Papúa Nueva Guinea – Compartir es su fortaleza

Papúa Nueva Guinea siempre vale la experiencia. Ya sea por el gesto de compartir calzado el día del niño, los cultivos para el Servicio Divino del Apóstol Mayor o, hace poco, el aniversario bajo la lluvia tropical que no quería parar. Todas son historias de comunión y cohesión.

Brillan los ojos del Apóstol de Distrito Andrew Andersen y de su sucesor designado Peter Schulte, cuando se habla de Papúa Nueva Guinea. La Iglesia Nueva Apostólica cuenta con aproximadamente 100.000 miembros en el estado insular al norte de Australia. Y los hermanos en la fe del lugar velan una y otra vez porque todos se lleven experiencias especiales.

¿Cómo compartir algo con que cubrir los pies?

Entre las historias predilectas de ambas autoridades de la Iglesia encontramos la del día del niño, en el que durante un fin de semana se reunieron alumnos de las zonas rurales y urbanas. El domingo en el Servicio Divino fue posible comprobar que muchas niñas sólo vestían medias o zoquetes y otras llevaban zapatos.

El misterio se resolvió con una consulta: para su sorpresa, las pequeñas de la ciudad comprobaron que sus hermanas de las zonas rurales no tenían ni medias ni zapatos, y que por eso se veían obligadas a caminar descalzas. La idea de compartir corrió como reguero de pólvora a través del masivo encuentro. Así fue que unas compartieron las medias y otras, los zapatos. A todas les pareció la solución más lógica.

Trabajo previo para comida comunitaria

Sobre cómo compartir también da cuenta el contexto de la más reciente visita del Apóstol Mayor a Papúa Nueva Guinea. Al aterrizar en Kombikum, una localidad alejada y de difícil acceso por tierra, el piloto del avión experto en sobrevolar zonas selváticas no podía dar crédito a sus ojos. En medio del verde infinito de la selva se extendía un rectángulo, en el que desde lo alto parecían moverse miles de hormigas blancas y de otros colores.

“¿Qué es esto?”, preguntó el piloto. “¿Todas son personas?”. “Son nuestros hermanos en la fe”, fue la respuesta del Apóstol de Distrito Andersen. Más de 24.000 participantes se reunieron en ocasión del Servicio Divino a cielo abierto. Muchos de ellos habían viajado durante siete días para llegar. Hicieron el recorrido a pie. Y para ofrecerles cobijo y comida, las comunidades cercanas a Kombikum no sólo construyeron lugares donde alojarlos, sino que un año antes comenzaron a cultivar la tierra para ofrecer alimentos a los huéspedes que recibirían.

Un mar de tiendas para alojar a los huéspedes

La Iglesia Nueva Apostólica existe desde hace 40 años en las provincias de East Sepik y West Sepik (también llamadas Sandaún). Con un Servicio Divino el 15 de julio de 2018 en Wewak, la ciudad más grande de la región en la que la fe nuevoapostólica está ampliamente difundida, se pensaba celebrar el aniversario, pero el clima se rebeló ocasionando problemas.

Cuando al llegar el viernes, el Apóstol de Distrito Andersen y el Ayudante Apóstol de Distrito Schulte salieron del aeropuerto, no pudieron hacer otra cosa que fijar su vista en el enorme mar de tiendas que se extendía directamente frente al estadio de fútbol donde se realizaría el Servicio Divino. Parecían formar una ciudad. En ellas se había alojado a los hermanos en la fe llegados de regiones alejadas.

Preparativos en marcha a pesar de la lluvia torrencial

Las montañas surcadas por hondonadas y el sistema fluvial que ocupa mucha superficie en la región son un desafío importante para las personas. Trasladarse de un lugar al otro no es fácil. De modo que muchos ya debieron iniciar su viaje con mucha anticipación para llegar con puntualidad a destino. Con lugares de alojamiento provisorio, durante unos pocos días los participantes del Servicio Divino lograron incrementar un 25% la población de Wewak.

Las tormentas tropicales no son típicas para la estación del año de los festejos, pero al atardecer del viernes comenzó a llover copiosamente. Llovió sin parar hasta el sábado por la mañana, de modo que el mar de carpas quedó hundido literalmente en un mar, pero de agua de lluvia. Aun así, los hermanos en la fe continuaron con los preparativos sin dejarse amedrentar.

Parados en el suelo mojado durante el Servicio Divino

Aunque la lluvia cedió un poco el domingo por la mañana, la mayoría de los 9000 asistentes participaron del Servicio Divino sin un techo que los cubriera y parados en el suelo mojado, porque las gradas de la tribuna del estadio solamente estaban en condiciones de albergar al coro. De todos modos, nada hizo mella en el buen estado de ánimo.

El Servicio Divino del aniversario dejó una señal de comunión muy especial. No sólo se recordó a los pioneros nuevoapostólicos que habían llegado a la región, sino también a los misioneros cristianos que ya habían colocado los fundamentos mucho tiempo antes.

Dos Ancianos de Distrito, siete Evangelistas de Distrito, tres Pastores y dos Evangelistas fueron ordenados por el Apóstol de Distrito Andersen este día “Para cuidar la cantidad de miembros que se incrementa”. Así el relato de este día. Su conclusión fue: “En su alma, cada hermano y cada hermana se llevó a casa un ramillete de experiencias maravillosas que se recogieron en comunión”.

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Andreas Rother
28.07.2018
Papua-Nuevaguinea, vida en la comunidad