La comunión es el camino y la meta

Entrenarse en la comunión de los creyentes para la comunión eterna con Dios. Así entiende el Apóstol Mayor la salvación en Cristo y la preparación para poder alcanzarla. Qué significa esto en la práctica, lo explica en la entrevista anual 2021.

Asamblea de Apóstoles de Distrito, Servicio Divino de Pentecostés y ahora la entrevista que acaba de ser publicada. Este tema es realmente importante para el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider: ¿Cuál es la interpretación de la salvación en la Iglesia Nueva Apostólica? ¿Y qué consecuencias tiene para la asistencia al Servicio Divino?

Y no, no se trata de un dirigente de la Iglesia que siente temor por las cifras de asistencia. El Apóstol Mayor lo dejó claro no solo en sus prédicas más recientes, sino ya poco antes de asumir el ministerio en el año 2013: “Como Apóstoles y embajadores de Cristo, no luchamos por la supervivencia de la Iglesia Nueva Apostólica, sino por el Señor Jesucristo”. Y como tarea principal considera la preparación de la comunidad nupcial para el retorno de Cristo.

No huida, sino consumación

“Vivir eternamente y en perfecta armonía con Dios” y “descubrir incesantemente nuevos aspectos de la gloria de Dios”: así es como el Apóstol Mayor esboza el concepto de salvación definitiva, como se desprende de las palabras de Jesucristo en el Nuevo Testamento.

Esta perspectiva abarca muchos aspectos: “liberación, salvación, preservación, perdón, victoria o incluso redención”, menciona la entrevista. Pero hacer demasiado hincapié en cada uno de los aspectos conlleva riesgos: Los creyentes pueden sentirse tentados a aislarse del mundo exterior. O el trabajo misionero podría dejar de estar motivado exclusivamente por el amor al prójimo para convertirse en un medio para alcanzar un fin: escapar del mundo cuanto antes.

“Los cristianos nuevoapostólicos”, así formula el director de la Iglesia la interpretación de la salvación, “no ven necesariamente su existencia terrenal como un valle de lágrimas que están condenados a transitar. Lo que quieren es vivir eternamente con Dios. Su vida en la tierra es un tiempo de gracia que Dios les concede para que puedan prepararse con alegría y sufrimiento para la comunión eterna con Él”.

Comunión con Dios

Esta preparación ocurre, en primer lugar, individualmente: “Debemos creer en Jesucristo, renacer de agua y del Espíritu, y recibir el cuerpo y la sangre de Cristo”. Pero estas condiciones no son suficientes por sí solas. Se trata de dejarse santificar por Dios. Y aquí la asistencia a los Servicios Divinos cumple el papel central.

Porque: “Al participar en el Servicio Divino, el creyente fortalece su relación personal con Dios”. Además, “la prédica inspirada por el Espíritu Santo afirma su fe en el pronto retorno de Jesucristo. Al orar el Padre Nuestro, expresa su deseo de estar en comunión con Dios”. Y finalmente, “la Absolución lo libera de la carga de sus pecados. La participación digna en la Santa Cena fortalece su esperanza y nutre la vida divina que recibió en el renacimiento”.

Comunión con los seres humanos

La participación en el Servicio Divino, sin embargo, también prepara al creyente para vivir en comunión con otros seres humanos en el reino de Dios. Porque en la comunidad, el creyente se reúne con personas que no ha elegido para encontrarse con Dios. “Su necesidad de comunicarse con Dios y estar con Él, es tan fuerte que se encuentra con personas con las que, de otro modo, nunca se habría relacionado”.

En la comunión, el poder del Evangelio se muestra de una manera especial: “Dios utiliza la misma palabra para fortalecer a los creyentes en situaciones muy diferentes”. Además, “al orar juntos y en voz alta ‘Perdónanos nuestras deudas’, los creyentes confiesan públicamente que todos, sin excepción, están necesitados de la gracia”. Por último, “como nadie es perfecto, la vida en la comunidad permite a los creyentes aprender a perdonarse, a reconciliarse y a superar sus diferencias”.

“Considero que es mi responsabilidad recordar solemnemente a los creyentes nuevoapostólicos que la participación en el Servicio Divino es una parte esencial de nuestra preparación para el retorno de Jesús”, enfatizó el Apóstol Mayor Schneider. “Únicamente por estas razones, invito a todos los hermanos y hermanas nuevoapostólicos a que se aferren a la asistencia personal a los Servicios Divinos cuando vuelva a ser posible”.

Tampoco se olvida de los que tienen que quedarse en casa, por ejemplo, por alguna enfermedad o por su edad: “Pueden estar seguros de que Dios cuida de ellos. ¡Intercedemos los unos por los otros!”.


Foto: Oliver Rütten

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