La luz brilla más de noche
El tiempo de ayuno previo a la Pascua se acerca a su punto culminante. La semana de la pasión concluye con el pensamiento triunfal de la resurrección de Jesús. Pero primero está la cruz.
En el año litúrgico, las semanas que se avecinan son las más excitantes, emotivas y variadas. El cristiano contiene la respiración. Antes de poder cantar un aleluya en la mañana de Pascua, primero tiene que llorar con el Señor y esperar su hora de muerte. La pasión de Cristo y la resurrección del Señor también son motivos fundamentales para la cumplimentación de los Servicios Divinos nuevoapostólicos del mes de abril. Pasión significa sufrimiento y muerte. Resurrección significa esperanza y alegría.
Comunión en la Santa Cena
Antes de que el Domingo de Ramos comience a brillar en el horizonte, recordaremos temáticamente la Santa Cena. En el primer Servicio Divino dominical se reflexionará sobre la comunión con el Señor. Jesús celebra con sus Apóstoles la cena de Pascua, en la cual se conmemora la liberación de Israel del cautiverio en Egipto. A continuación, instituye la Santa Cena en el círculo de los Apóstoles. Los hechos se sucedieron en circunstancias particulares e inquietantes, ya que ocurrieron la misma nochte en la que Jesús fue traicionado. Esa noche parecía haber vencido la maldad humana. Sin embargo, la Santa Cena demuestra que los vencedores no fueron la maldad ni la infamia, sino el amor y la salvación. En la Santa Cena, el hombre creyente tiene comunión con Dios.
La semana de silencio
Con el Domingo de Ramos comienza la semana de silencio o Semana Santa. Esta semana abarca mucho. Ya el Domingo de Ramos, el domingo previo a Pascua, queda claro aquello con lo que se encontrará Jesús: falsas expectativas, aclamaciones de Hosanna, distanciamiento e hipocresía. Dos grupos están enfrentados: para unos la entrada de Jesús a Jerusalén significa oposición e indignación. ¿Debía el Mesías presentarse de este modo? Y para otros, que comprenden todo lo que significa Jesús y seguirán su doctrina, que la cruz está más cerca.
Muerte en la cruz
Seguir a este Cristo hasta la muerte, es la vocación de todos los cristianos. Así como Él murió por sus pecados, también ellos deben morir al pecado. La muerte de Jesucristo en sacrificio debe motivar a renunciar al pecado y seguir al Señor en forma coherente. "Agradecemos a Jesucristo porque dio su vida por nosotros y retribuimos su amor renunciando al pecado y siguiéndolo fielmente", dice el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider en sus Pensamientos Guías para el Servicio Divino de Viernes Santo.
La clara luz de Pascua
Finalmente, el Domingo de Pascua brilla claro en las tinieblas de la noche. ¡Aleluya, el Señor ha resucitado! En la Biblia dice: "Y [Jesús] les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas cosas" (Lucas 24:46-48). El creyente tiene la obligación de ser testigo de este hecho salvífico. ¡Que los cristianos anuncien que Jesucristo vive!
Convencidos por el Señor
Esta alegría de que Cristo vive no debe acallarse en el tiempo posterior a la Pascua. El acontecimiento pascual es el mensaje central de la comunidad cristiana temprana y tambien debe ser confesado y transmitido con convicción por los cristianos de hoy. En Pablo esto se lee así: "Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también nuestra fe" (1 Corintios 15:14).
Pero ahora Cristo ha resucitado de los muertos...
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