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En foco 15/2018: A veces recién al final todo cambia para bien

agosto 28, 2018

Autor: Edy Isnugroho

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Resistir también en tiempos difíciles y confiar en el Señor no siempre es tan fácil, describe el actual Ayudante y futuro Apóstol de Distrito Edy Isnugroho de Indonesia. Relata de un Pastor que precisamente vivió muchas cosas lamentables.

«Ser fiel a Cristo» es una de las características más importantes de la comunidad nupcial. Lo entiendo de la siguiente manera: por un lado, es una motivación para todos los hijos de Dios, para permanecer fieles a Cristo, el Novio de nuestra alma, hasta el día del Señor. Pero al mismo tiempo también es una advertencia para no volverse infieles. Demostramos que somos fieles a Cristo en la necesidad, en el sufrimiento y en las dificultades. Nuestras experiencias con Dios y la comunión con nuestros hermanos y hermanas fortalecen la fe y nos ayudan a mantener la fidelidad a Cristo.

Hace poco visité una pequeña comunidad. Después del Servicio Divino, el Pastor y dirigente de la comunidad local me volcó su corazón y me relató lo que estaba pasando en ese momento su familia. Una noche después de una fuerte tormenta, con gran estrépito, cayó un árbol sobre su casa y su minibus. Las autoridades le prometieron ayudarlo financieramente en la reconstrucción de su casa, pero hasta ahora no recibió nada.

Poco tiempo después, un sábado a la noche, mientras recogía en el campo forraje para su vaca, de pronto sintió un dolor punzante en el dedo. Cuando llegó a casa, tenía fiebre. De alguna manera sobrellevó la noche y el domingo por la mañana hasta condujo el Servicio Divino. Pero su estado empeoró tanto que todo su cuerpo estaba hinchado, de modo que lo llevaron al hospital. El médico diagnosticó la mordedura de una serpiente. El médico estaba sorprendido de que aún seguía con vida, pues la mordedura era de una serpiente muy venenosa. Era un milagro.

El Pastor todavía no se había recuperado del todo, cuando su hija en un accidente de moto se quebró la clavícula. El tratamiento era muy caro. El Pastor estaba realmente deprimido y naturalmente se preguntaba, por qué tenían que pasar todas esas cosas.

Una mañana lo llamaron sorpresivamente por teléfono: un miembro del gabinete le quería entregar una donación. Pero para eso tenía que ir a la ciudad. Allí el ministro le explicó que lo conocía como Pastor de la Iglesia Nueva Apostólica. Entonces le entregó una donación para la comunidad. Le dio al Pastor una suma de dinero para comprar un teclado para la comunidad y alimentación básica para los hermanos. El Pastor estaba tan agradecido porque a pesar de su propia necesidad pudo ser una ayuda para los demás.

Foto: Keefe Setiobudi

agosto 28, 2018

Autor: Edy Isnugroho

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