Color del sitio web:

world.today

Día Mundial de la Alimentación: ¡Las personas satisfechas no leen!

octubre 15, 2016

Autor: Peter Johanning

Imprimir
Escúchalo

¡800 millones de personas están sufriendo hambre en todo el mundo en este momento! 800 millones de personas están enfermas por malnutrición, ante todo niños. Hoy morirán 24.000 personas porque no tienen qué comer o porque lo que tienen no les alcanza. Aquí un llamado de atención sobre el Día Mundial de la Alimentación.

Las consecuencias del hambre y la malnutrición matan a más personas que el SIDA, la malaria y la tuberculosis juntos. 200 millones de personas tienen bocio por falta de yodo. La falta de hierro conduce a la anemia, la falta de vitamina A a la ceguera. La lista de enfermedades por deficiencias alimentarias es larga.

Según una definición de las Naciones Unidas, padece hambre crónica aquella persona que ingiere menos de 2100 calorías por día. El 98 por ciento de los que mueren a consecuencia del hambre pertenecen a países en vías de desarrollo. Tres cuarta parte de los mismos son niños menores de cinco años. Así dice UNICEF –y la humanidad no reacciona. Aunque el 16 de octubre esté dedicado en particular a este problema, ¿a quién le interesa? Los hambrientos siguen teniendo hambre. Las personas satisfechas no leen…

El mundo tiene un problema de distribución, no un problema de alimentación

En los países en vías de desarrollo hay desnutrición, en los países industrializados sociedades consumistas con sobrepeso. Esto es un mito, no es así. Tan sencilla no es la cosa. En realidad, la tierra ofrece suficiente de todo, solamente tendría que estar mejor distribuido. Científicos, políticos, instancias éticas están de acuerdo en que el mundo tiene un problema de distribución, no un problema de alimentación. Llegan pocos alimentos a aquellos que los necesitan.

Aquí algunos datos:

  • 50 por ciento de los que pasan hambre son pequeños campesinos, que son tan pobres que no pueden comprarse nada para agregar a un plato lleno de comida para sí mismos y su familia. Una cosecha mala no sólo destruye su mijo, sino también su esperanza. Los precios del mercado mundial son explotadores y no cubren los esfuerzos invertidos. Dumping, barreras comerciales, estructuras de mercado dominantes, a pesar de que las causas son claras no hay soluciones a la vista.
  • El calentamiento global conduce a catástrofes naturales cada vez más frecuentes. Los conflictos armados, la corrupción, las dictaduras y el dominio del terrorismo afectan especialmente a los países que ya son pobres de por sí. Las personas viven en asentamientos marginales, no porque quieren, sino porque son empujadas a hacerlo. Seguridad a breve plazo a cambio del precio por la muerte por desnutrición. Las causas están a la vista, las soluciones no.
  • Las Naciones Unidas estiman que cada año 1,3 mil millones de toneladas de alimentos son arrojadas a la basura, residuos verdes. Matemáticamente esto alcanzaría cuatro veces para satisfacer a los que tienen hambre en todo el mundo. Hoy, según estudios científicos, se calcula que hay disponible un kilogramo de cereales por persona y por día. Son nada más que por cereales 3.000 calorías por día por persona. Causas claras, pero sin soluciones.
  • Incluso en los países ricos o en las grandes ciudades como Nueva York, Londres y Moscú hay cada vez más personas que concurren a comedores públicos. Sus ingresos no les alcanzan para saciarse. Otras necesidades de su vida también tienen su costo y son cada vez más caras. Al mismo tiempo crece precisamente en las localizaciones industriales la cantidad de personas obesas con un índice de masa corporal de más de 30. ¿Quién conoce una solución?

Una única receta patentada apropiada para sacar el hambre del mundo, como se logró con otras enfermedades, no existe. Las soluciones son complejas por factores sociales, éticos, politicos, económicos y geográficos. ¿Qué podemos hacer entonces? Preservar la creación, renunciar a algunas cosas: por ejemplo, comer menos carne, cargar menos biocombustible, usar menos aceite de palma, vivir conscientemente, comprar alimentos a conciencia, no desechar alimentos, compartir la comida, dar de comer a los que tienen hambre, donar y y y…

Foto: ChristArt – Fotolia

octubre 15, 2016

Autor: Peter Johanning

Imprimir