El Viernes Santo en una palabra

De vez en cuando, unas pocas palabras bastan para describir un tema complicado. A veces, incluso una sola es suficiente. Pero entonces tiene que ser una palabra con peso. ¿Se puede explicar el Viernes Santo en una sola palabra? Vale la pena intentarlo.

El Viernes Santo es el día en el que Jesús de Nazaret exhaló el último suspiro. Fue colgado en una cruz, para que muera y como demostración de poder. Un asesinato furtivo y encubierto no habría bastado; su muerte tenía que ser pública y entretener a la multitud. ¿Cómo la abordan los reporteros de los Evangelios? ¿Desarrollan una larga historia de sufrimientos, escriben una novela, reparten los papeles principales y secundarios?

Solo hay unas pocas páginas que hablan de la muerte de Jesús: uno o dos capítulos en cada uno de los cuatro Evangelios. Pero son memorables, tanto que aún hoy se las recuerda. La muerte de Jesús es el programa, el lema de vida, la quintaesencia, el Evangelio dentro del Evangelio, por así decirlo.

“La hora ha llegado”

Esta afirmación no augura nada bueno. Cuando a uno le llega la hora, lo que viene está fuera de control. En el libro de la vida, comienza el último capítulo. Mientras Jesús pronuncia estas palabras, sus discípulos están durmiendo en la hierba, negándose a velar por Él. La noche en que Jesús es traicionado es su noche más solitaria.

Y entonces llega la hora. Se desatan los hechos, se escuchan los aullidos de los perros de los perseguidores. Cinismo, celos, envidia, odio y ansia de poder forman una mezcla asesina. Comienza el enfrentamiento. ¿Qué siente una persona al ser “entregada”, al perder sus derechos humanos, al ser lanzada a una espiral de violencia y terror? ¿Qué hace Jesús con todo esto? ¿Cómo se defiende?

“Padre, perdónalos”

Son solo pocas palabras, suaves palabras de perdón. Y, sin embargo, ¡podría haber dicho tanto! Pilato lo había interrogado, haciéndole la pregunta más importante de todas, con qué poder lo asumiría todo. La respuesta de Jesús es el perdón, sin acepción de personas, sin cálculos, sin recompensa a cambio.

“tetelestai”

Y aquí está, una única palabra. La última palabra que explica el Viernes Santo en toda su plenitud: “tetelestai”, como dice la versión original griega del pasaje bíblico según Juan. Reina-Valera la traduce como “Consumado es”. “tetelestai”, que significa completar, cumplir, pagar. El sufrimiento de Jesús termina a nuestro favor, su muerte paga nuestro rescate. “Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz” (Colosenses 2:14).

Una palabra que lo explica todo: ¡el dolor deja de no tener sentido! Surge un nuevo arco iris del amor de Dios por la humanidad. Jesús muere para enterrar lo que no puede ser más devastador: la desesperanza. Si todo perece, el plan eterno de Dios de amor a la humanidad sigue siendo válido. Esta única palabra es el Evangelio dentro del Evangelio. El camino del dolor llega a la recta final, un plan llega a su fin. Con esta palabra, el mundo no se acaba, sino que surge uno nuevo.

¿Y ahora qué?

¿Qué es lo que se ha consumado? Muchos se habrán hecho esta pregunta. Lo que logró exactamente Jesús, nosotros los seres humanos nunca lo comprenderemos del todo. Pasó literalmente por el infierno para salvarnos de él. El Viernes Santo nos da respuestas: la muerte no es amenazante porque puede comenzar una nueva vida. La puerta de la muerte no es más que un pasaje para volver a la fuente misma: el trono de Dios. El Viernes Santo abre los cielos, el sol de Pascua sale en el horizonte.


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Peter Johanning
02.04.2021
días feriados , Viernes Santo