Para todos: el anticipo de la herencia divina

“Démosle a nuestro prójimo la posibilidad de tener una primera impresión del reino de Dios”. Así versa el mensaje de Pentecostés de 2018 que el Apóstol Mayor dirigió a los creyentes nuevoapostólicos de todo el mundo. ¿Qué quiso expresar con él?

Pentecostés no sólo es una celebración importante como el día de nacimiento de la Iglesia, dijo el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider el 20 de mayo de 2018 en Washington, EE.UU. Es más que eso, ya que Pentecostés muestra la fidelidad de Dios, porque Él cumple todas sus promesas. La encarnación, la muerte, la resurrección, la ascensión de Jesucristo y el envío del Espíritu Santo: hasta Pentecostés todo era inimaginable, aunque aún después sea inexplicable. “Sólo es posible comprender todo ello en la fe”, puntualizó el Apóstol Mayor.

Esto es justamente lo que también se aplica a los creyentes. El retorno de Cristo sucederá de un modo que no es posible explicar ni imaginar. “Pero algo sabemos: ¡sucederá! ¡Jesús retornará!“, recalcó la máxima autoridad de la Iglesia. “Esta es nuestra alegría de Pentecostés: Dios cumple su promesa. Nuestro Dios es el Dios fiel”.

La señal de la relación especial

“Hemos recibido el don del Espíritu Santo al recibir el Santo Sellamiento”, dijo el Apóstol Mayor al referirse a la cita bíblica de Efesios 1:13-14. La alegoría del sello muestra que: “Pertenecemos a Dios. Tenemos una relación especial con Él. Y a esta relación la llamamos filiación divina”.

La filiación conlleva una doble promesa. Por una parte, “Dios te ama como hijo”. Haga yo lo que haga, aunque haga todo mal, Para Dios no es nada: “Si regresas a Dios, te aceptará una y otra vez como su hijo”. Y por otra parte: “El Espíritu que resucitó a Jesucristo, también puede resucitarte a ti. Experimentarás tu propia resurrección”.

Garantía de redención

Con el Sellamiento Dios confirma su voluntad de salvar al hombre, explicó el líder máximo de la Iglesia y agregó: “Ningún poder está en condiciones de detener el plan divino de salvación y redención. Ninguna de tus debilidades puede impedir que seas redimido: no pierdas tu coraje. Inténtalo una y otra vez. Lo lograrás”.

“Dios nos da todo lo que es necesario para entrar al reino de Dios”. Nunca admitiría algo que hiciera fracasar la redención personal. “Pero esta garantía funciona únicamente, si el retorno de Cristo tiene la máxima prioridad para ti”.

El anticipo de la felicidad eterna

Con el don del Espíritu Santo, Dios convierte al hombre en el heredero de la vida eterna. Más allá de esta promesa, el creyente ya recibe hoy una garantía, un “anticipo” o también “una primera impresión”, como tradujo el Apóstol Mayor.

Recién en la gloria eterna, los hombres podrán ver a Dios tal como es. “Pero ya hoy podemos formarnos una muy buena idea. Podemos experimentar cada vez su presencia. Podemos reconocer cada vez más que sí, que Él es verdaderamente el amor, Él es todopoderoso, Él es realmente la gracia”.

Recién el futuro ofrece la paz eterna. Pero, “…si dejamos que el Espíritu Santo obre en nosotros, si permitimos que dé forma a nuestros pensamientos, deseos y esencia, esto siempre responde a los pensamiento, la voluntad y la esencia de Dios. Y de este modo ya experimentamos hoy la paz divina”.

En acción como equipo por Dios y con Él

“Dios es el todo en todo”– De ello también hay un anticipo: “Si el Espíritu Santo nos da forma, podemos vencer la codicia y el egoísmo”. Tampoco las diferencias naturales entre las personas impedirían la unanimidad en Cristo: “Necesitamos nuestras diferencias, porque queremos formar un equipo que luche por Dios y con Él”.

En definitiva, el Sellamiento significa ser testigo de Cristo. Significa demostrar que el Evangelio es más que un método para una vida exitosa o una recopilación de normas éticas. Porque “...la fe cristiana tiene su fundamento en una promesa: ¡lo importante es el futuro!”.

“Depende de nosotros que el prójimo pueda experimentar que Dios es amor, que Dios es gracia, que Dios es paciente”, dijo el Apóstol Mayor Schneider para finalizar. “De este modo apelo a vosotros en esta fiesta de Pentecostés: démosle a nuestro prójimo una primera impresión del reino de Dios”.

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