Los Sacramentos (58): Porque los cadáveres no comen

El Bautismo vicario: una referencia bíblica para la ayuda a los difuntos. Y parece que una conferencia de Obispos lo prohibió. Es lo que se dice. Pero esto no es correcto. Aquí la decisión y sus antecedentes.

Lo sucedido hasta ahora: En las primeras décadas del cristianismo, surgió la costumbre del Bautismo en representación. En algunos lugares, eran bautizados los miembros de la comunidad en lugar del fallecido. El Apóstol Pablo lo atestigua en la primera epístola a los Corintios. Y el Doctor de la Iglesia del siglo II, Tertuliano, informa al respecto.

El comentario paulino del llamado “Ambrosiaster” del siglo IV también hace referencia a este Bautismo vicario: según él, las personas en tiempos del Nuevo Testamento eran bautizadas “por los muertos porque temían que alguien que no hubiera sido bautizado no resucitara en absoluto o solo resucitara para ser juzgado”.

Ni Pablo, ni Tertuliano, ni Ambrosiaster, encontraron fallas en la motivación y la práctica del Bautismo en representación. Sin embargo, después vino la prohibición.

La prohibición bajo la lupa

“El Bautismo por los muertos fue prohibido por el concilio de Cartago en 397”. Así o algo similar es como se prefirió terminar con el tema, pero solo si se miran las cosas superficialmente.

Lo que realmente decidió la asamblea regional de Obispos del norte de África fue “que los cuerpos de los muertos no reciban la eucaristía”, porque “fue dicho por el Señor: ‘Tomad, comed’. Pero los cadáveres no pueden tomar ni comer”. Por esta razón, se debía dejar atrás este Bautismo.

De ahí que en Cartago, en el año 397, no se trataba del Bautismo vicario, el acto de representación realizado en los vivos para los muertos. Estrictamente hablando, estaba prohibido administrar la Santa Cena y el Bautismo a un cadáver, es decir, a un cuerpo muerto.

La asamblea de Obispos también lo confirmó en 419 en el mismo lugar con casi las mismas palabras cuando repasaron las decisiones de sus 15 reuniones anteriores. Pero, ¿de dónde salió eso de repente refiriéndose al Bautismo de cadáveres?

En la lucha contra los herejes

El solicitante del Bautismo muere demasiado pronto. Ahora yace en su lecho de muerte. Y debajo de la cama hay una persona viva. La persona viva responde cuando se le pregunta al muerto si quiere ser bautizado. Entonces el sacerdote comienza el acto.

Así se dice que ocurría en la primitiva Iglesia romana opositora de los marcionitas. Al menos eso es lo que informa el Padre de la Iglesia Juan Crisóstomo. Y los Obispos Epifanio de Salamina y Filastrio de Brescia tienen historias similares para contar sobre las corrientes cristianas secundarias de los cerintianos y los montanistas.

Sus explicaciones tienen algo en común: datan del siglo IV y forman parte de heresiologías, que eran escritos para combatir a los desviados y falsos maestros. Pero en ellos no se trata realmente del Bautismo por los muertos.

Una de las muchas cuestiones controvertidas

El trasfondo es más bien una disputa continua entre pesos pesados de la historia de la Iglesia sobre cuestiones muy importantes de la teología. En principio, el debate lo inició el filósofo eclesiástico Orígenes de Alejandría en el siglo III. El Padre de la Iglesia Agustín de Hipona, por así decirlo, le puso fin.

Una pregunta llevó a otra: ¿Realmente el Dios misericordioso quiere castigar a los seres humanos eternamente o todos serán redimidos al final? ¿La salvación solo puede alcanzarse en vida o sigue siendo posible después de la muerte? Cuando Cristo descendió a las profundidades más bajas, ¿solo liberó a los justos del antiguo pacto o también salvó a los pecadores y paganos convertidos?

Como tantas veces, se impuso el bando de Agustín, al que también pertenecía Crisóstomo: según éste, Dios castiga eternamente, la salvación solo existe en esta vida, Jesús solo ayudó a los justos y el Bautismo por los muertos no está permitido.

Costumbres que perduran

Sin embargo, estas costumbres no se pueden erradicar tan fácilmente. Así, en el siglo VI, el escritor eclesiástico y Obispo Fulgencio de Ruspe se sintió obligado a escribir el tratado “mortui cur non baptizentur”: “Por qué los muertos no son bautizados”.

“En el caso de los niños fallecidos o nacidos muertos no bautizados, la piedad popular eludía ocasionalmente esta prohibición mediante resucitaciones temporales milagrosas”, informa la célebre enciclopedia “La religión en la historia y en el presente”. Según la misma, esta práctica persistió “desde la Iglesia primitiva hasta los tiempos modernos”.

El nacimiento de un niño muerto puso en marcha un desarrollo en la entonces aún naciente Iglesia Nueva Apostólica. Al final de este desarrollo estuvieron los Sacramentos oficiales para los difuntos. Este es el tema de la próxima parte de esta serie.


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Andreas Rother
07.07.2022
sacramentos, declaraciones doctrinales