Más que miembros, hagamos cristianos

Cristo antes de Iglesia, Evangelio antes de reglas, salvación del alma antes de tradición: el preludio a la entrevista al Apóstol Mayor sobre estrategia ya ofrece pensamientos innovadores. Dividida en tres partes, en primer lugar trataremos como punto central las preguntas sobre autocomprensión.

En sus Servicios Divinos lo toca una y otra vez: ¿Cuál es la misión de la Iglesia y de los Apóstoles? ¿Nos la puede formular aquí una vez más en forma compacta?

Sí, con mucho gusto. Es claro para mí que Jesucristo gobierna en su Iglesia. Dio a sus Apóstoles el encargo de predicar el Evangelio en todo el mundo, hacer que los hombres sean discípulos de Cristo y dispensarles los Sacramentos. Deben preparar a la comunidad nupcial para el retorno del Señor.

¿Qué tiene esto que ver con una estrategia?

Veo una tarea importante del Apóstol Mayor y los Apóstoles en definir directrices estratégicas y campos de acción para que el apostolado pueda cumplir este encargo conforme a la voluntad del Señor.

Esto todavía suena muy general. ¿Que pautas estratégicas son concretamente?

Distinguimos nuestras acciones según varios objetivos. Nuestro objetivo final es predicar el Evangelio de Jesucristo fielmente y a conciencia en todo el mundo. Esto significa para nosotros como Apóstoles:

  • Queremos asegurarnos de que Jesucristo, no la institución ni una persona, ocupe el primer lugar.
  • Queremos definir la doctrina nuevoapostólica basada en la Biblia. Este es el propósito de nuestro Catecismo. Describe de manera clara y estructurada la doctrina de la Iglesia Nueva Apostólica válida en el mundo entero.
  • Queremos asegurarnos de que la prédica coincida con el mensaje bíblico y la doctrina.
  • Queremos dar prioridad a lo que es determinante para la salvación de los creyentes. Por más respetables que fueren las tradiciones de la Iglesia, nunca serán tan importantes como el mensaje del Evangelio en sí. Entonces es esencial establecer una distinción clara entre el mensaje del Evangelio y las reglas de la Iglesia o las tradiciones locales.
  • Por último, pero no menos importante, queremos asegurarnos de que todos los niños nuevoapostólicos en todo el mundo tengan acceso a las clases de enseñanza en la Iglesia y que las clases tengan calidad y se adapten a sus necesidades y a las condiciones locales.

Toda nuestra acción en la Iglesia debería estar concentrada en el Evangelio de Jesucristo.

Hacer de las personas discípulos del Señor, ¿qué quiere decir con esto?

Quiero describirlo de esta manera: queremos que las personas sigan a Jesucristo. Como Apóstoles, podemos hacer una contribución decisiva para lograrlo. El amor a Jesucristo y la fe en su doctrina deben transmitirse y promoverse en todas direcciones.

… ¿promoverse en todas direcciones?

Por supuesto, existen límites para estas acciones, pero Dios mismo los establece:

  • Le ha dejado al hombre la libre elección para tomar decisiones. La fe es un regalo de Dios para el hombre. El hombre debe anhelar este regalo y aceptarlo. No podemos obligar a nadie a amar al Señor, pero lo que podemos hacer es animar a nuestro prójimo a seguirlo.
  • El Evangelio es la verdad absoluta; no podemos adaptarlo al gusto de la gente. Dios nos pide que lo anunciemos intacto y puro.
  • Y, finalmente, asegurémonos de que la salvación ofrecida por Dios permanezca accesible para todos hasta el retorno de Jesús.

Atenerse al Evangelio que es eterno, es, por lo tanto, el factor determinante. ¿Queda, entonces, todavía espacio para el cambio?

Bien, los cambios deben estar y siempre vuelven a suceder, también en nuestra Iglesia. En lo que respecta a la fe, el Evangelio del Señor ofrece todo lo que una persona creyente necesita. Nuestra misión consiste en hacer de las personas discípulos del Señor y no miembros de la Iglesia.

También hay ejemplos contrarios …

Algunas congregaciones amenazan con escenarios apocalípticos y presagian un futuro terrible. Y enseguida proponen soluciones para mejorar la situación. Otros intentan atraer a las personas a las Iglesias con música, baile, sensaciones, emociones o apoyo material. Siempre hay nuevos ofrecimientos. Sin embargo, la experiencia muestra que estos métodos pueden ayudar a aumentar la asistencia a los Servicios Divinos, pero rara vez generan una fe profunda en el Evangelio.

Y, en su lugar, ¿cómo quiere usted afrontar esta misión?

La cumplimos si nos ocupamos de que las personas se sientan bien en la Iglesia, que experimenten el amor de Dios y la alegría de poder servir a Dios y a los demás, y que sientan la necesidad de orientar su vida en el Evangelio. ¡Este es nuestro principio guía!


La misión de la Iglesia, entonces, está clara. Pero, ¿cómo se puede llevar esto a la práctica? De esto se ocupa la segunda parte de la entrevista con el Apóstol Mayor, planeada para el próximo sábado. Lo que quedará claro en ella es que en una Iglesia mundial se necesita más de una respuesta.



Foto: Alex Ferguson

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