En foco 14: Alegría, diversas fuentes, un solo fundamento

La “Alegría en Cristo” no depende de la situación de vida de las personas. No sólo la encontramos cuando estamos felices y satisfechos. Esta fue la experiencia del Apóstol de Distrito Noel Barnes (Sudáfrica, Cabo). He aquí su contribución escrita a la serie sobre el lema del año.

Hace poco tiempo atrás leí algo interesante sobre el compositor Haydn (1735 – 1809)

Cuando le preguntaron por qué sus composiciones siempre sonaban tan alegres, él respondió: “No podría hacerlo de otra forma ya que compongo de acuerdo a los que siente mi corazón. Cuando pienso en Dios y en su gracia en Jesucristo, mi corazón se llena de gozo y las notan parecen danzar y saltar desde mi pluma. Dado que el Señor me ha dado un corazón alegre, seguramente seré perdonado por servirle con un espíritu alegre”.

Esto me recuerda hermosas experiencias y vivencias relacionadas con la Alegría en Cristo.

La palabra “alegría” se asocia generalmente con la risa y con pensamientos felices y placenteros. Incluso, reflexionando sobre esto, la alegría se origina de diversas fuentes, las cuales a veces no son compatibles con las circunstancias predominantes.

El poder alabar y adorar al Señor libremente y en forma segura es una razón para estar alegres. Sin embargo, no todos nuestros hermanos y hermanas poseen este privilegio. En algunas comunidades alrededor de la Península del Cabo, los miembros de la Iglesia alaban y sirven al Señor bajo condiciones de riesgo de vida. De tanto en tanto, los municipios donde viven son agraviados con crímenes violentos, pandillerismo o abuso de drogas. Los miembros de las pandillas se tirotean en medio de las calles y gente inocente queda atrapada en medio de los disparos. Muchos han resultado heridos y hasta han perdido la vida a causa de balas perdidas, algunos aún estando en sus propias casas. Aún así la vida continúa. Las personas van a trabajar y los niños a la escuela, etc.

Los Servicios Divinos y las actividades en las comunidades tales como los ensayos de coro se llevan a cabo con mucha precaución así como con mucha oración. Sorprendentemente, he descubierto en forma reciente cuán valientemente nuestros hermanos han superado dichos obstáculos. Ellos caminan por las calles junto con otros hermanos prolijamente vestidos en sus ropas blancas y negras (uniformes de coro) y van desde sus hogares a la comunidad o a los ensayos de coro. Y debido a sus vestimentas los pandilleros les “permiten” caminar hacia la iglesia.

Su alegría por el trabajo no disminuye, ni siquiera frente al enojo que enfrentan. Como muestra de mi admiración, les he regalado corbatas negras las cuales usan alegremente. ¡En la foto adjunta irradian alegría! Incluso, estos malhechores sociales detienen sus actividades hostiles ante ellos.

Impulsados por el lema Alegría en Cristo, la juventud de un Obispado cercano organizó un viaje misionero con una pancarta que decía “Movilizándonos por la alegría en Cristo”, demostrando así su deseo de que todos puedan ser testigos de su fe más allá de los confines de su área. Se comprometieron con actividades para recolectar fondos para cubrir el costo del viaje de misión de un día. El resultado: más de 300 jóvenes participaron en el viaje misionero a Robertson, a 160 km de Ciudad del Cabo aproximadamente.

La consigna “Movilizándonos por la Alegría en Cristo” se personificó en sus vidas. El grupo acompañado por sus líderes se dividió y visitaron cinco comunidades en el Oficio del domingo por la mañana. Luego del Servicio Divino surgieron nuevas amistades ya que la juventud interactuaba con los miembros de la juventud local. A partir de allí, juntos con la juventud del pueblo caminaron por las calles e iban de puerta en puerta invitando a todos los pobladores al concierto musical que realizaría la juventud visitante el domingo por la tarde. Este trabajo de amor dio paso a que más de 600 participantes llenaran el hall de la escuela local y disfrutaran del concierto.

A pesar de las circunstancias en su comunidad, ellos hallaron su alegría al compartir su fe.

Recientemente una madre joven acudió a su Obispo en búsqueda de ayuda ya que debía compartir una triste noticia con su hija de seis años. A esta mamá le habían diagnosticado cáncer y le quedaba poco tiempo de vida. Se le hacía muy difícil contarle esto a su hijita.

El Obispo se reunió con la niña y con el padre. Luego de saludarse la pequeña le contó alegremente al Obispo que había pasado primer grado en la escuela. Ella le dijo: “Ahora estoy esperando que mamá vuelva del hospital para disfrutar juntos de la Navidad”.

Con mucho cuidado él tuvo que darle la noticia sobre su madre. “Mamá no vendrá a casa, Jesús vendrá a buscarla”. Con mucho coraje la niña intentó frenar las lágrimas, pero no pudo. Luego, mientras sollozaba, ella dijo una maravillosa e inolvidable frase: “Aunque Jesús venga a buscar a mami, yo aún así lo amo”.

Esta joven niña había encontrado alegría en la tristeza.

Esto me recuerda a un himno: He encontrado alegría en la tristeza. Las palabras de la última estrofa dicen así:
Mi Salvador, en ti
hallo alegría, el bálsamo
la sanación y la bendición
la luz del sol y la calma.

Y así comprendemos que aunque la alegría provenga de diversas fuentes tiene un sólido fundamento: ¡Alegría en Cristo!

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Noel Edward Barnes
03.08.2015
lema , apóstol de distrito