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La vida de la mujer en el Antiguo Testamento

marzo 10, 2021

Autor: Andrea Schnizer

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La mujer y el hombre, ¿con el mismo valor como imagen de Dios? El Antiguo Testamento habla de mujeres gobernantes y esclavas, de mujeres profetas y prostitutas. A menudo permanecen sin nombre. Pero hay excepciones. Nos acercamos a cuatro mujeres del árbol genealógico de Jesús.

La artista del disfraz: Tamar

Cuando su marido muere, la cananea Tamar queda sin hijos. Su suegro Judá la casa con su segundo hijo mayor, Onán. Pero Onán impide que Tamar quede embarazada y también muere. Judá envía a Tamar de vuelta a la casa de su padre. Allí debe vivir como viuda hasta que el tercer hijo de Judá, Sela, tenga la edad suficiente para casarse con ella. Pero Judá no cumple su promesa.

Más tarde, la esposa de Judá muere. Tras el periodo de luto, se pone a esquilar ovejas. Tamar se entera de esto, se quita los vestidos de su viudez, se cubre con un velo y se sienta junto al camino por el que debe pasar Judá. Cuando Judá ve a Tamar con el velo, piensa que es una ramera y se acuesta con ella. Como recompensa, le promete un cabrito. Tamar exige una prenda y recibe de Judá un sello, un cordón y un báculo.

Después de tres meses, Judá se entera del embarazo de su nuera. Oficialmente, se la considera la prometida de Sela y Judá quiere hacerla quemar por adulterio. Así que ella envía el sello, el cordón y el báculo a Judá: “Estoy encinta del hombre al que pertenecen estas cosas”. Judá se ve obligado a admitir: “Más justa es ella que yo”.

La que ayudó en la huida: Rahab

Dos hombres llegan a Jericó como espías de los israelitas y entran en la casa de Rahab, una ramera. El rey de Jericó es informado sobre los espías. Envía un mensaje a Rahab para que ella entregue a los extraños. Pero Rahab esconde a los dos hombres en el terrado de su casa.

Antes de que los espías se durmiesen, Rahab se une a ellos en el terrado. Ella dice: “Sé que el Señor os ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros”. Y “os ruego que me juréis por el Señor, que como he hecho misericordia con vosotros, así la haréis vosotros con la casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal segura; y que salvaréis la vida a mi padre y a mi madre, a mis hermanos y hermanas, y a todo lo que es suyo; y que libraréis nuestras vidas de la muerte”. Los espías se lo prometen.

La casa de Rahab está en el muro de la ciudad; los hace descender con una cuerda. Más tarde, cuando los israelitas toman Jericó, sacan a Rahab y a su familia de la ciudad y los alojan fuera de su propio campamento (Josué 2 y 6).

La emigrante: Rut

En la época de los Jueces, una viuda llamada Rut vive en Moab. El padre y el hermano de su marido también han muerto; Rut, su cuñada Orfa y su suegra Noemí quedan desamparadas. Noemí se entera de que ya pasó la hambruna en su tierra natal y decide volver a casa. Envía a las dos nueras de vuelta a casa de sus padres. Pero Rut no se aparta de su lado.

En Belén, acaba de empezar la cosecha de cebada. En las leyes de los israelitas, como provisión para los pobres se les permite recoger espigas en los campos de otras personas. Rut va al campo de Booz, el hijo de Rahab. Es un pariente del marido de Noemí. Booz se acerca a Rut y le dice que se quede en sus campos y siga espigando allí. Le da comida, bebida y deja gavillas para Rut.

Noemí comprende que Dios no se ha apartado de ella. Como Booz es un pariente cercano, puede redimir y adquirir la tierra del difunto marido de Noemí y casarse con Rut. Noemí dice: “Cuando Booz haya acabado de comer y beber y él se acueste, descubre sus pies y te acostarás allí”. Rut hace lo que le dice Noemí.

A medianoche, Booz se sobresalta. Hay una mujer acostada a sus pies. Booz pregunta: “¿Quién eres tú?”. Rut dice: “Soy Rut, tu sierva. Protégeme, porque tú puedes redimirme”. Booz dice: “Sí, puedo redimirte, pero hay otro pariente más cercano que yo”. Pero el pariente no puede comprar el campo sin perjudicar su propia heredad, así que le dice a Booz: “Compra tú el campo”. Y Booz toma a Rut como esposa.

La madre del rey: Betsabé

Betsabé se está bañando cuando David la ve desde el tejado de la casa del rey; es de una figura muy hermosa. A través de un mensajero manda llamar a Betsabé para que vaya a la casa del rey y se acuesta con ella. Luego vuelve a su casa. Y la mujer concibió. Betsabé envía un mensaje a David. El rey trae a Urías de vuelta de la guerra y lo envía con su esposa para que se acueste con ella. Pero por sentido del deber, Urías duerme a la puerta de la casa del rey. Así que David invita a Urías a entrar, le da de comer y lo emborracha; aun así, Urías no vuelve a casa con su mujer, así que David envía a Urías de vuelta a la guerra. Le da una carta a Joab, el capitán del ejército. Este último debe ubicar a Urías donde la batalla es más dura y Urías muere. Su esposa pronuncia el canto de muerte.

Después de guardar luto, David la hace entrar en su casa, se convierte en su esposa y da a luz un hijo. Entonces el Señor envía al profeta Natán a David, quien le cuenta una parábola. Se trata de un hombre rico que le quita la única oveja a un hombre pobre.

David se enfurece cuando oye el relato: “¡El hombre que hizo esto es digno de muerte!”. Natán le dice a David: “¡Tú eres aquel hombre!”. David se da cuenta de que ha pecado contra el Señor, confiesa su culpa. El hijo que dio a luz Betsabé enferma de muerte. David busca a Dios y ayuna, y pasa la noche acostado en la tierra, pero al séptimo día el niño muere.

Más tarde, Betsabé tiene un hijo y David lo llama Salomón. El Señor ama a Salomón. Lo entrega bajo la mano del profeta Natán. Él y el sacerdote Sadoc ungen a Salomón como rey. Varias generaciones después, entre los descendientes de Salomón, habrá un José, el marido de María.

La vida y la supervivencia de las mujeres en el Antiguo Testamento es el tema central de este artículo, que apareció originalmente en una versión mucho más larga en la revista de la Iglesia spirit, edición 02/2018. ¿Y cómo era en la época de Jesús? Él hizo que las mujeres fueran testigos y mensajeras. El próximo artículo de esta serie informa sobre ello.

Foto: Jrgen Flchle – Fotolia

marzo 10, 2021

Autor: Andrea Schnizer

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