puede parecer completamente distinto en cada persona, también ser culturalmente diferente, así como abarcar áreas como las emociones, lo cognitivo, el cuerpo y los contactos sociales. El duelo es un esfuerzo del alma por comprender lo que ha sucedido, una reacción humana universal que requiere expresión, espacio y tiempo.

¿Qué formas de acompañamiento en el duelo se ofrecen en su Iglesia regional?

En la actualidad, los ofrecimientos ya establecidos son, por ejemplo, el acompañamiento de personas de duelo en conversaciones individuales o “cafés de duelo”, a través de paseos, mediante círculos de debate para grupos abiertos y cerrados, por correo electrónico o contacto telefónico, mediante visitas a domicilio, horas de consulta personal, diversos formatos en línea, reuniones de recogimiento para personas de duelo, así como en forma de actos para el Día Mundial en Recuerdo de los Niños Fallecidos.

¿Qué pueden esperar los hermanos y hermanas en la fe de los asesores de duelo?

Un corazón y un oído abiertos, presencia, aprecio y respeto, porque el acompañamiento en el duelo es asistencia espiritual, es un trabajo relacional. Los asesores de duelo están especialmente formados o incluso capacitados para el tema del “duelo”, por lo que tienen una visión y una competencia especiales para el duelo.

¿Cuál fue su desencadenante personal para abordar el tema del “acompañamiento en el duelo”?

Hay muchos momentos que me han llevado y me llevan a esto. A través de muchos casos de enfermedad y muerte, y muchos lechos de muerte en los que ya me sentaba de niña, he adquirido una forma natural de tratar aspectos tan importantes de la vida como la despedida, la muerte y el duelo.

Sin duda, parte del desencadenante es el hecho de que mi hijo y yo estuvimos a punto de morir debido a complicaciones en el embarazo. Así que, por razones personales, tengo una conexión especial con los niños prematuros y fallecidos, con la vida, la muerte y todas las cosas maravillosas que hay entre ellas.

¿Son sus propias experiencias de pérdidas un requisito previo para dedicarse al acompañamiento en el duelo?

Suponiendo que todo el mundo haya experimentado pérdidas en su vida, afrontarlas es sin duda un requisito previo. Entre otras cosas, considero que el examen de la propia biografía de aprendizaje y de duelo, así como la disposición a la reflexión y el conocimiento de uno mismo son importantes para trabajar en el acompañamiento en el duelo.

¿Qué otras cualidades son ventajosas para un asesor de duelo?

La resiliencia psicológica y el respeto por las personas con diferentes visiones del mundo y planes de vida son importantes. En nuestro concepto, enumeramos la sensibilidad, las habilidades comunicativas, la capacidad de autorreflexión y la empatía en el trato con quienes están de duelo. Por otra parte, consideramos deseable una capacitación para el acompañamiento en el duelo a título honorífico o profesional. Por lo tanto, la formación continua, la supervisión, así como el nombramiento oficial son puntos centrales de nuestro concepto.

¿Cómo se pueden utilizar los recursos de la fe en el trabajo con el duelo?

Tanto profesionalmente como en el acompañamiento en el duelo en el ámbito de la Iglesia y en lo personal, experimento que la fe puede ser un recurso enorme. Pero la pérdida oscurece inicialmente la visión directa de la misma. Al principio, el dolor de la pérdida y la nostalgia son muy grandes. Más tarde, uno encuentra sus experiencias espirituales personales de fe dentro de sí mismo. En las conversaciones, a menudo se trata de permitir primero que prevalezcan las dudas.

Por eso, formulaciones como “Tenemos una fe tan hermosa, que realmente no hay necesidad de estar tristes” son sencillamente inapropiadas si no proceden de los propios dolientes. Sí, la fe es hermosa, pero no debe reinterpretarse para reprimir o impedir el duelo. Es bueno escuchar las preguntas y los sentimientos de quienes están de duelo. Especialmente en el acompañamiento a largo plazo, la fe puede ser fortalecida.

¿Animaría a otros a implicarse en la comunidad, también como asesores de duelo?

De todo corazón, sí.


Esta entrevista apareció originalmente en una versión más larga en la revista “Nuestra Familia”, edición 12/2023 .

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Dinara Ganzer
14.08.2023
compromiso social, vida en la comunidad