El Espíritu Santo fue prometido, ha venido y obra

Ascensión y Pentecostés. Mayo lo tiene todo. Y también los Servicios Divinos. Los hermanos y hermanas en la fe aprenden más sobre el anuncio del Espíritu Santo y Dios se les revela como Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Promesas del Espíritu Santo en el Antiguo Testamento

El Espíritu Santo ya obraba en tiempos del antiguo pacto. Por Él fueron colmados, inspirados y guiados profetas y reyes. El profeta Ezequiel predijo que los corazones serán renovados por medio del Espíritu Santo. En el primer Servicio Divino dominical de mayo, se examinará con más detalle la promesa de Ezequiel 36:27. Como don sacramental, el Espíritu Santo debe llenar permanentemente a los seres humanos, pero en la práctica esto no es automático. Pues este don solo puede desarrollarse en el corazón por medio de la fe.

Promesas del Espíritu Santo por medio de Cristo

Antes de su ascensión, Jesucristo anunció la venida del Espíritu Santo. El Espíritu Santo ocuparía el lugar de Jesús como Consolador y acompañaría a los discípulos como don y como persona divina. En el Servicio Divino del domingo anterior a la Ascensión, se retoma esta promesa de Juan 14:16-17. Por una parte, el “Espíritu de verdad” preserva todo lo que Cristo anunció. No habla de sí mismo, sino que en su obrar se refiere al Evangelio. Por otra parte, el Espíritu Santo obra en cada prédica que señala el obrar de Jesús y su retorno.

Seguir a Jesucristo

En la lectura bíblica sobre la Ascensión, se plantea la conocida pregunta: “Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo?” (Hechos 1:11). Su retorno es tan cierto como su resurrección y ascensión. Sin embargo, todos aquellos que siguen a Cristo deben creer en Él sin verlo. Aunque Jesús volvió al Padre, sigue amando a todos los seres humanos y está con los suyos en todo momento a través del Espíritu Santo. Son exhortados a seguir su ejemplo y continuar su obra. Y así Jesús envía hoy a los cristianos a amar y a servir a Dios y al prójimo.

Experimentar el poder del Espíritu Santo

Solo aquellos que reciben este don con fe pueden recurrir al poder del Espíritu Santo. Esto quedará claro en el tercer domingo. Aquellos que están unidos a Cristo y se esfuerzan por vivir toda su vida según sus enseñanzas pueden esperar la comunión eterna con Dios. El Espíritu Santo da testimonio de Cristo, santifica a los creyentes y los inspira para anunciar a los demás el alegre mensaje de la salvación: “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado” (Juan 7:38-39).

Servir con el poder del Espíritu

El último domingo del mes se celebra en todo el mundo la fiesta de Pentecostés. No solo se conmemora el envío del Espíritu Santo, sino que también se subrayan sus repercusiones para el presente. Dejar que el Espíritu Santo reine en nuestro corazón significa ser capaces de avanzar hacia el futuro sin temor: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7).

Este año el Servicio Divino de Pentecostés del Apóstol Mayor será transmitido desde Sudáfrica a todo el mundo .


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Simon Heiniger
03.05.2023
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