Las estaciones cambian los ciclos vitales en la naturaleza. Y también en nuestra propia vida cotidiana experimentamos fases cambiantes de frío y calor, oscuridad y luz. Qué bueno que Jesucristo nos acompañe en nuestro camino. Reflexiones del Ayudante Apóstol de Distrito Frank Dzur (Canadá).
En Canadá ha comenzado el otoño. Las hojas se vuelven de colores brillantes y pronto caerán al suelo. Las temperaturas descienden y la naturaleza se prepara para el invierno que pronto llegará. Disfrutamos de esta época del año, pero también esperamos con impaciencia la llegada de la estación que sigue. Con cada estación se presentan oportunidades y se viven nuevas experiencias. El viento, el calor, el frío, la lluvia o la nieve contribuyen al desarrollo de la naturaleza y, por lo tanto, al aprovisionamiento de la humanidad.
Nuestra vida también tiene estaciones y para todo hay una estación. Vivimos momentos de gran alegría y otros días de tristeza. También hay tiempos difíciles y desafiantes. Muchos están experimentando esos días en medio de la pandemia de COVID. Sin embargo, estas muchas estaciones en nuestra vida también contribuyen a nuestra futura perfección. “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28).
Nuestro trino Dios nos prepara para compartir su gloria y tener comunión eterna con Él en su reino. Este es nuestro futuro: “Cristo, nuestro futuro”. Somos un pueblo orientado al futuro. Aunque estemos en el mundo y tengamos que lidiar con situaciones cotidianas, miramos hacia la meta de nuestra fe. No nos quedemos atascados en el pasado o incluso en las turbulencias del presente que tratan de barrer nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor a Dios. Permanezcamos firmemente centrados en nuestro futuro y busquemos la comunión con nuestro trino Dios y la comunidad en los Servicios Divinos. Es nuestra fe la que nos impulsa hacia nuestra meta.
Cristo no está esperando a que lleguemos, no, Él ya nos está acompañando hoy. Camina con nosotros, nos habla y nos provee. Él es quien asegura nuestro futuro con Él. Deseo a todos los hermanos y hermanas en la fe mucha alegría y paz mientras avanzamos continuamente hacia nuestro “futuro con Cristo”.
Foto: NAC Western Pacific