¡Orar funciona!

El Apóstol Mayor Schneider ya subrayó la importancia de la oración personal cuando eligió el lema para este año. En su primera prédica del nuevo año abordó cada uno de los componentes de la oración.

El 7 de enero, el Apóstol Mayor Schneider celebró el primer Servicio Divino de 2024 con la comunidad de Basilea (Suiza). Siguiendo el lema anual “¡Orar funciona!”, sirvió, como todos los portadores de ministerio en todo el mundo, con la palabra de 1 Tesalonicenses 5:17: “Orad sin cesar”.

El significado de la Trinidad

En primer lugar, el Apóstol Mayor Schneider se refirió a la imagen de Pablo, que representa a Jesús como intercesor: “Pase lo que pase, Jesucristo está en el trono de Dios e intercede por nosotros”. ¿Cómo encaja esta imagen con la interpretación nuevoapostólica de la Trinidad? “¿Como el Hijo ha orado por nosotros, el Padre cambia su voluntad y su propósito? Eso no es posible. Son completamente uno, tienen una sola voluntad”. El Apóstol Mayor Schneider explicó: “Cuando Pablo dice que Jesucristo intercede por nosotros, esto significa que Dios siempre estará dispuesto a ayudarte y perdonarte”. Pablo también señaló que “el Espíritu Santo ora e intercede por nosotros cuando no encontramos las palabras”. “Dios siempre oirá el clamor, el anhelo de nuestra alma, nuestro dolor, nuestro sufrimiento, aunque no encontremos las palabras, aunque solo sea un suspiro”.

El Apóstol Mayor también explicó cada uno de los componentes de la oración:

Adoración

Para adorar a Dios en la forma correcta, debemos reflexionar repetidamente sobre el significado de su omnipotencia y perfección: “Él nunca comete un error. Todo lo que hace es perfecto. No hay necesidad de reparar, ni de mejorar”. La naturaleza de Dios es el amor. Este también es un aspecto que debe tratarse en la adoración a Dios. Y una oración así es efectiva: “Da lugar al temor a Dios y al respeto, pero también a una profunda confianza”.

Agradecimiento

El agradecimiento no es el resultado de la situación de vida de las personas, sino de la actitud de su propio corazón: “Hay personas que tienen mucho y están constantemente insatisfechas. Cuando voy por el mundo, veo personas que no tienen nada y están muy contentas. Conclusión: la satisfacción y la insatisfacción en realidad no tienen nada que ver con lo que tenemos o no tenemos”.

La convicción de que el Dios todopoderoso cuida de nosotros y el reconocimiento de lo que ya hemos recibido de Él nos hace agradecidos y genera satisfacción. “Las personas agradecidas son fuertes, tienen un equilibrio espiritual. El agradecimiento se convierte en una bendición para nosotros”.

Petición

El Apóstol Mayor apeló a la comunidad a buscar la conversación con Dios en todas sus preocupaciones: “Sin vergüenza, sin miedo, sin timidez, completamente libre sobre todo lo que te preocupa, si eres feliz. Si no eres feliz, si estás enojado, si estás molesto, si estás insatisfecho, simplemente acude a Dios”. Esto no necesita adoptar ninguna forma concreta: “La oración no tiene por qué ser de rodillas ante la cama o ante el altar. También puede ser una conversación en tus pensamientos en la que hablas con Dios”.

Intercesión

El elemento de la intercesión es una parte importante de la preparación para el retorno de Jesucristo, dijo el Apóstol Mayor: “Jesús lleva con Él a los que lo siguen, a los que hacen su voluntad, y su voluntad es amar al prójimo como a uno mismo. Y solo de este mandamiento nace la necesidad de la intercesión”.

Sin embargo, la intercesión no cambiará la opinión de Dios y su plan: “Eso significaría que amamos a nuestro prójimo más de lo que Dios lo ama”.

Las Sagradas Escrituras dan testimonio de la importancia de la intercesión: Jesús ora por los suyos, los primeros cristianos oran unos por otros, al igual que los primeros Apóstoles. Pablo también apeló repetidamente a las comunidades: “Orad por mí”.

Y así, la intercesión actúa primero sobre la persona que ora: “Por amor al prójimo, sentimos la necesidad. Nos tomamos el tiempo de interesarnos por los demás”. Al hacerlo, se hace evidente: “El plan de redención de Dios es la única solución para que las personas puedan entrar en una nueva creación y puedan volver a vivir junto a Dios para siempre”. La consecuencia de este reconocimiento es, a su vez, la intercesión centrada en la salvación del prójimo.

La intercesión también tiene un efecto sobre el prójimo: “Es reconfortante para quien sabe que alguien está orando por mí. Que sienta que todavía hay alguien que se interesa por mí”. El propio Apóstol Mayor Schneider también dio testimonio del efecto de esta intercesión: “Sé que muchos hermanos y hermanas oran por mí. No sé quiénes. No sé cuántos. Solo sé una cosa: me siento apoyado por las oraciones de los hermanos y hermanas. ¡Interceder funciona!”.

Hágase tu voluntad

El Apóstol Mayor también se refirió en su prédica a un elemento del Padre Nuestro: Hágase tu voluntad no es un enunciado que denota resignación. “Él hace aquello que quiere, de todos modos. Al fin y al cabo, no puedo cambiarlo”. Este enunciado puede hacerse con convicción y entusiasmo: “Amado Dios, hágase tu voluntad. Sé lo que quieres. Quieres salvarme. Quieres hacerme feliz para siempre”.

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