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En foco 03/2016: Etapa tras etapa hacia la meta

febrero 24, 2016

Autor: Rüdiger Krause

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Con ganas de vencer, lograr muchas victorias parciales. Sobre esto escribe el Apóstol de Distrito Rüdiger Krause (Alemania del Norte) en su «En foco». Y también dice qué actitud básica sirve de ayuda para vencer.

¡Vencer! Inevitablemente en lo primero que pienso es en las competencias deportivas: cada participante quiere llevarse la victoria. Pero a su vez tiene bien en claro que la lista de perdedores es mucho más larga que la de los vencedores. Una de esas victorias siempre comprende la derrota de varios contrincantes.

Pero nosotros como cristianos queremos vencer con Cristo y seremos llevados como la novia del Señor, o sea con muchos otros al mismo tiempo. Esta es una gran diferencia, ¡gracias a Dios!

Un tema de actitud

A pesar de eso, quisiera hacer una comparación algo más concreta con el deporte: me imagino por ejemplo una carrera en la que participan varios atletas. No me puedo imaginar otra cosa, que cada uno tendrá muchas ganas de ser el ganador. Esto también significa que se dirige a la largada con una actitud positiva.

Si me imagino a alguno de ellos primero lamentándose desde su punto de vista por condiciones desfavorables, entonces ese deportista se estaría fijando en cosas que finalmente lo podrían apartar de lograr la victoria. Quizá la preparación no haya sido la óptima. Por otro lado, se podría quejar de que haya demasiados pocos espectadores en el estadio, demasiado poco apoyo moral. También es posible que el clima no sea bueno o sus condiciones físicas no estén en un cien por ciento. Todas esas reflexiones podrían contribuir de antemano a que sea derrotado.

Vencer por etapas

Nosotros, igualmente, nos podríamos romper la cabeza sobre más de una condición. Tal vez las iglesias antes hayan estado más llenas. O que quizás se haya tenido sólo un día de trabajo duro al final de una semana agotadora. También puede haber desacuerdos en el matrimonio y la familia. Todo esto podría llevar a que el vencer se vuelva difícil.

Pero ahora recordemos lo que dijo nuestro Apóstol Mayor al comienzo del año: «Hagamos de 2016 un año de victorias con Cristo». Se trata entonces de lograr en este nuevo período muchas victorias parciales.

Ir a la largada con alabanza

A fin de lograr victoria tras victoria, es necesario reconocer lo grandioso en la Obra de nuestro eterno Dios. Pienso ahora en la alabanza a Dios. La alabanza no significa que en el futuro nos tomemos de la mano y cantemos juntos aleluyas. Nuestra liturgia tampoco lo tiene previsto. La alabanza más bien significa, ya en la oración inicial de un Servicio Divino alabar a Dios y agradecerle por todo lo que hemos podido recibir hasta ahora. Glorificarlo como el Creador del cielo y de la tierra, agradecerle y adorarlo, esto es alabanza.

Poseemos el ministerio de Apóstol y una grandiosa meta de la fe. Además, podemos recorrer el camino de la fe junto a nuestros hermanos y hermanas y tener una y otra vez experiencias en la fe y oraciones respondidas. Agradezcamos por ello en cada Servicio Divino. Enviar anticipadamente esta alabanza nos hace posible -aunque a veces esto se vuelva un poco deportivo- lograr muchas victorias con Cristo.

Foto: romanolebedev – Fotolia

febrero 24, 2016

Autor: Rüdiger Krause

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